Capitulo 26: Juntos.

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Una fuerte cachetada impactó contra la mejilla de la Directora, el sonido del golpe lleno la oficina. Los dos agentes de ojos claros se quedaron estáticos y sorprendidos. El rostro de Dominique se giró bruscamente hacia la derecha por el golpe, dejando una marca roja en su piel.

La morena se quedó inmóvil, sin responder, en un silencio que era demasiado trágico para ser incómodo. Sara, con el rostro contorsionado por una mezcla de ira y desesperación, la tomó por el cuello de la camiseta y la acercó más a ella.

—Dime, ¿Has vivido con el miedo de que todas las personas que amas mueran? ¿Has vivido escapando? —Preguntó de pronto. Su expresión enojada no cambió y su voz sonó ácida, como si cada palabra fuera un veneno que necesitaba expulsar.

Dominique asintió lentamente, sintiendo una punzada de culpa por ello. Le parecía equivocado comparar su dolor con todo el que la pelirroja estaba pasando ahora.

Sus labios se movieron, pero las palabras salieron apenas como un susurro.

—He perdido personas…

El recuerdo de Aleksander, el más reciente, cruzó por su mente como una sombra dolorosa.

—Pero no a toda tu familia de un día para otro —La interrumpió Sara, su voz temblando ligeramente. Dominique solo continuó en silencio, sus ojos mirando hacia el suelo—. No has vivido por tres años escapando —Su voz se quebró, y por un momento, la furia en sus ojos fue reemplazada por un dolor profundo—. Vivir con la incertidumbre de si las personas que amas están muertas o siendo torturadas.

Una imagen de Paul instantáneamente cruzó la mente de la Directora sin preguntar, y su corazón se encogió como una hoja seca, crujiendo y reduciéndose. El solo pensarlo le provocó un pesado dolor en el estómago, como si una mano invisible le apretara las entrañas. Solo por pensarlo, había hecho que sintiera como si fuera realidad, aunque sabía que si eso llegaba a pasar, el dolor iba a ser mucho peor.

Las palabras de la chica llegaron a lo más hondo en ella, recordándole a las personas que había perdido. Théodore y Aleksander, cuyas ausencia le dolían, solo que la del ruso era más fuerte, también había perdido otros tantos que habían caído en el camino. Simplemente sacudió la cabeza y se negó a llorar en frente de la pelirroja.

Ya no quería volver a derramar otra lágrima, no frente a Sara, no frente a alguien que no fuera el jefe adjunto.

—Espero que nunca tengas que llegar a sentirte así —Le dijo Sara mientras soltaba su agarre lentamente—, porque se siente como morir, solo que peor porque estás vivo. Es un dolor que te consume, que te roba el aliento y te deja vacío por dentro.

Entendió que las heridas que se habían creado a lo largo de su vida nunca las curaría, porque no eran heridas, ya fueron recuerdos que la traumarizaron y formaron a la persona quien es ahora, destruyendo su versión de aquella chica que se le iluminaba la mirada y veía algo bueno en todo.

Se dió cuenta que no está sanando una mierda, solo había estado ignorando sus emociones.

Miro de reojo a Paul y acepto que él tenía razón.

De un movimiento inesperado rodeó a la pelirroja con sus brazos y la envolvió en un abrazo, Sara por un momento se tenso pero al sentir la calidez de la Directora le devolvió el abrazo.

—Lo lamento... —Dijo Dominique mientras daba unas pequeñas caricias en la espalda de la pelirroja—, era mi... nuestro deber proteger a tu familia —Se corrigió al sentir unos ojos plateados clavados en su nuca—, y no lo logramos.

Aunque no quería hablar de más, tenía que darle algo de esperanza a la pelirroja que tenía en sus brazos.

—Tu hermana está bien —Le susurró—, no se la llevaron.

Eyes For You (Domisker) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora