𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠ó𝐧

Capítulo 25

Corrí hacia Lara que ya estaba a punto de irse de la habitación y la detuve sosteniéndola por el antebrazo, pero la pelirroja se safó con fuerza y me observó con completa furia.

—¡No te lo conté porque es complicado! —exclamé con los ojos llorosos—. ¡Lara, entiéndeme, ni yo comprendo nada de lo que me está ocurriendo!

—¿Y Haruki sí?¿A él si le cuentas tus problemas?

—No, Lara —Se aproximó el japonés con rostro afligido—. No hagas esto así y escúchala, por favor.

—Déjanos solas, Haruki, te ruego —le pedí con súplica y el nipón asintió—. Amiga, no te conté porque las cosas han sucedido de forma extraña.

—¿Sabes qué me molesta de todo esto? —Preguntó la pelirroja y alzó una ceja—. Que algo intuí y te lo pregunté en el cumpleaños de Chen. Te dije mil cosas del puñetero Wu Zhen y me decías que no era cierto —Me apuntó y afiló la mirada—. Creí que tenías la confianza de decirme lo que sea, pero ya veo que no.

—¿Qué podía decir? —Exhalé triste—. ¿Cómo podía contarte que me gusta un hombre que está prometido y que, aunque siente algo por mí, me rechaza porque no existe la posibilidad de un futuro juntos? —Agaché la cabeza—. Me daba vergüenza contarte algo así y también temía que al verbalizar esto se sintiera... más... más real...

Lara me estudió furiosa y negó. Caminó hacia la puerta, no sin antes hablarme con frialdad.
—Te hubiese entendido como tú me entendiste con Chen. Ahora, dame espacio porque no es fácil procesar que tú amiga de toda la vida te esconda cosas y fingir que todo anda de puta maravilla —soltó sin más y se fue, dando un fuerte portazo que hizo que me exaltara.

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Acaricié el piano que reposaba en la sala y sentí un fuerte deseo de tocarlo, tanto, que no encendí las luces y simplemente me senté en el taburete.

Presioné algunas teclas al azar y pronto aquellas notas vacías comenzaron a tomar forma de la melodía de In a manner of speaking de Nouvelle Vague, Camille.
La canté con suavidad mientras cerraba los ojos y sentía aquellas letras como espadas a medida hasta que mi voz se oía con más potencia al igual que el sentimiento que estaba descargando con dolor.

Me detuve al sentir mis manos mojadas. Instintivamente, me sequé los ojos con la muñeca y me levanté con brusquedad, pero casi me caí cuando choqué con el cuerpo de Wu Zhen que estaba parado al costado. A diferencia de otras veces, no me asusté, pues sabía, por su fuerte aroma cítrico, que era él.
Ambos nos observamos en medio de la oscuridad que solo se iluminaba un poco por la luz de la luna que entraba desde el patio.

Lo estudié con enojo y le di una fuerte cachetada que le volteó el rostro. El cabello se desató y cubrió sus mejillas de sombras.
Asintió con lentitud y me miró.
—¿Cuál es el motivo de la cachetada, Mila?

—Casi me mataron y todo fue por culpa tuya, Wu Zhen —Sonreí con ironía—. Hay una mujer anciana en el restaurante que me mira con odio desde que me vio tocar. Al principio no entendía la razón de su molestia. Supuse que ella podía estar involucrada en la golpiza que me dieron esa noche, pero ahora... lo entiendo... —Lo miré con rabia y arrugué el entrecejo—, ¡resulta que esa vieja es la mamá de tu prometida, Wu Zhen! —Lo apunté con ira y él alzó las cejas ligeramente y sus labios se abrieron un poco al dejar caer su marcada mandíbula—. ¡Por supuesto que me mandaron a golpear al enterarse que yo vivo en tu casa! —exclamé—. Tu sabías que esa mujer es inversionista en el restaurante y no me dijiste nada esa noche... ¡Eres un mal nacido!

—¡Recién me vengo enterando que Yi Ze trabaja en ese restaurante, Mila! —Resopló con molestia—. ¿Acaso me dijo usted, alguna vez, que dónde toca es en el Blooming star? Cómo podría haberlo sabido si apenas cruzábamos palabras, Mila. Solo fue hasta hace unos pocos días que me lo informó y traté de advertirle, pero ya era demasiado tarde —explicó, acercándose a mí—. El día que la golpearon, fui a la casa de Wang Chu Hua y le advertí que no se atreviera a atacarla o rompería el compromiso, pero ni Yi Ze, que estaba ahí, ni su hija dijeron nada.