Líng Shēng se llevó la mano a la boca para silenciar la risa que quería salir desbordada desde lo más profundo de su garganta.
Como una espía, se escondió tras el inmenso árbol de cerezo y presenció la tierna escena que se mostraba infraganti ante sus ojos; Min, la frágil e inocente sierva, estaba besándose apasionadamente con el guapo, aunque un poco apático, Akihiro que, ni tonto ni perezoso, la rodeaba con sus hábiles manos.La hija del general, cansada de que ambos enamorados ocultaran su amor, salió de su escondite y se aproximó a ellos con pasos tan sigilosos que no la oyeron. Tosió de forma fingida y de inmediato se soltaron.
Ambos se espantaron al ver que se trataba de la jóven señorita Líng Shēng y, de forma automática, se reverenciaron.—¡Jóven ama, es mi culpa, yo la obligué! —exclamó con valentía el extranjero.
—¡No es así, señorita Líng Shēng! —gritó Min de modo suplicante—. ¡Yo me ofrecí y falte a los modales y etiquetas que tanto me has enseñado! —Se arrodilló a los pies de su ama—. ¡Castígame, por favor, pero deja ir a Akihiro, mi señora!
El extranjero la miró con sorpresa y negó. En un acto desesperado, se arrodilló también.
—¡No es cierto, señorita Líng Shēng, yo fui él que no paró de perseguirla y la cortejó hasta el cansancio! —Llevó su mano hacia la de la humilde sierva—. ¡Apaléame a mí, jóven señorita y déjala libre a ella, te lo ruego!La hermosa y jóven mujer miró a los enamorados con enojo.
—Akihiro, si en realidad la amas, ayuda a mi sierva a ponerse de pie y préstenme atención.De inmediato, Min se levantó mientras el extranjero tomaba con cuidado el delgado brazo de la dulce doncella.
—Mi señorita... —dijo la dama de Líng Shēng, pero esta la hizo callar con un gesto de mano.
—Puedo entender, Akihiro, que pienses mal de mí. No soy tonta. Noto que te desagrado —explicó y luego sacó un lindo abanico azulado con el que se echó viento—, pero no tu, Min. Deberías haber tenido la confianza de contármelo. De todas formas, el comandante y yo ya los habíamos visto besuqueándose por los rincones —la hija del general sonrió con dulzura al ver como la nueva pareja se miraba impresionada—. ¡Era tan obvio!
—Jóven ama, le pido que usted y el comandante me perdonen por mi indiscreción —Bajó la cabeza con vergüenza—. Arruiné la confianza que ustedes me han otorgado y manché la honorable misión que me otorgó mi emperador. Merezco la muerte.
—¡¿De qué hablas, hombre?! ¿Piensas en morir y dejar a mi sierva sufriendo por tu partida? —Líng Shēng lo golpeó ligeramente con el abanico en la cabeza y lo miró de reojo—. Le diré a mi padre sobre su amor y escogeremos una fecha auspiciosa para que ustedes se casen cuánto antes. Ahora, el banquete ya comenzó y ambos deben volver a sus funciones.
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𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠ó𝐧
RomansaMila Zhāng es una jóven y frustrada pianista, atormentada por visiones de una vida anterior y visitas fantasmales de una mujer extraña. Anhelando alcanzar sus sueños, y motivada por su mejor amiga, viaja a China, la tierra de sus ancestros, donde c...