Lara revolvió su café algo frenética y no paró de observarme con esos azulados y hermosos ojos, cuyas pupilas se veían como olas del mar; totalmente embravecidas.
Presioné mis labios, formando una fina línea y miré hacia los lados, ansiosa. No sabía si esperar que me lanzara la cuchara o me tirara un trozo de pastel de luna en la cara.
Me lo hubiera merecido, pensé.—Sigo molesta contigo y tendrás que hacer mérito para que perdone tu falsedad —dijo de pronto y le dio un sorbo a su taza—, pero eso será cuando acabe todo este tema de tu madre. No te daré más carga, así que postergaré mi furia y seguiremos adelante con esto, ¿queda claro? —Amarró su cabello de forma despreocupada en una coleta—. ¡Carajo, no puedo creer que te esté perdonando!
—Entiendo tu enojo. Realmente agradezco que... que aún así me quieras seguir ayudando —La miré con ojos de cordero—. Si quieres puedes darme un sope o algo, pero no sigas así.
La pelirroja suspiró y asintió con lentitud.
—Lo pensaré, pero eso será más adelante, por mientras, dime ¿hablaste con Liu sobre la ayudita para que nos respalde en esta pendejada que haremos? —preguntó alzando su arqueada y colorina ceja.
—Lo hice y no se negó a nada, al contrario, extrañamente... —Fruncí el ceño con duda—, lo noté hasta entusiasmado con la idea de ayudarnos, fíjate.
—El viejo tiene poca acción en su vida, ¿qué esperas? Esto es lo más adrenalínico que tiene —expresó con una sonrisa desganada.
—Creo que lo hace porque le recuerdo a... a su hija... muerta o algo así, supongo —Le di un bocado a mi crepé y golpeé con los dedos la mesa de forma compulsiva—. Recuerdos... recuerdos —repetí como un mantra y desvié la vista hacia la ventana.
—¿Has seguido teniendo esos sueños extraños que me comentaste alguna vez?
—Me han sucedido muchas cosas extrañas, Lara. Desde que llegué a este país todo se ha... ¿intensificado? —expresé como una pregunta para mí misma y resoplé—. Hace algunas semanas visité una mansión antigua, y sé que no lo creerás porque ni yo lo hago, pero... tuve una visión o un viaje como al pasado. Una mujer se me acercó y hasta me entregó una flor de Gaisang.
—Supongamos que lo creo, pero, ¿qué probaría la flor? —Mi amiga se rascó la nariz y se echó en el respaldo de la silla—. Sinceramente...
La llegada de Xue con su linda sonrisa detuvo las palabras de Lara. Inmediatamente la saludamos con aquel exceso de afecto que llevábamos impregnado en la sangre. La adorable chica ya se estaba acostumbrando a nuestro tradicional beso en la mejilla y el apretado abrazo, por lo que ya no se incomodaba como al principio.
Aún riéndose por la calurosa salutación, dejó un par más de pasteles de luna rellenos de crema de loto sobre nuestra mesa y luego me dedicó una tierna risita.
—Señorita Mila, no fue mi intención escuchar lo que hablaban, pero alcancé a captar lo que... dijo... —mencionó con evidente nerviosismo—. Las flores de Gaisang solo salen en verano, y con bastante dificultad, señorita. Lo sé porque mi abuelo es cultivador desde siempre —Me miró con los pequeños ojos y relajó el semblante—. He oído historias como la suya..., quiero decir..., sobre... sobre personas que son visitadas por las almas del pasado para completar ciclos que no se cerraron —Dirigió su atención a la pelirroja—. Ellos no tienen límites, señorita, pueden hacer toda clase de cosas, incluso movernos de nuestra era y esa flor de Gaisang de la que habló la señorita Mila, es... es una prueba de que todo lo que está viviendo es real, no una fantasía.
Las tres nos contemplamos en silencio por algunos segundos, meditando en aquellas místicas explicaciones de la adorable mesera.
—Eres un sol, Xue. Sinceramente, me hace sentir menos loca el saber que hay otras personas a las que le ocurren esta clase de... de experiencias paranormales —Le dije con seriedad y la chica asintió con humildad.
—Xue, ¿has ido a una fiesta latina? —inquirió Lara con expresión alegre, cambiando el tema.
—Jamás he tenido esa oportunidad. ¿Por qué, señorita Lara? —Sus ojos se agrandaron y brillaron con ilusión.
—El fin de semana haremos una en el departamento nuevo que alquilé con mi novio y estás invitada.
Miré a Lara con los ojos desorbitados. No sabía si enojarme o callar, puesto que así se debió haber sentido cuando le oculté lo que ocurría con Wu Zhen.
—¡Oh, señorita, por supuesto que iré! —exclamó la chica con alegría y nos dio su número telefónico antes de volver a sus labores.
Comí con molestia mis pasteles de luna y tomé hasta los de Lara, llenándome las mejillas como una ardilla. Enojada, evité mirar a mi amiga a los ojos.
—¿Estás molesta? —preguntó con tono burlón—. Recién decidimos esto con Chen, no tuve tiempo de decírtelo, además, tu también me ocultas...
—¡Ya... entendí! —vociferé con la boca llena e hice un puchero que le sacó una sonrisa a la pelirroja.
Mi móvil vibró y le hice una seña de pausa a Lara.
"No me creíste cuando te dije que mi relación con Wu Zhen es real, pero como no me gusta de quedar de mentirosa, entonces ven a la torre Liangjiang Ting del Eling Park y verás que el único que te está tomando el pelo es mi prometido."
Presioné tan duro mis dientes que pude sentirlos crujir. Aunque no paraba de pensar en que tontería haría esa chica para hacerme sentir menos, decidí callar y no contarle nada a la pecosa pelirroja. Suficiente tenía con exponerla al peligro de matones de cuarta como para, encima, meterla en este asunto con un par de locas millonarias.
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La ciudad de Chongqing comenzaba a brillar de forma maravillosa con la llegada de la tarde noche anaranjada, pese a que el viento y el frío aún no se iban, ni tampoco mi inquietud por lo que haría, las vibras mágicas de cada puente y cada vieja casa me hacían sentir en profunda comodidad.
Con la compañía de la música en mis oídos, llegué a la entrada del enorme parque y caminé procurando respirar lento para no tener un ataque de ansiedad.Vi toda clase de paisajes dentro del gigantesco lugar; puentes antiguos, casonas clásicas de la dinastía Qing, el lago artificial Ronghu, que se veía algo oscuro por la temporada, pero mi mandíbula casi se cayó cuando pasé por el jardín Nanyuan; hermoso y vibrante, rodeado de gorditos crisantemos. Me detuve allí unos segundos que contenían la enorme intención de explorarlo a cabalidad, pero la razón me hizo seguir adelante, hacia la enorme torre de ocho pisos que se mostraba imponente con la infraestructura clásica de la china profunda y antigua.
Al subir el primer escalón, Happier de Olivia Rodrigo comenzó a sonar en mis audífonos casi como una advertencia, pero su voz melodiosa era tan calmante que no se me pasó la idea de cambiarla.
Observé el segundo piso y no ví nada más que un par de turistas tomando fotos a la hermosa vista de vegetación que rodeaba el edificio.
Algo similar fue con el tercero, el cuarto y el quinto, sin embargo, al llegar a la sexta planta, en medio de todos los visitantes, noté en el extremo una pareja. La chica, que estaba apoyada contra la baranda, se colgó del cuello del hombre que me estaba dando la espalda, y sin más, le dio un beso para luego poner su rostro en su hombro. Aquella angelical cara que me miraba con una sonrisa de orgullo y alzaba una ceja con malicia, era la de Wang Chu Hua.
Agudicé la vista y no podía mentirme, la silueta corpulenta y atlética era la del mentiroso maestro.Tragué saliva y me quedé en blanco parada como una estúpida incapaz de reaccionar. Solo sentí las lágrimas agrias y tibias caer por mis mejillas al encontrarle total sentido a la letra de la canción.
Oh, I hope you're happy,
but not like how you were with me.
I'm selfish, I know.
I can't let you go,
so find someone great, but don't find no one better.
I hope you're happy, but don't be happier.

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𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐚𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠ó𝐧
RomantizmMila Zhāng es una jóven y frustrada pianista, atormentada por visiones de una vida anterior y visitas fantasmales de una mujer extraña. Anhelando alcanzar sus sueños, y motivada por su mejor amiga, viaja a China, la tierra de sus ancestros, donde c...