Capitulo 11

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Después de equivocar el camino y salir al patio, encontré a una empleada que me guio al comedor. Dentro del mismo destacaba una mesa como para quince personas en ella se encontraba Miguel,  sentado a la cabecera. Noe a su derecha, junto a ella la abuela Valentina, a la izquierda Antonio y a su lado Darío. Cuando me vieron todos detuvieron sus movimientos y me miraban con extrañes, me sentí avergonzada y incomoda de mas.  

-Buen día a todos - Fue lo único que se me ocurrió decir-

Noe, se levanto y corrió hacia mi tomándome de la mano y arrastrándome a la mesa. 

-Siéntate en mi lugar Ana, yo ya me voy -La pequeña salió como un rayo dejándome sentada arlado a su hermano, que suerte la mía-

Tan rápido como se fue algunas empleadas retiraron los platos de la pequeña y colocaron nuevos. Realmente el desayuno era de reyes no faltaba nada, había desde postres hasta frutas, jugos y algunas cosas que no reconocí. Todo seria perfecto si los dos hombres de la familia Moreno no tuvieran la vista clavada en mi. 

- ¿Como siguen tus heridas niña? Te vez mucho mejor - Agradecí a la abuela Valentina, por sacarme de un momento tan incomodo -

Le conteste alegremente y pronto desayunamos agradablemente enfrascadas en una conversación, me agradaba la anciana. Aunque los hombres no quitaban la atención de mi los ignore por completo en el recorrer del desayuno.    

La abuela parecía conocer mi intención y luego de comer le pidió a una empleada que me hiciera un recorrido por la casa, tendría que darle las gracias después.  

La casa realmente era enorme y estaba tan equipada como una pequeña cuidad, biblioteca, dos salas de estar, piscina climatizada y otra afuera, sala de juegos, sala de cine, cancha de tenis, invernadero, jardines con diferentes tipos de fauna y un gimnasio que contaba hasta con un pequeño ring y maquinas de todo tipo.   

Pero eso no fue lo que me llamo la atención por extraño que pareciera, habían mas de cuarenta cámaras de seguridad con sensor de movimiento y visión nocturna, deje de preguntarme como yo sabia eso, cuando conté mas de veinte guardias de seguridad y en mi mente  pude visualizar que tipo de armas cargaban y como ensamblar cada una. 

Ya no tenia ninguna duda que yo no era, ninguna simple estudiante extranjera. Tenia que recuperar mis recuerdos lo antes posible.  

Me detuve ante la mirada de una mujer con uniforme de mucama que ya había visto antes y podía apreciar nuevamente la mirada de hostilidad hacia mi. La rubia parecía querer matarme, pero solo se dio la vuelta y salió de mi vista, fruncí el seño inconscientemente. 

- Retírate yo acompañare a la señorita desde aquí - Para mi sorpresa era Antonio, el primo de los hermanos que le dio la orden a la empleada que me acompañaba-

El tipo me daba mala espina, no tanto como su primo pero ahí estaba esa sensación que me provocaba estar en guardia.

- Parece sorprendente lo rápido que te recuperas - Su tono de voz sonaba a la defensiva-

- Eso parece, pronto podre irme - Preferí dejarle claro que no era una amenaza y darle a entender que no buscaba nada de ellos, ya que imaginaba que gente tan adinerada pensaría que quería sacar algún provechó de todos modos- 

- ¿Y adonde irías ? ¿O acaso ya recuperaste tus recuerdos y lo estas ocultando?-  Su tono cambio a uno de interrogación rápidamente, en el fondo me alegraba que mostrara sus verdaderos colores - 

-No necesitó tener mis recuerdos para irme, solo debó buscar donde estudiaba o vivía y armar mi rompecabezas desde ahí ¿ No te parece? - Tal vez mi tono de voz fue un poco arrogante ya que su cara mostro el desagrado a mi respuesta-

- ¿Sabes que? - Se acercó a mi peligrosamente - No te creo nada, no creo que hayas perdido la memoria, ni que llegaras aquí por casualidad-  

- Antonio ... - Mi voz salió sedosa pero con una pisca de burla - No crees que estas exagerando un poco, mira mi tamaña crees que podría ser dañina de alguna manera - Ahora yo  comencé a acercarme y el a retroceder. ¿Que carajos estaba haciendo? A si, el trataba de intimidarme y yo no lo iba a dejarle, después analizaría el por que - No te parece que un hombre tan grande y fuerte como tu no debería estar asustando a una niña como yo - Sonreí inocentemente -   

- Tu eres peligrosa - El dejo de retroceder y me enfrento pero yo no tenia miedo -

- ¿Lo soy ? ¿Como lo sabes? Si ni yo puedo saberlo. Pero déjame ponerte algo en claro, no soy de esas chicas que se dejan intimidar y no necesitó tener mis recuerdos para saber eso- Unos aplausos nos hizo tomar distancia y mirar desde donde venia el ruido- 

Miguel, se encontraba de lo mas divertido sentado en una banca, su mirada viajaba de su primo a mi. 

- Parece ser que Noe, tenia razon. La chica tiene agallas tantas como para plantarte cara Antonio.- El aludido bufo con molestia y se fue sin mirar atrás- 

- ¿Tu lo enviaste a intimidarme?- 

- No, pero me alegra a ver visto a esa fiereza que tanto elogió mi hermana-

- ¿Que dijo Noelia, para que estuvieras tan curioso? -

- Siéntate y te cuento- El palmeo el espacio a su lado y yo obedecí- 

- El hombre que las secuestro se hacia llamar Némesis, era un tipo duro en el mundo de la mafia y se dedicaba a secuestrar mujeres y venderlas ¿Eso te lo conto Noe, verdad? - Asentí - Bueno resulta que el intento probarte antes de venderte - Se me puso la piel de gallina-

- ¿Probarme es igual a violarme verdad?- 

- Correcto, pero tu te le revelaste y eso no es poca cosa. El fue quien te dejo esa marca de quemadura en el hombro - Inconscientemente toque la marca - Noe, dijo que cuando caíste de rodillas hiciste una maniobra y le lanzaste una patada al mentón que lo derivó- ¿Yo? -Eso no es poco decir el era un hombre grande y fornido -

- Que loco entonces soy un tipo de karateca o algo similar - El se carcajeo dejándome un poco embobada por esa hermosa sonrisa-

- Eso parece -

Discípula de la mafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora