Affection and Desire | Gilbert Blythe | lgbt

25. Huida

Mas tarde estábamos en el tren, la adrenalina que me causó la noticia que nos dio Rachel y nuestra rápida salida comenzó a bajarse conforme el tren avanzaba, así que me sentí cansado y me costaba mantener los ojos abiertos.

—¿Tienes sueño cierto? —me preguntó Gilbert.

—Si, me siento muy cansado.

—Lo sé, cariño, recuéstate en mi hombro.

Miré alrededor, el tren estaba lleno.

—¿No estamos ya en suficientes problemas por demostrar afecto en público?

—No importa, estas personas no nos conocen, además sé como arreglarlo —palpó su hombro invitándome a recostarme.

—Bien.

Lo hice, cerré los ojos enseguida.

—Tranquilo, no es nada malo, somos hermanos —dijo Gilbert momentos después, abrí un ojo y noté a un hombre mirándonos.

—No se parecen en nada —dijo el hombre casi gruñendo.

—Somos hermanos adoptivos, crecimos juntos desde niños, él está muy cansado pues hemos estado haciendo viajes para resolver asuntos familiares.

—Ah, entiendo —respondió el hombre y volvió su mirada al periódico.

—Ahora estamos bien —me susurró Gilbert.

Llegamos a Charlottetown por la tarde, pedimos un carruaje público y Gilbert le dio las direcciones al chofer para llegar a casa de Winnifred. Mas tarde nos encontrábamos frente a una grande y elegante casa, Gilbert carraspeó con nerviosismo y comenzó a acercarse a la puerta.

Nos atendió el ama de llaves, quien al ver a Gilbert se mostró confundida, nos hizo pasar a la sala principal y fue a buscar a Winnifred.

Momentos mas tarde la joven entró en la sala.

—¿Qué haces aquí? Deberías irte, si mi padre se entera te matará —dijo ella alterada mientras se acercaba.

—Nos iremos en cuanto prometas hacer algo para solucionar el problema en el que nos has metido —dijo Gilbert seriamente.

Winnifred elevó una ceja con confusión.

—No entiendo de lo que hablas...

—Hablo de la carta, Winnifred, estamos en problemas por ello.

—Gilbert creo que ella no lo hizo —dije en cuanto noté que la joven seguía realmente confundida.

—Sea de lo que sea que hablen, no fui parte de nada que los involucre ¿correcto? —ella tomó asiento y con una mano nos señaló un sofá invitándonos a hacer lo mismo.

Gilbert tomó asiento delicadamente y yo hice esfuerzos por no echarme a dormir, era tan cómodo y yo estaba tan cansado.

—Winni, lo siento, es que alguien envió una carta desde otra ciudad acusándonos por nuestra relación, ahora estamos a punto de que nos juzguen por ello —dijo Gilbert con la mirada baja.

—Eso es terrible, jamás haría algo así por mucho que me dolió lo que sucedió entre nosotros —respondió ella.

—Gracias por comprender mi situación, eres una buena persona Winnifred, mereces que te amen de una manera excepcional así como lo hago con Dante. A pesar de que todo el mundo cree que estamos haciendo mal...