15. Puente

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—¿Te gustó el campamento? —preguntó Matthew mirándome de reojo.

—Estuvo... Fue gran —me reí—... para que te miento, me aburrí demasiado. Pero al menos pasamos un buen rato juntos.

—Tienes razón, al menos rescatamos algo del campamento, aunque también apuesto a que la noche que pasaste con Gilbert fue buena —sonrió pícaramente.

Me llevé la mano a la frente con nerviosismo.

—¿Se lo vas a decir a Marilla? —pregunté.

—No si no quieres que lo sepa —me guiñó un ojo.

—Buscaré un buen momento para contárselo yo mismo.

—Me parece una idea genial.

Caminamos en un silencio cómodo el resto del trayecto y una vez que llegamos a casa, Anne se encontraba en la entrada de la casa, sentada en la madera vieja con las piernas cruzadas mientras juntaba unas flores silvestres para crear una corona con ellas, el sol relucía en su cabello haciendo que brillase de una forma preciosa. Levantó la cabeza y al vernos se levantó de un salto, dejando un montón de flores regadas a su alrededor, corrió hasta estar a nuestro alcance y nos abrazó en conjunto.

—Los extrañé mucho. Deben contarme toda su aventura —dijo con su voz resonándome en el oído.

—Yo no tengo mucho que contar, quizás tu hermano la haya pasado mejor —dijo Matthew.

Anne se separó y me miró. Le extendí una sonrisa y levanté las cejas para dejarle en claro que era cierto.

—Pues vamos dentro, no puedo esperar a escuchar sus aventuras —dijo mientras entrelazaba cada uno de sus brazos con los nuestros y nos llevó hasta la casa.

Estar dentro de casa me activó una especie de nostalgia, su calidez y aroma característico a madera, leña quemada y el dulce aroma del pan de Marilla horneadose, sabía que tenía una familia pero el sentir todo aquello me hizo recordarlo con cariño. Marilla asomó la cabeza desde la cocina y nos sonrió, se limpió las manos en el delantal y fue a recibirnos con un abrazo.

La comida fue magnifica a pesar de ser lo mas simple, pero a comparación del pescado sin sabor era un total banquete y finalmente pude saborear aquel suave y delicioso pan recién horneado, se deshacía en mi boca con tanta suavidad que volví a sentir que estaba en un hogar, en mi hogar.

Después salí hasta los establos acompañado de mi hermana, deseaba mucho montar un rato en mi hermoso caballo negro, así que después de acariciarlo un poco lo ensillé y Anne como siempre eligió a Belle. Salimos con ellos hasta el campo mas cercano mientras le contaba a Anne de mi noche con Gilbert, ella parecía aun mas entusiasmada que yo.

—Por cierto —dijo después de la euforia de mi anécdota—, ha llegado una carta del alcalde para comunicarte que la próxima semana comenzarás las clases de equitación, ahí viene el horario, te la daré cuando estemos en casa.

—Que gran noticia, por fin me haré de mi propio dinero para poder ayudar a Matthew y comprarle algo bonito a Gilbert.

—No te olvides de tu hermana favorita —dijo haciendo un puchero.

—Jamás me olvidaría de ti —dije.

•••

Al día siguiente tenía que ir a la escuela a un grupo de estudio que habíamos planeado y llegué con un ánimo mucho mejor del habitual, deseaba tanto ver a Gilbert, aunque en el fondo aún tenía cierta inseguridad por lo último que habíamos hablado.

Al llegar lo saludé de lejos y él me devolvió el saludo con una sonrisa que me derritió completamente, pero no se acercó a mi pues estaba terminando unos deberes que le había dejado la maestra en sus clases extra. Pasé toda la mañana esperando la hora del descanso para acercarme por fin a él, pero al llegar la hora se excusó con una mueca diciéndome que aun tenía trabajo por terminar.

Affection and Desire | Gilbert Blythe | lgbtDonde viven las historias. Descúbrelo ahora