Aria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...
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"Harley, era como las estrellas: hermosas, lejanas, y siempre alumbrando mi oscuridad.".-Aria
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Aria
La música de mi cuarto resonaba con fuerza. Podía oír a través de ella los gallos que le salían a Eri y a Cole, haciendo que una estruendosa risa se apoderara de mí. Los tres nos estábamos preparando para una fiesta que se había organizado en una de las fraternidades de la universidad que no estaban muy lejos de aquí. Me quedaba una semana para irme a Francia, lo que implicaba que no podría verlos en un par de días.
Me hubiera gustado que se vinieran conmigo, es de esas veces que, si pudieras, si tuvieras esa capacidad cogerías a tus dos mejores amigos y los meterías en una maleta sin dudarlo para llevarlos contigo, como si fuera una extensión más de tu cuerpo. La verdad es que no me hacía especialmente ilusión salir, y menos de fiesta, pero, me anime cuando supe de que se trataba una de disfraces.
Desde que era pequeña siempre había adorado disfrazarme y, hoy en día seguía con esa fijación y con esas ganas de seguir caracterizándome de algún personaje del cual, tuviera mucho cariño. Estuvimos por tres días hablando de que nos podíamos disfrazar, pensando, y viendo ideas que nos pudieran ayudar para crear el disfraz más original que pudiésemos encontrar, pero al final, no hallamos nada que nos llamara especialmente la ilusión.
Optamos finalmente por disfrazarnos de conejos playboys, sí, es un tanto revelador, pero, como decía la abuela de Cole; una española con mucho arte y con mucho carácter: "Lo que se vayan a comer los gusanos, que se lo coman los cristianos" La verdad, es que nunca había entendido ese dicho, hasta que me lo explicó Cole, y desde ese entonces he tenido ese dicho muy presente en mi mente cada vez que me quería poner una cosa.
La verdad es que el disfraz no era complicado, y fue bastante barato. El disfraz consistía básicamente en un body de color negro, con las orejas en la cabeza, y unas medias de rendijas acompañadas de unos tacones y una pajarita que, le daba ese toque sensual y típico del conejito playboy. Cole iba sin camiseta, dejando al descubierto su pecho, con unos vaqueros de cuero y sus botas negras, la verdad es que estaba muy guapo, muy sensual, como solo podía ser Cole.
