Aria siempre ha sido una chica risueña y alegre, capaz de encontrar el lado divertido de cualquier situación. Pero su optimismo es puesto a prueba cuando su madre decide mudarse con su nueva pareja. Ahora, Aria se enfrenta a un desafío mayor: adapta...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Mientras el café se enfriaba entre mis manos, el vacío en mi pecho se expandía, llenando cada rincón con una melancolía que no lograba calmar.".-Harley
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Harley
Sostenía mi taza de café en la mano, contemplando con la mirada perdida aquel mejunje de color marrón. Mis pensamientos estaban enfocados en ella, en Aria. Habían pasado tres días desde que decidí no hablar con ella para aclarar mis ideas. Había sido duro, difícil; la extrañaba demasiado, añoraba su voz, su sonrisa que hacía que mis días fueran mejores. Estos días habían sido un completo infierno para mí. Todo me recordaba a ella, y me sentía tan angustiada y decepcionada. Entendía por qué había hecho lo que hizo; su amigo necesitaba ayuda. Sin embargo, el dolor que sentía, esa sensación de abandono, pudo conmigo. Sentía que ya no la tenía, que se había ido, y que tarde o temprano me abandonaría. Eran pensamientos autodestructivos, lo sabía, y no podía controlarlos a pesar de que quería y deseaba poder hacerlo.
Tenía sesión con la Dra. Sophia Clark. La verdad es que me había costado tomar la decisión de ir al psicólogo nuevamente, pero sabía que debía hacerlo, que necesitaba sanarme, que ya había llegado el momento de buscar ayuda. No podía seguir así, y si no ponía solución, iba a empeorar. Había quedado con ella por la tarde. Estaba un tanto nerviosa, pero sentía una esperanza que hacía mucho tiempo no sentía. Tenía ganas de gritar, llorar y expresar todo lo que me consumía, todo lo que adueñaba mi mente.
Dándole un sorbo al café que ya estaba frío, me dispuse a recoger mis cosas para ir a ensayar con el grupo. La verdad es que habíamos quedado extremadamente temprano, ya que sentíamos que debíamos ensayar más tiempo para llegar al nivel que deseábamos. Stacy, Esmeralda y Nancy estaban ilusionadas por la oportunidad que el destino nos había brindado, y debíamos aprovecharla. Era una forma de ser reconocidas y de que consideraran a nuestro grupo para futuros proyectos. Era algo que daba vértigo, pero al mismo tiempo era emocionante. Íbamos a aventurarnos en algo desconocido, algo incierto, que poco a poco nos podía adentrar en el mundo de las bandas de música. Era una experiencia única que muy pocos podían experimentar, y debíamos sentirnos orgullosas de que estábamos entrando y dejándonos ver en ese tipo de ambientes.