Capítulo 15

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"Entre la fragilidad de mis decisiones y la intensidad de mis sentimientos, me encontré dividida entre la necesidad de dejarla ir y el miedo a lo que podría suceder si lo hacía

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"Entre la fragilidad de mis decisiones y la intensidad de mis sentimientos, me encontré dividida entre la necesidad de dejarla ir y el miedo a lo que podría suceder si lo hacía.".-Harley

-Harley

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Harley

La cafetería estaba atestada de gente, incómoda, removí mi taza, con la esperanza de acallar los nervios que se estaban apoderando de mí. Después de una semana en la que decidí que no hablaría con Stacy me atreví a dar el paso y quedar con ella. Sabía que no era buena idea, que debía haberla bloqueado, haberle echado de mi vida, pero no era tan fácil, no, cuando Mila me llamó diciendo que su hija estaba hundida y mal y que casi hace una locura. Cuando me dijo eso sentí una presión en el pecho, la culpabilidad se adueñó de mí. Stacy siempre había tenido una conducta autodestructiva, tanto con ella como los demás.

Muchas de sus amistades se habían alejado de ella por su carácter, por su manera de ser, yo había sido la que había estado con ella en todo momento. Cuando la conocí no era así, era la mujer perfecta, era perfecta ante mis ojos, pero, el desgaste de la relación, la desconfianza y las discusiones habían hecho que poco a poco la toxicidad nos consumiera.

Yo era consciente de que esto no era sano, de que era malo para las dos, que lo mejor, era, sin duda, alejarnos, dejar que pasara el tiempo, curarnos de las heridas que teníamos sin cicatrizar. Ella había actuado de manera dócil por el teléfono, pero siempre me hacía lo mismo, siempre la misma temática y no puedo negar que estaba cansada.

Además, mi humor no era el mejor. Había tenido que contemplar como Dante había acudido a mi casa, como un príncipe azul cogiendo a la princesa.

No era mal tipo, pero no me caía bien, desconocía el porqué. No me gustaba verle, no me gustaba ver como besaba en la mejilla de Aria ni mucho menos como hacía que girase sobre ella misma y le dijera la típica frase: "Estás preciosa" ¿Cómo no iba a estar preciosa? ¡Ella es preciosa! Tuve que contenerme varias veces para no decir esas palabras que cruzaban mi mente continuamente.

Estaba extraña, cada día que pasaba se me hacía más difícil oír a Aria hablar de Dante, me costaba mucho, demasiado. Veía ese brillo tan característico de ella, esa sonrisa, como se movía por la casa como una bailarina enseñándome los modelitos con la esperanza de que le dijera cuál le quedaba bien.

Perdona Si Te Llamo Amor-Primer Libro De La Saga: Perdona Si Me Enamoro-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora