Capitulo XIX

340 49 15
                                    

“El éxito en la guerra se obtiene acomodándonos cuidadosamente al propósito del enemigo”.

—Anónimo.

Asteria Magno.
4 años atrás.
Rusalkas.
Lugar desconocido.
11 de diciembre.

Parpadeo, no sé cuánto tiempo he estado inconsciente, se siente como una eternidad. Me arde la cabeza y siento que no respiro bien tengo material médico a mi alrededor lo sé por los sonidos.

   — Reemplazamos su pulmón derecho, no pudimos salvarlo estaba demasiado dañado por la apuñalada, así que hicimos lo que pudimos para salvarla gracias a sus indicaciones teníamos varias unidades para atenderla, es probable que esté inconsciente durante algunas semanas le dimos una reanimación con demasiado voltaje como ordenó mi Boss ella está viva —. Dice un hombre. Por eso me cuesta respirar, me han cambiado un pulmón — Felicidad, señor…

Escucho como mueve una carpeta de uno hacia el otro. Estoy medio inconsciente. Mis sentidos están agudos a excepción de mi olfato me arde respirar. Mis oídos captan movimientos pequeños como el sonido de respiraciones, movimiento ansioso, el pie moviéndose y haciendo un sonido sobre asfalto. Escucho como quitan el seguro a un arma y después disparan. 6 disparos. El sonido es sordo y brutal al igual que los cuerpos cayendo al suelo.

   — Zakar, desaste de esta mierda, prepara el regalo de mi khul'dry —. Al escuchar esa voz me pegó una cachetada de realidad.

«¡No estoy muerta!»

«¡¿Por qué no estoy muerta?!»

Mi corazón se inicia a quebrar escucho el ruido sordo de como esté se rompe pedazo tras pedazo, siento tanto dolor por qué esto no puede ser verdad ¡No con él! Todo menos él. Yo necesito llegar a mi padre, ese era mi destino estar a su lado hasta la muerte, ahora no sé en donde estoy. Abro un poco los ojos viendo este lugar. Hacia arriba solo hay un muro muy alto, no hay nada más que una ventana a unos 700 metros de mi lugar. Está demasiado alto.

Trato de moverme, pero me duele hacerlo. Siento los ojos llenos de lágrimas y el dolor es tan intenso que siento que me quiebro, no soporto esto, no soporto pensar que no estoy muerta ¡No puedo respirar! Yo… Yo… No solo eso, sino que yo… Necesito aire, necesito pensar. Necesito… No sé lo que necesito.

   — Estás despierta —. Su voz me aterra por qué está enojado, Siento terror recorrer cada rincón de mi alma. Algo me grita que tal vez estoy muerta, pero en el infierno —. Despierta cabrona, abre esos ojos de ramera hechizante que tienes.

No lo hago pretendo seguir dormida. Me manda una bofetada en el rostro que me hace saber que realmente está furioso ¿Qué mierda hice? Abro los ojos lentamente mirando su mirada grisácea, sus ojos son demasiado claros para definir un color, pero son grises, dando a blanco, me toma del pelo y pega su cabeza contra la mía. Tira de mi cuero cabelludo en su agarre.

   — Dime Nova mía ¿Mataste a mi padre? —. La piel se me eriza. Mi respiración se hace mucho más irregular y mi corazón me aniquila en el pecho con un sentimiento de agonía ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Es una pesadilla, es una maldita pesadilla. Él no sabe que yo mate a su padre. Él no sabe que yo fui quien disparo el arma de él a su padre. Además, él no sabe quién acabo con la vida del antiguo Boss.

   —No—. Susurro él me pega un cabezazo que me deja arder la cabeza de lo fuerte que fue, me manda contra la pared, me golpeó en la frente y en la nuca. Me arde más la cabeza.

   —¡Mentirosa! ¡Eres una cabrona mentirosa! — Me manda un golpe en la mandíbula con una cadena. Me vuelve a tomar el pelo y su boca termina en oído —¿Mataste a mi padre?

La diosa del inframundo Où les histoires vivent. Découvrez maintenant