Capìtulo XLIV

411 47 23
                                    

Veni, vidi, vici." (Vine, vi, vencí.)

—Julio César.

Anggelos Vitale.
Lunes 27 de abril.
Rostov del Don Rusia.
Parsimonia
Dos días atrás.

Me muevo despacio por el lugar la casa es una maldita trampa andante se pueden volar por cualquier lugar. La azotea es amplia y permite el paso de personas. Hay alcantarillas por donde puede colarse una persona. Tengo órdenes presidas de cubrir este punto. El agua está tranquila; este es el único punto de ascenso subterráneo a la casa. Mi rifle no se despega de mis manos mientras me mantengo en posición.

Observo con detenimiento cada movimiento, hay una tubería goteando. El goteo del tubo roto en la alcantarilla resuena con un ritmo inquietante. Doy pasos apuntando con la mira de mi rifle. Cada gota, al desprenderse con calma en un ritmo lento me genera una corriente de nerviosismo.

Las ondas sobre el agua se crean a la lejanía.

«Hay alguien».

El agua estancada en el fondo crea ondas en la oscuridad. Mi mirada atraviesa el lugar fijándome en el goteo y ondeo del fluido.

«Ploc».

El agua no deja de descender. Es un eco constante. Escucho una risa que se propaga como un susurro de la oscuridad. La maldita risa es de una mujer ese sonido se multiplica por la alcantarilla. A punto hacia el sonido de la risa la linterna roja ilumina el acueducto.

«Ploc».

Más risas en mi espalda. Me giro sin dejar de apuntar. Mis botas golpean el agua creando más sonidos que el goteo de la tubería averiada amortigua.

No dejo de apuntar mientras sigo el rastro de la risa.

Jamás pensé que el comando se quedara sin componentes femeninos y ahora la estúpida de Rosalba piensa que cualquier soldado la va a violar parece un cerdo retrasado y con las extremidades deformes. Los soldados se cortan la polla con sus propias manos tocar antes de tocar a la maldita monja fastidiosa. El agua se mueve como si hubiera un pez dentro. Sigo las ondas del agua a través de los pasillos.

Las risas no paran y el martilleo es constante. Camino siguiendo el rastro de un ser maldito que estoy dispuesto a matar. El movimiento incrementa con gran velocidad. Hay al menos 4 personas en el agua. O un animal grande. Llegó a una habitación inundada de agua aquí es mucho más constante el ploc de las gotas al descender. Tengo a tiró un brazo lo veo debajo del agua.

Suelto los disparos de mi rifle, se queda quieta no hay movimientos. El cuerpo desaparece. La habitación está inundada. Escucho disparos detrás de mí. Me giro soltando las ráfagas de rifle que calientan el lugar no veo nada. Ni nadie.

«Más risas».

Esa maldita risa es de burla completa, se burla de mí. Más disparos hacia el norte. Mi rifle se queda sin balas recargo y digo disparando a un maldito fantasma no hay nadie aquí.

Hay más movimiento en el agua. La silueta regresa está emerge de las profundidades del agua y se lanza a mí tomándome del tobillo. Es una mujer tiene el cabello por la cara y sus ojos se dibujan a través de la capa de cabello dorado que posee. Unos ojos aguamarina se dibujan detrás del cabello.

   — Necesito refuerzos en la alcantarilla hay varios soldados —. Hablo por el intercomunicador. Ella tira de mí como si fuera una sirena arrastrando a un marinero al fondo del mar. La mujer tiene fuerza, pues hace que mi cuerpo caiga al suelo me golpeó la barbilla. El agua salpica me trato de sostener de las paredes que me rodean mientras me arrastra.

La diosa del inframundo Où les histoires vivent. Découvrez maintenant