III

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Dahlia caminó a paso rápido hacia el lugar donde tenía que ir y allí estaban Elrond, Gandalf, Galadriel y Saruman

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Dahlia caminó a paso rápido hacia el lugar donde tenía que ir y allí estaban Elrond, Gandalf, Galadriel y Saruman. Elrond estaba de pie al lado de la mesa y Galadriel daba vueltas por el balcón, escuchando atentamente. Gandalf y Saruman estaban sentados.

—Llegas justo a tiempo, Dahlia—dijo Saruman

Dahlia sonrió y fue a observar el paisaje mientras escuchaba atenta.

—Dime, Gandalf, ¿creías que tus planes i confabulaciones pasarían desapercibidos? —cuestionó Saruman.

—¿Desapercibidos? —continuó Gandalf—No, simplemente hago lo que creo correcto.

—El dragón —habló ahora Galadriel— ocupa tus pensamientos.

—Es verdad, mi señora. Smaug no debe lealtad a nadie. De aliarse con el enemigo, en efecto podria ser devastador.

—¿Qué enemigo? —preguntó Saruman con un notorio tono de irritación— Gandalf, el enemigo fue derrotado, Sauron fue vencido. Jamás podria recuperar toda su fuerza.

—Algún mal se está urdiendo más allá de Smaug, algo más poderoso. —Hubo un momento de silencio. Entonces Gandalf prosiguió—Podemos permanecer ciegos pero no nos pasará por alto, os lo aseguro. El Bosque Verde ha enfermado, sus habitantes ahora lo llaman el Bosque Negro. Dicen...

—¿Y bien? No te detengas. Cuentanos que dicen en el bosque.

—Hablan de un nigromante que vive en Dol Guldur, un hechizero que invoca a los muertos.

—Eso es absurdo, no existe poder semejante en este mundo. Ese nigromante no es más que un simple mortal, alguien que toquetea con la mágia negra.

—Eso mismo creía yo, —prosiguió Gandalf— pero Radagast—

—¿Radagast?—le interrumpió Saruman—No me hable de Radagast el Pardo. Es un insensato. El caso es...

Justo en ese momento, Gandalf sacó algo, envuelto en una tela. Dahlia se giró y fue hacia la mesa.

—¿Qué es eso? —preguntó ahora Elrond.

Cuando Elrond iba a desenvolver el objeto Galadriel habló.

—Una reliquia, de Mordor. —Al decir eso, el elfo apartó un poco la mano y luego desenvolvió el objeto con cuidado.

—Una hoja de Morgul—dijo Elrond.

—Hecha para el rey brujo de Angmar. —Galadriel comentó con su característica voz severa. —Se... Se le enterró con ella. Cuando cayó Angmar, los hombres del Norte se llevaron su cuerpo y todo cuanto poseía y lo ocultaron en los Altos Páramos de Rhudaur. Lo enterraron a gran profundidad. En una tumba tan oscura que jamás vería la luz.

—No es posible—participó ahora Dahlia—Un poderoso encantamiento proteje esas tumbas, no pueden ser abiertas.

A todo esto, Saruman recalcó que no había prueba alguna de que realmente aquella arma procedía de la tumba de Angmar.

—Vamos a considerar lo que sabemos. Una manada se orcos se ha atrevido a cruzar...

Fue en ese preciso instante que Galadriel se metió en la cabeza.

Hay algo que te tiene muy intrigada. ¿Qué es?

—Creo que lo sabes.

—Cuando esto termine hablaremos, ¿te parece bien?

—Me parece muy bien.

—...Y un hechizero que se hace llamar el Nigromante, se ha instalado en una fortaleza en ruinas. Esto no es gran cosa, al fin y al cabo. La misión de esta compañía de enanos, en cambio, me produce gran inquietud. No me convences, Gandalf. No creo que pueda aprobar dicha misión...

Con todo lo dicho en la reunión, Dahlia dejó de de escuchar. Cosas graves como aquellas y Sarumam no le daba mucha importáncia...

En ese momento Lindir llegó para avisar de que los enanos se habían ido.












En ese momento Lindir llegó para avisar de que los enanos se habían ido

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La Dama de Rojo//Legolas Hojaverde (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora