II

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A todo esto,  huyeron y llegaron a una montaña donde era medianamente fácil esconderse. Mandaron a Bilbo a ver si tenían a la manada cerca y efectivamente así era. Pero Bilbo vió algo más.

—¿Está cerca la manada? —Thorin le preguntó a Bilbo cuando volvió.

—Demasiado, a un para de leguas como mucho. Pero eso no es lo peor.

—¿Los wargos nos han detectado?

—Aún no, pero lo harán. Tenemos otro problema.

—¿Te han visto? Te han visto —afirmó Gandalf

—No, no es eso —y justo cuando iba a seguir hablando, Gandalf le interrumpió.

—¿Qué os había dicho? Sigiloso como un gato —y dicho esto los enanos sonreian celebrando que, por así decirlo, que Gandalf tenía razón. —Excelente matéria de saqueador.

—¿Queréis escucharme? ¡¿Queréis escucharme?! —Todos callaron al ver que Bilbo trataba de explicarse— Intento deciros que hay algo más allí fuera.

—¿Qué forma tenía? ¿Como un oso?

—S...Sí, sí pero más grande, mucho más.

—¿Qué sabes de esa bestia? —le preguntó Bofur a Gandalf. Este se giró y miró a Dahlia. Ambos sabían qué era o más bien quién.

—Yo digo que volvamos atrás.

—¿Y qué nos alcanze una manada de orcos?

—Hay una casa—empezó a decir Gandalf. No muy lejos dónde podriamos buscar refugio.

—¿La casa de quién? ¿Amigo o enemigo? —preguntó Thorin.

—Ni lo uno ni lo otro—dijo Dahlia. —Nos ayudará o... nos matará. —Los enanos y Bilbo se quedaron en shock.

—¿Tenemos elección? —Volvió a preguntar Thorin. Entonces escucharon a la manada de orcos, que la tenían prácticamente encima.

—No. —respondió Gandalf. Y dicho esto empezaron a correr.

Cruzaron un prado en el que había un río. Tuvieron la suerte de que cruzaron por una zona que no era profunda. Luego cruzaron una zona boscosa. Los tenían casi encima. Pero un gran rugido alertó a todos.

—¡Por aquí, deprisa! —apresuró Gandalf.

—¡A la casa!

Estaban a punto de llegar. Todos corrían y para la sorpresa de los presentes, Bombur los avanzó a todos. Llegaron a la casa pero a los enanos les costaba abrir la puerta. Así que Dahlia, al precatarse de ello desde el final, hizo un breve movimento hacia arriba con la mano y pudo abrir la puerta. Todos entraron y el oso por poco los alcanza, dado que estaba intentando entrar en la casa pero pudieron cerrar la puerta a tiempo.

—¿Qué es eso? —preguntó Ori

—Nuestro anfritión. —respondió Gandalf. Todos se quedaron en shock, ¿cómo iba un oso a ser su anfritión?

—Genial, hemos hechado al anfritión de su propia casa. —Dijo Dahlia con un tono sarcástico.

—Se llama Beorn, y es un cambiapieles. —Los enanos se quedaron perplejos, así que Dahlia les explicó un poco en que consistía.

—A veces es un enorme oso, otras un hombre corpulento.  El oso es impredecible pero con el hombre se puede razonar. —los enanos empezaron a explorar la casa mmientras prestaban atención a lo que esxplicaba la elfa. 

—Sin embargo, no le gustan los enanos. —Terminó por decir el mago. Y fue así como todos los mencionados lo miraron.

—Ya se va—comentó Ori. Y con respuesta Dori le dijo que se alejara de la puerta, que estaba era algo nada natural y que estaba bajo un oscuro hechizo.

—No seas tonto, está bajo su propio encantamiento. —dijo Gandalf—Muy bien, ahora a dormir todos. Aquí etareis a salvo, espero. —Ese "espero" lo dijo en un susurro que solo logró oir Dahlia, pues es una elfa.




















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La Dama de Rojo//Legolas Hojaverde (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora