Dahlia Dagger es una elfa que fue concedida con dones y hablidades de Ilúvatar, Yavanna, Estë, Ulmo y Lórien (Irmo).
A esta gran y poderosa elfa, se la conoce como La Dama de Rojo, llamada así por su característica vestimenta roja y poderes del mis...
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Legolas y Dahlia fueron dirección al lago. Quizás esté allí.
—¿No preferirías cambiarte de ropa? Algo más cómodo que un vetido medio roto.
—No será necesario. Precisamente lo he roto para poder luchar contra aquellos orcos esta mañana.
Cuando llegaron al límite del bosque, vieron a Tauriel parada en una roca de espaladas a ellos. Legolas pusó su dedo índice encima de su labio para indicarle a Dahlua que no hiciera ruido. Esta asintió y se dirigieron hacis Tauriel. Legolas cogió una flecha y la puso en su arco apuntandola. Tauriel hizo lo mismo.
—Pensaba que erais un orco.
—Si fueramos un orco, ya estarías muerta —Los dos elfos guardaron sus armas y Legolas y Dahlia se acercaron a Tauriel—Tauriel no puedes enfrentarte a treinta Orcos tú sola.
—No estoy sola.
—Sabías que vendríamos—comentó ahora Dahlia
—El Rey está enfadado Tauriel, durante 600 años mi padre te ha protegido y favorecido. Le has desobedecido, has traicionado su confianza. Regresa conmigo, te perdonará.
—Pero yo no. Si regresara no me lo perdonaría. El Rey nunca ha dejado que los Orcos pisaran nuestras tierras, pero no parece importarle que una manada las invada y mate a nuestros prisioneros.
—No es nuestra lucha.
—Sí es nuestra lucha. Esto no acabará aquí. Con cada victória este mal se hará más fuerte. Si vuestro padre se sale con la suya será nuestro fin. Escondidos tras las murallas, viviremos lejos de la luz. La oscuridad descenderá. ¿No somos parte de este mundo? Decídme, mellon, en que momento hemos permitido que el mal sea más fuerte que nosotros.
—Si vamos a ir tras los Enanos, creo que deberíamos dirigirnos a Esgaroth... Si rodearan el lago, los orcos no tardarían en alcanzarlos.
—Entonces no hay tiempo que perder.
—Esperad—Dahlia los detuvo—recordad que una manada de orcos van tras ellos. Así que hay que andarse con cuidado. No les importará acabar con aquello que se interponga en su camino.
Dicho esto, los tres elfos se dirgieron hacia la Ciudad del Lago.
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