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Estaban persiguiendo a los orcos, pero en un momento dado, Dahlia frenó de golpe y se le pusieron los iris rojos. Una visión

En unas montañas nevadas, en su interior, Gandalf luchaba contra el Balrog de Moria. Pero cayó junto a él.

Cayó hacia las profundidades de la montaña con espada en mano, y atacó al Balrog con ella. El Balrog cogió a Gandalf con su mano. Seguían cayendo hasta llegar a un lago dentro de la montaña.

La Dama de Rojo volvió en si.

—¿Qué has visto? —Aragorn le preguntó. Siguieron corriendo.

—He visto la muerte de Gandalf.

Siguieron avanzando rápido y cuando parecía que estaban cerca, Aragorn se acercó al suelo y puso su oreja en el suelo.

—Aprietan el paso. Habrán captado nuestro olor—se levantó—¡Aprisa!—les dijo a los demás.

—¡Ánimo, Gimli! —lo animó Legolas.

—Tres días persiguiendolos. Sin comida, sin descanso. Y ni rastro de la presa, salvo vagas huellas en roca viva.

Continuaron corriendo con las fuerzas que tenían. Llegados a un punto, algo no pasó desapercibido por Aragorn. Vio un objeto de los hobbits y lo recojió.

—Las hojas de Lórien no caen sin razón.

—Podríam seguir con vida—sugirió el elfo.

—A menos de un día de nosotros. Vamos.

Gimli llegó unos pasos más atrás de dónde estaban, rodando por el suelo. Luego se levantó

—¡Vamos Gimli! ¡Esramos ganando terreno.

—Soy un negado a campo traviesa. Los enanos somos veloces en el llano, muy peligrosos en las distancias cortas.

—Rohan, hogar de los Caballeros jinetes. Algo muy extraño hay en esto. Algo malvado espolea a estats criaturas—Legolas se avanzó un poco más.

—¡Leolas! ¿Qué ven tus ojos de elfo?

—El rastro vira rumbo noreste. ¡Llevan a los hobbits a Isengard!

—Saruman.

El grupo de cuatro siguió corriendo hacia los orcos.

—Respirar, esa es la clave, respirar—decía Gimli.

—Corren como si escaparan de los latigazos de su amo.

El sol se estaba poniendo y cayó la noche. Siguieron avanzando hasta que el sol se alzaba.

—El sol se alza rojo. Se ha vertido sangre esta noche.

Pararon un momento y Aragorn vio y/o escuchó algo. Los otros tres lo siguieron y se esncondieron tras una roca.

Vieron que eran caballeros de Rohan y que por tanto no era una amenaza así pues salieron de su escondite.

—¡Jinetes de Rohan! —el Montaráz llamó su atención— ¿Qué nuevas tenéis de la Marca?

Los jinetes rodearon a Aagorn, Dahlia, Gimli y Legolas y los apuntaron con las lanzas. Uno de los Rohirrim se acercó.

—¿Qué asuntos traen a dos Elfos, un Hombre y un Enano a la Marca? Explicaos.

—Dadme vuestro nombre, caballero, y os daré el mío—Gimli contestó.

El jinete de Rohan  bajó de su caballo y se acercó.

—Enano, te rebanaría la cabeza si se alzara un poco más del suelo—Ante eso, Legolas sacó su arco y le apuntó con una flecha.

—Estarías muerto antes de tocarle—Todos apuntaban a Legolas. Aragorn le bajó el brazo para que dejara de apuntar.

—Soy Aragirn, hijo de Arathorn. Él es Gimli, hijo de Glóin. Legolas, del Reino de los Bosques y ella Dahlia, hija de Vanna. Somos hijos de Rohan y de Théoden, tu Rey.

—Théoden no distingue ya amigo de enemigo—el hombre se quitó su casco—Ni siquiera a los de su sangre—los demás dejaron de apuntar.

—Saruman ha envenenado la mente del Rey y  reclama la soberanía de estas tierras. Mi compañía son los leales a Rohan. Y por eso sufrimos destierro.

—El Mago Blanco es ladino. Vaga aquí y allá según cuentan. Como un anciano encapuchado. Y, por doquier, sus espías escapan a nuestras redes.

—No somos espías—aseguró Aragorn—Seguimos a una oartida de Uruk-hai por el llano rumbo oeste. Tienen cautivos a dos amigos nuestros.

—Los Uruks ya no existen. Los abatimos durante la noche.

—Pero habían dos hobbits. ¿No encontrasteis a los hobbits con ellos? —preguntó Dahlia.

—Són muy pequeños—Aragorn los describía—como niños a nuestros ojos.

—No quedó alma con vida. Apilamos los cadáveres y los quemamos—el Rohirrim señaló a la lejanía donde había humo.

—¿Muertos? —susurró el enano.

—Lo lamento—el hombre silbó—¡Hasufel! ¡Arod! —Llegaron dos caballos—Que estos caballos os traigan mejor fortuna que asus antiguos amos. Adiós.

—Buscad a vuestros amigos, pero renunciad a toda esperanza. Estaran abandonando estas tierras. ¡Rumbo al norte! —dijo finalmente a sus hombres y se marcharon.
















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⏰ Última actualización: Sep 03 ⏰

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La Dama de Rojo//Legolas Hojaverde (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora