Contigo al fin del mundo!

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Ya había transcurrido semana y media desde que Siruen y Edaj estuvieron juntos, no como ellos hubieran querido, pero por lo menos se vieron frente a frente. Siruen con la mortificación y la incertidumbre de no saber si Edaj estaba embarazada o no, decidió ir a hablar con ella personalmente y salir de dudas de una vez, tenía en mente llamarla cuando estuviera en un lugar específico pero mejor se auxilió de Nancy para que se encargara de que Edaj estuviera en el lugar determinado a la hora indicada. 

Nancy llamó a su amiga temprano en la mañana, diciéndole que tenía que ingeniársela para salir de casa sola, sin que Laura, que aún estaba allá, la acompañara. Se lo comunicó a su madre y salió con rumbo a reunirse con Edaj.

-Mami, debo ir a una reunión que tendremos en el liceo, es para asuntos de la graduación, me iré sola para que Laura no se vaya a aburrir allá.

-Ok hija, me parece que ya debes ir pensando que es lo que vas a estudiar, hace tiempo que vengo diciéndote esto, le reprochó su madre.

-Ay mami, ya habrá tiempo para eso, me voy de una vez para no llegar tarde. 

Cuando dijo esto salió de manera presurosa, se sintió un poco culpable por haberle mentido a su madre con relación a la reunión, pero a la vez se sentía emocionada, iba a verse con el amor de su vida, con ese joven que de un momento a otro se había convertido en su razón de ser. El día estaba espléndido, completamente soleado. Siruen fue el primero en llegar al lugar acordado, estaba allí sentado en la cama con la vista perdida y el pensamiento confuso.

Tan pronto Edaj entró a la habitación, se arrojó a los brazos de su amado, después de darle un ardiente beso le dijo:

-Me encanta esa forma tuya de sorprenderme, cada vez que nos vemos.

Él no podía ocultar su desconcierto por lo que de inmediato le hizo saber a ella lo que lo atormentaba.

-No me gusta andar con rodeos, y hay algo que me esta quitando el sueño, dijo él de una forma muy seria, la última vez que nos vimos empezaste a decirme algo que no terminaste, eso me tiene intrigado amor.

-En serio!, dijo ella al momento de echarse a reír.

-Oye, estoy hablando en serio Edaj, estoy mortificado.

Cuando le dijo esto se colocó en frente de ella y le tomó las manos entre las de él.

-Me estás asustando amor, que sucede?

-Es justamente lo que quiero saber, que sucede? No tienes nada que decirme?

Ella pudo sentir como las manos de Siruen estaban mojadas de sudor. Lo miró fijamente a los ojos y se perdió en su mirada, en aquellos ojos que la hacían perder el sentido, todo él la hacía perder el sentido.

-Recuerdas el día que estábamos en el parque con Manuel y los chicos, empezaste a decirme algo y no terminaste.

-Ahhhh, es eso, jajajaja, ya te cuento.

Con la actitud que mostraba Edaj con relación a aquello, Siruen se fue alivianando un poco, pensó que si Edaj estaba tan serena es porque el asunto no era tan grave como un embarazo.

-Ese día que estuvimos en el parque, te decía que no quisiera que que te sientas presionado ni nada por el estilo, pero creo que ya es hora de que regularicemos lo nuestro.

Siruen sintió un alivio inmenso que le estremeció por completo, muy aparte de que le encantaría tener todos los hijos del mundo con aquella jovencita que se había convertido en el amor de su vida, aún no estaban preparados ninguno de los dos para estar pensando en tener un bebé en aquel momento y bajo aquellas condiciones. Pasaron unos segundos y Edaj al ver que él no mostraba indicios de querer contestar le dijo:

-Ya me sospechaba que no te iba a gustar la idea, vuelvo y repito no te estoy forzando ni obligando y todo lo que he hecho ha sido bajo mis propias convicciones.

Sin querer se le habían llenado los ojos de lágrimas, se movió de donde estaba para que Siruen no la viera llorar, pero él notó su reacción por lo que se le acercó rodeándole la cintura.

-Que te sucede amor? le pregunto Siruen en tono de susurro al tiempo de besarle el cuello.

Al Edaj no contestar, él le dio la vuelta y volvió a preguntarle que le sucedía, pero esta vez la miraba fijamente a los ojos, ella sin poder resistir la mirada de él le dijo:

-Es que me das a entender que no buscas una relación seria conmigo.

-Nooo, como crees? le respondió él alarmado.

-Me lo juras?, le dijo ella, -hasta donde estas dispuesto a llegar conmigo?

-Contigo al fin del mundo, le respondió él al momento de estrecharla entre sus brazos y darle un ardiente beso que la dejó sin aliento.

Edaj sintió que toda su voluntad quedaba a merced de Siruen, no tenía ni quería tener la más mínima intensión de separarse de él. Poco a poco Siruen la fue atrayendo a su cuerpo hasta abrazarla fuertemente, ella podía sentir los latidos del corazón de él como si fueran los propios de ella, podía sentir a su vez como le crecía la pasión conforme lo apretaba, el cuerpo de ambos se había convertido en un volcán en erupción, era tanto el deseo que sentían que el solo hecho de estar uno al frente del otro desataba todo un torbellino.

El volvió a besarla, pero esta vez fue mas despacio, mas tierno, mas delicado, como cuando un niño esta saboreando su paleta favorita, lentamente para que no termine jamás. 

-Te amo Edaj, no se que me has hecho que me siento adicto a ti.

-Yo también te amo, le dijo ella al momento de tumbarse en la cama y hacer que él lo hiciera también.

En ese momento se desató en aquella habitación, en aquella cama  un torbellino de pasiones desenfrenadas, en un santiamén estaban los dos completamente desnudos, el cuerpo de Edaj temblaba, pero de puro deseo al igual que el de Siruen. Las manos de ambos recorrían cada espacio de sus cuerpos cual sediento buscando satisfacer su sed. 

Él poco a poco  empezó a moverse dentro de ella, al principio despacio y conforme iba subiendo la pasión de ellos se incrementaban sus movimientos, tan estremecedores que ella pensaba que iba a desmayar, era tan feliz en brazos de Siruen que sentía estar en el paraíso, cuando estaban llegando al clímax ya sus movimientos y quejidos eran incontrolables, ambos estaban extasiados, felices y excitados. Ella se aferró a él cual náufrago se aferra a un barco a la deriva en altamar, exhausto estaban los dos de aquel derroche de amor que se había escenificado en aquel lugar. 


Contigo al fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora