SIX|I don't have a father, I don't care what happens to him.

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No tengo padre, no me interesa que le pase.

Apareció de repente un pájaro carmesí del tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música. Tenía una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.

El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó caer el fardo a sus pies y se le posó en el hombro. Cuando plegó las grandes alas, Harry levantó la mirada y vio que tenía un pico dorado afilado y los ojos redondos y brillantes.

El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Riddle.

-Es un fénix -dijo Riddle, devolviéndole una mirada perspicaz.

-¿Fawkes? -musitó Harry, sintiendo la suave presión de las garras doradas.

-Y eso -dijo Riddle, mirando el fardo que Fawkes había dejado caer-, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador del colegio.

Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry

Riddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Riddles al mismo tiempo.

-¡Eso es lo que Dumbledore envía a su defensor: un pájaro cantor y un sombrero viejo! ¿Te sientes más seguro, Harry Potter? ¿Te sientes a salvo?

Harry no respondió. No veía la utilidad de Fawkes ni del viejo sombrero, pero ya no se sentía solo, y aguardó con creciente valor a que Riddle dejara de reír.

-A lo que íbamos, Harry -dijo Riddle, sonriendo todavía con ganas-. En dos ocasiones, en tu pasado, en mi futuro, nos hemos encontrado. Han sido dos ocasiones en que no he logrado matarte. ¿Cómo sobreviviste? Cuéntamelo todo. Cuanto más hables -añadió con voz suave-, más tardarás en morir.

Harry pensó deprisa, sopesando sus posibilidades. Riddle tenía la varita; él tenía a Fawkes y el Sombrero Seleccionador, que no resultarían de gran utilidad en un duelo. No prometían mucho, la verdad. Pero cuanto más tiempo permaneciera Riddle allí, menos vida le quedaría a Ginny... Harry percibió algo de pronto: en el tiempo que llevaban en la cámara, los contornos de la imagen de Riddle se habían vuelto más claros, más corpóreos. Si Riddle y él tenían que luchar, mejor que fuera pronto.

-Nadie sabe por qué perdiste tus poderes al atacarme -dijo bruscamente Harry-. Yo tampoco. Pero sé por qué no pudiste matarme: porque mi madre murió para salvarme. Mi vulgar madre de origen muggle -añadió, temblando de rabia-; ella evitó que me mataras. Y yo te he visto de verdad, te vi el año pasado. Eres una ruina. Apenas estás vivo. A esto te ha llevado todo tu poder. Te ocultas. ¡Eres horrible, inmundo!

Riddle tenía el rostro contorsionado. Forzó una horrible sonrisa.

-O sea que tu madre murió para salvarte. Sí, ése es un potente contrahechizo. Tenía curiosidad, ¿sabes? Porque existe una extraña afinidad entre nosotros, Harry Potter. Incluso tú lo habrás notado. Los dos somos de sangre mezclada, los dos huérfanos, los dos criados por muggles. Tal vez somos los dos únicos hablantes de pársel que ha habido en Hogwarts después de Slytherin. Incluso nos parecemos físicamente... Pero, después de todo, sólo fue suerte lo que te salvó de mí. Eso es lo que quería saber.

Harry permaneció quieto, tenso, aguardando que Riddle levantara su varita. Pero Riddle se limitaba a exagerar más su sonrisa contrahecha.

-Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección. Enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.

Los Príncipes del Inframundo (Nico di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora