Catarsis

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Utena despertó con el ya clásico movimiento sistemático, apagando el reloj. Inmediatamente, el dolor de cabeza la atacó cuando se hizo consciente de que estaba despierta.

—Lujuria, debemos controlarnos más. Si seguimos perdiendo el control en momentos tan cruciales, vamos a tardar una eternidad en salir de esto. —dijo Utena, un poco molesta.

Lujuria se materializó sentada en su cama, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—¿No vas a admitir que es lo mejor que hemos hecho en la semana?

La nariz de Utena comenzó a sangrar y ella se sonrojó demasiado, una sonrisa boba apareció en su cara al recordar la escena. Pero pronto se limpió, recuperando la compostura.

—Ahora que lo pienso, ¿no se supone que no podíamos tocarla? —preguntó Utena, cambiando el tema.

Lujuria hizo un sonido de molestia.

—Ni siquiera te das cuenta de nada, es nuestra mente, nosotros mandamos allí. —dijo Lujuria contundentemente. —Ni siquiera lo concibes aún, podríamos simplemente obligarla a decirnos sus secretos. —añadió con una voz más sugerente.

—Pero eso no sería correcto. —dijo Utena, un poco cabizbaja.

—Somos la líder de la malvada organización Enormeeta, somos Magia Baiser, ¿por qué sigues queriendo hacer lo correcto? —dijo Lujuria aún molesta. Utena, por su parte, no supo responder.

—Mira, Utena, —dijo suavizando su tono de voz—, estamos atrapadas en este bucle, revivimos día con día nuestras batallas una y otra vez, al pie de la letra, y aunque no quieras aceptarlo, te estás cansando.

Utena miró a Lujuria directamente, su mirada era amarga.

—Hablamos con nuestra ídola de cuando éramos pequeñas, y salvo la sorpresa inicial, no hubo más emociones. —dijo Lujuria, apretando los puños. —Ya no sientes lo mismo cuando pasas por el día de Azul, no hay anhelo por ella, solo culpa. —dijo inclinándose más hacia Utena—. Este primer día te está empezando a parecer tedioso.

Utena seguía sin poder responder, lo que decía Lujuria era cierto.

Lujuria se acercó más, su voz se volvió casi un susurro.

—Utena, ¿no te das cuenta? Este bucle está acabando con nuestra voluntad poco a poco. Nos hemos convertido en una sombra de lo que éramos. ¿Qué importa si usamos métodos poco ortodoxos para salir de aquí? ¿No crees que merecemos un poco de alivio, un respiro de esta tortura interminable?

Utena frunció el ceño, su mente estaba dividida entre la fría lógica que le permitiría romper el bucle y la cálida sensación que provocaban sus emociones.

—Piensa en ello. —continuó Lujuria—. Si realmente somos villanas, entonces no hay reglas que nos detengan. ¿Por qué no aprovechar nuestro poder al máximo? Obliguemos a Miracle a revelarnos sus secretos, usemos todo lo que tengamos a nuestra disposición. Al final, lo que importa es salir de este bucle. Y si nos liberamos un poco en el proceso, ¿qué tiene de malo?

Utena miró a Lujuria, sintiendo la tentación crecer dentro de ella.

—Quizás tienes razón. —dijo finalmente, con un tono de resignación—. Tal vez deba dejarme llevar más por lo que soy, en lugar de luchar contra ello.

Lujuria sonrió ampliamente.

—Déjamelo todo a mí este ciclo. —dijo Lujuria antes de desaparecer.

El día transcurrió con normalidad hasta que consiguió su dispositivo de transformación.

—¡Trans Magia! —gritó a todo pulmón y esperó a que llegara Tres Magia. Las atrapó con la flor y puso una cara pensativa.

—¿Qué crees que estás haciendo? Libéranos inmediatamente. —dijo Sulfur, molesta.

Baiser puso una cara maliciosa.

—Oh, mi querida Sulfur. —comenzó con su discurso—. Mi plan original era golpear sus lindos traseros con mi vara, pero ¿qué tal si hacemos un trato?

Las tres pusieron caras de desagrado.

—¿Qué clase de cosas planeas, pervertida? —dijo Azul, un poco roja pero más que nada molesta.

Una liana extra se enredó alrededor del cuello de Magenta y Azul mientras bajaban a Sulfur. Baiser extendió su vara hacia Sulfur con una mirada de éxtasis.

—Hazlo tú, y juro no hacerles más daño. —dijo Baiser. Sulfur puso una cara de asco y tragó duro.

Sulfur se preparó; iba a darle un golpe a Baiser en el momento en que estuviera más cerca. Estiró el brazo para fingir que tomaría la vara, y en el último segundo sus puños se materializaron, dando un fuerte golpe a Baiser, pero ella ya no estaba allí.

—¿Qué demo...? —no terminó de preguntar porque sintió un duro golpe en su trasero.

El dolor se hizo muy presente en la cara de Sulfur; realmente había sido un golpe muy duro. Ni siquiera pudo reaccionar cuando Baiser la abrazó de la cintura desde atrás.

—Sulfur, querida, no puedes hacer nada contra mí siendo tan lenta. Solo acepta y me iré rápido. —lo último fue poco más que un susurro en su oreja, pero aún así Sulfur volvió a tragar saliva.

"Maldición, ni siquiera noté que se movió hasta que ya no estaba." Pensó Sulfur para luego tomar la varita que Utena volvió a ofrecer.

Sulfur caminó hacia atrás de las chicas amarradas.

—Lo siento, chicas. —dijo antes de comenzar a azotarlas.

Utena reía y hacía sonidos de éxtasis.

—Oh, poder ver esos lindos rostros desde este ángulo, es espléndido, es sublime, es magnífico. —La lujuria de Utena se descontroló totalmente.

Sulfur no paró hasta que desapareció la flor malvada y la varita de su mano. Fue cuando Baiser estuvo satisfecha y decidió retirarse.

—Lo hiciste bien, mi querida Sulfur. No te preocupes, tendrás tu debida recompensa. —dijo, abrazándola desde detrás nuevamente, para luego irse por un portal.

Sulfur sintió un escalofrío. Cuando reaccionó, trató de golpearla otra vez, pero Utena ya se había ido.

—Discúlpenme, chicas. Juro que no volverán a tomarme desprevenida de esa forma. —dijo más tarde al ver a sus amigas magulladas.

Utena cayó desde un portal hasta su cama. Respiraba agitadamente, rememorando el encuentro. Pero pronto se calmó y el dolor de cabeza recobró su lugar en su mente.

—Te dije que sería bueno para nosotras. —dijo Lujuria, apareciendo junto a ella.

—Está bien, admito que me equivoqué. ¿Ahora, qué vamos a hacer mañana? ¿Qué cosas podríamos hacer con Azul pasado mañana? —Utena se sentó, pensativa. De solo pensar, volvió a caer en la lujuria y pasó el resto del día calmándose.

La rara historia de cuando Utena quedo atrapada en un bucle temporalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora