Vatz flotaba de un lado hacia el otro, contestando llamadas y coordinando los pocos movimientos que aún podía controlar. Los desastres parecían no detenerse, y el caos que Lujuria y Enormeeta desataban era imparable. Las chicas mágicas de todo el país, apenas lograban contener la ola de destrucción. Cada decisión de Vatz parecía solo posponer lo inevitable; las órdenes que daba no surtían efecto.
De pronto, una llamada especial atravesó el flujo incesante de comunicaciones, capturando su atención por completo.
-Vatz -una voz inconfundible resonó desde un pequeño portal recién abierto, la tensión en el aire se duplicó.
-Venalita... ¿Ahora? -respondió Vatz, entre exasperada y cautelosa. -No es buen momento.
-No tengo mucho tiempo. ¿Terminaste lo que te pedí? -La voz de Venalita era urgente, con un sentimiento que Vatz reconoció como algo más que prisa; había miedo, o tal vez... desesperación en su voz.
Vatz dirigió su mirada a una mesa llena de herramientas y artefactos extraños, pero solo uno destacaba. Entre cables y artilugios sobresalía una estrella de cuatro puntas con un corazón blanco en el centro. El dispositivo, su propósito aún desconocido para Vatz, era lo que Venalita esperaba.
-Sí, más o menos... Pero hay un problema. No funciona. Tus planos deben tener errores -respondió Vatz, la preocupación pesando en su voz.
Un silencio corto, pero cargado, precedió la respuesta de Venalita.
-No te preocupes por el funcionamiento, Vatz. Solo tenlo listo. Puede que nos veamos más pronto de lo que creo -dijo Venalita, su tono sugería que algo estaba por desmoronarse.
Vatz sintió una punzada de alarma. -¿Qué quieres decir con eso? -preguntó con urgencia.
-Maldición... debo irme -la voz de Venalita se desvaneció rápidamente, justo antes de que un ruido lejano indicara que era llamada.
El portal se cerró, dejando a Vatz sumida en un silencio más pesado que todo el caos exterior. -Espero que sepas lo que estás haciendo, Venalita -murmuró, antes de que otro teléfono sonara y la arrastrara de nuevo a la marea de problemas.
...
El tiempo parecía avanzar extremadamente lento para kiwi, magenta la había ayudado bastante a calmar sus pensamientos, sin embargo aún no lograba sacarse de la cabeza la preocupación constante de lo que pasaría una vez que la transmisión de recuerdos terminará.
Recuerdos de ella y de Azul llegaban a su mente d evez en cuando. "Tonta Sayo" se dijo a si misma, solo para que el recuerdo del beso que le dió antes de tomar la mano de Utena volviese a su mente. Con un rubor en su rostro comenzó a patalear desesperada. -¡TONTA SAYO! ¡TONTA UTENA! ¡TONTA LUJURIA! ¡TONTAS, TONTAS TODAS! -grito desesperada antes de voltearse viendo a la pared. -Tonta Kiwi -murmuro para si misma antes de que una pequeña resolución llegara a su cabeza.
Se sentó al borde de la cama lista para levantarse e ir a buscar a Magenta, se había ido hace relativamente poco con la excusa de ir a ayudar a Vatz, pero antes de poder levantarse sintió movimiento proveniente de Azul.
Azul fue la primera en recobrar la conciencia, y al ver a Kiwi, una sonrisa de alivio suavizó sus facciones. Su corazón palpitaba más rápido de lo habitual. Había algo que necesitaba decir, algo que llevaba sintiendo durante casi todo ese tiempo que estuvo rememorando.
Utena también abrió los ojos, y apretó la mano de Azul, sabía lo que había pensado Azul dentro de su mente, así que un sentimiento alegre la lleno.
Azul giró hacia Kiwi, tomando su mano con suavidad mientras aún sostenía la de Utena. En su mente, todo lo vivido entre ellas flotaba en una maraña de emociones. Ahora, por fin, lo entendía.
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La rara historia de cuando Utena quedo atrapada en un bucle temporal
Fiksi PenggemarUtena, la malvada líder de Enormeeta de alguna forma extraña se encuentra en una situación peculiar, atrapada en un bucle temporal que solo avanza con ciertas circunstancias, ¿será está una malvada tortura que se gano por su maldad? ¿Un accidente fu...