La rara historia de cuando Utena quedo atrapada en un bucle temporal

-¿Creyeron que podrían escapar?

Hola, hola, queridos lectores. Soy yo… Lujuria. ¿Sorprendidos de verme aquí? Seguro que sí. Es posible que algunos se pregunten: "¿Pero no era Dacedry quien tenía el control ahora?" Tienen toda la razón, pero ¿qué sería de una buena villana sin sus trucos bajo la manga? Admito que fue un espectáculo magistral hacer que un panel de comentarios hecho de cartón me siguiera a todas partes, mientras ustedes creían que todo estaba bajo control. 

Oh, pero cuando los vi siguiendo a esa pequeña Magia Baiser, la verdad salió a la luz. Sin embargo, no estoy enojada con ustedes. No, no, no, no, no. De hecho, les estoy agradecida. Ahora que han desertado, mi plan será una sorpresa incluso para ustedes. 

Bien, recapitulemos un poco. 

Como ya saben, soy la nueva líder de Enormeeta. ¿Fue difícil? Para nada. Los poderes de Magia Baiser tienen un potencial que ni ella misma ha comenzado a entender, un poder tan seductor que puede convertir a tus enemigos en tus aliados más leales… o en herramientas, según convenga. 

Pero aún no hemos llegado a eso. Primero, déjenme contarles lo que sucedió después de que capturé a Baiser y a la encantadora Magenta. 

Después de una pequeña charla con Leopard, mi próximo objetivo fue Azul. Una breve sesión de “masajes” fue suficiente para que llegáramos a un… interesante entendimiento. Esa parte de la historia probablemente ya la sepan, pero apuesto a que hay una cosa que no les han contado todavía. 

...

El laboratorio de Venalita estaba iluminado por un tenue resplandor rojizo. Herramientas extrañas y frascos de líquidos burbujeantes cubrían cada superficie disponible. Un calor sofocante llenaba el aire, mezclado con el aroma metálico del material fundido. El zumbido de un pequeño generador resonaba en el fondo mientras una figura encorvada trabajaba con concentración, un par de gafas protectoras resplandeciendo bajo las chispas de un soplete. 

Empujé la puerta con suavidad, permitiendo que mi sombra se proyectara sobre ella antes de hablar: —¿Ya casi los terminas? 

Venalita alzó la vista, bajándose las gafas y dejando el soplete a un lado. —Son objetos complicados de hacer. —Su tono tenía un dejo de fastidio, pero también respeto. Sabía con quién estaba hablando. —¿Estás segura de que son necesarios? —Se cruzó de brazos, mirándome a los ojos con seriedad. —No creo que ellas dos vayan a traicionarte en algún momento. 

Mi sonrisa fue lenta, deliberada, y probablemente una de las más encantadoras que he ofrecido en mucho tiempo. —Cariño… para ser la líder oculta de una organización malvada, tu intuición deja mucho que desear. —Di un paso hacia ella, ladeando la cabeza con un toque de diversión cruel en mis ojos. —Está más que claro que me van a traicionar. Ya lo decidieron. Lo único que les falta es averiguar dónde están la pequeña Utena y la pequeña Magenta antes de intentarlo. 

Venalita no apartó la mirada, pero su ceño fruncido traicionaba un ligero desconcierto. Podía sentir cómo se debatía internamente, sus pensamientos oscilando entre lealtad y escepticismo. Pero no importaba; ya había ganado esa partida. Su cerebro era mío para moldear, y si había una chispa de rebelión en ella, estaba segura de que el próximo "proyecto" sería suficiente para apagarla. 

Mientras tanto, me dirigí al escritorio donde reposaban los prototipos. Mi dedo se deslizó por la superficie fría de uno de los dispositivos. El diseño era hermoso, casi artístico, pero su propósito era otra cosa: un collar de control absoluto, creado con precisión quirúrgica para quebrar incluso las voluntades más obstinadas. 

—Recuerda algo, Venalita —añadí, girándome hacia ella con una sonrisa maliciosa—. No se trata de si alguien te traicionará, sino de cuándo. Es una lección que deberías haber aprendido ya.