Un Tesoro al que Llamar Mío (Pokémon Escarlata Y Púrpura)

Un Día Entre Amigas

Juliana golpeaba la puerta esperando una respuesta que no quería llegar. Repitió su acción e igual se repitió el silencio. La joven había abandonado después de mucho tiempo el uniforme de la Academia Naranja y ahora vestía una camiseta blanca con la cara de un Meowth en la espalda y unos vaqueros cortos, sin olvidar su sombrero. Sacó su SmartRotom para ver la hora: casi las once y media de la mañana. Observó la puerta extrañada y probó a golpear la puerta nuevamente, con la suerte de que esta vez la puerta se abrió lo justo para que una cinta blanca acabada en azul le agarrase la pierna. La cinta no tardó en soltarla y después abrió la puerta para que pudiera entrar. 

Con la puerta cerrada tras de sí, no era mucho lo que podía ver en aquella habitación; con las persianas bajadas, la única fuente de luz era la que producían los anillos de Umbreon, que no mostraba más que la posición del pokémon. Juliana quiso avanzar, pero se tropezó con una caja y casi se cae de bruces contra el suelo. Después de ese accidente, la cinta de Sylveon se entrelazó con su muñeca y el pokémon la llevó por el camino seguro, aunque tenía que cuidar de pisar justo por donde pasase su guía. No tardaron en llegar a su destino, que Juliana todavía desconocía. Instintivamente, usó el tacto en sustitución de su vista para entender su entorno.

Juliana: - Pensando - Blando, puedo hundir un poco mi mano; sí, es la cama de Noa. No me puedo creer que se haya quedado dormida. 

Buscó a su amiga en la cama, encontrando primero su pelo, mucho menos grasiento de lo que esperaba, y después bajó hasta el hombro. La sacudió un poco y aún así no consiguió levantarla.

Juliana: Vamos, Noa, levanta.

Levantó la persiana para que entrase un poco más de luz y empezó a zarandearla con más fuerza. Solo después de un rato abrió los ojos extrañada.

Noa: ¿Juliana? ¿Qué haces aquí tan pronto?

Juliana: ¿Tan pronto? Son las once y media y acordamos pasar el día juntas. ¿No lo recuerdas?

Noa: Claro que lo recuerdo - bostezo -, pero mi día empieza a partir de las dos.

Juliana: Si te acuestas tan tarde luego claro que no te levantas. 

Noa: Si me acuesto a las cinco y me despierto a las dos, duermo más de las horas diarias mínimas, así que todo bien.

Juliana: - Suspiro - ¿Entonces vengo a por ti luego?

Noa: Ya da igual, no creo que pueda volver a dormirme ahora. A la próxima ven más tarde.

Juliana: O acuéstate tú a una hora más normal.

Noa: Eso ya lo discutiremos.

Noa extendió su brazo hacia el interruptor y encendió la luz. El cambio tan brusco cegó a Juliana por un buen rato. Cuando sus ojos se acostumbraron, pudo observar por fin la habitación de su amiga. Aunque ya se había dado cuenta de las cajas, no pensó que fueran tantas y tan variadas. Estaban colocadas a los lados de la entrada creando un pasillo estrecho, pero por el que al menos se podía pasar. En la cocina, las cajas de pizzas y de demás comida a domicilio inundaban el lugar de manera que Noa ya no podría cocinar ni aunque quisiese. Una enorme cantidad de tazas usadas se encontraban apiladas las unas sobre las otras, reclamando el espacio restante de la cocina.

Juliana: - Pensando - Al menos no bebe siempre de una misma taza sucia.

Juliana: Oye, Noa, conozco a alguien que se le da muy bien cocinar. ¿Te gustaría que te enseñe? También podría enseñarte yo si lo prefieres.

Noa: Sé cocinar, solo me da pereza.

No era una respuesta inesperada. Sobre una de las sillas de la cocina descansaba una pila de ropa que un Eevee utilizaba para dormir. La cama de Noa estaba algo desecha y sobre ella descansaban Flareon y Vaporeon, dejándole muy poco espacio a la supuesta dueña. Múltiples pósteres de anime decoraban las paredes y además había una estantería tan llena de mangas que algunos estaban apilados encima de la propia estantería; era sin duda el lugar más ordenado de la habitación. Una enorme torre de ordenador llegaba desde el suelo hasta la altura del escritorio, donde también había una pantalla muy grande.