Un Tesoro al que Llamar Mío (Pokémon Escarlata Y Púrpura)

Turismo No Muy Agradable

Florian: ¡¿Eh?!

De repente, el paisaje a su alrededor cambió por completo. Se encontraba suspendido a escasos centímetros del suelo, pero ni siquiera tuvo tiempo de pensar en su situación actual, pues la gravedad hizo lo suyo y cayó de cara contra la nieve. Todavía cubría al pequeño pokémon azul con sus manos, protegiéndolo del impacto.

Florian: ¡¿Se puede saber por qué nos has traído aquí, idiota?!

Después de recomponerse de la caída, se fijó en su extraño acompañante. Se trataba de una pequeña Ralts de cabeza azul, que se encogía lo máximo posible y, ya sea por frío o por miedo, no paraba de temblar. Florian sintió que una aguja se clava en su pecho al ver como le acababa de gritar a una cosita tan pequeña e indefensa.

Florian: P-perdóname pequeñina. No quería gritarte, s-solo estoy un poco asustado... Me imagino que tú también lo estarás.

Pese a su intento de animarla, Ralts seguía temblando como un flan y ni siquiera se atrevía a mirarlo. El entrenador suspiró resignado y se puso en pie. Miró a sus alrededores para observar la situación en la que se encontraban; estaba todo lleno de nieve, así que supuso que seguía en Sierra Napada. Había aparecido al borde de un lago, habitado por algunos Psyduck y Magikarp. Una parte del lago estaba burbujeando y desprendía mucho vapor. Al otro lado, se podía ver un característico brillo cristalino, típico de los pokémon teracristal salvajes. Lo más preocupante era que habían aparecido en una porción de tierra sin salida posible a parte de escalar o nadar por el agua congelada. Lo único que había con ellos era un árbol y un Psyduck que miraba fijamente al infinito.

Mientras él intentaba sacar una forma de salir de aquel lugar, una fuerza psíquico lo golpeó y lo empujó a un lado. Florian recibió su segunda caída del día sobre la nieve, pero Ralts fue a parar al lago congelado. El joven rápidamente se recompuso como pudo, observando frente a sí un furioso Golduck. Sin pensarlo mucho llevó su mano a su espalda para agarrar algo en su mochila.

Florian: ¡¿Pero qué?!

No había nada en su espalda. El Golduck salvaje soltó una especie de carcajada mientras pisaba la mochila del joven entrenador, la cual tenía un asa completamente rota.

Florian: - Pensando - ¿Cuándo he perdido mi mochila, y por qué está así?... ¿Ese ataque de antes, era solo para quitarme la mochila? Ese Golduck estará acostumbrado a los montañeros y turistas que vienen por aquí... - Respiró profundamente sin apartar la vista del pokémon, que lo observaba desafiante mientras lanzaba alguna que otra mirada a la mochila - Mantén la compostura, Florian, eres un entrenador y, para bien o para mal, solo estás tú aquí.

Florian: ¿T-te gustan las mochilas? Adelante, puedes quedártela - Golduck solo frunció el ceño -. Tengo varias cosas de valor dentro también. ¡P-perlas, pepitas y hasta fragmentos cometa! ¡Son todo tuyos!

El furioso pokémon lanzó un hidropulso directamente contra él, pero entonces, emergió muchísimo vapor del lago. Una luz cerúlea salió de la cortina de vapor para interponerse entre el ataque y su entrenador, recibiendo bastante daño del impacto, pero con fuerzas de sobra para combatir.

Florian: ¡Ceruledge, muchas gracias!

Su pokémon le asintió e hizo una "mueca" de felicidad mientras desplegaba sus espadas para la batalla.

Florian: - Pensando - Además del daño, ese ataque me habría empapado. No puedo permitirme que pase eso en un sitio tan frío...

Florian: ¡Ralts!

Miró a su lado y vio al pequeño pokémon patalear con todas sus fuerzas para no hundirse, pero no le estaba saliendo muy bien. Volteó hacia Ceruledge, la cual entendió rápido la situación y se lanzó al ataque por su cuenta. Florian se desentendió del combate para centrarse en Ralts. Corrió hasta la orilla y estuvo a punto de saltar al lago. A último momento, recordó que mojarse también serían un problema para él, así que frenó, aunque uno de sus pies llegó a tocar el agua. Justo después se quitó la chaqueta del uniforme de invierno y, sujetándola por una de las mangas, la arrojó a Ralts.