El Destino De Koraidon

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Juliana y Koraidon siguieron al encargado de pelo verde por el pasillo hasta que él se paró frente a una sala.

Encargado: Es aquí.

Juliana solamente asintió y abrió la puerta mientras que el encargado se quedó fuera. Dentro de la sala les esperaba Ságita, de pie frente a una ventana.

Ságita: Toma asiento.

Su presencia era lo suficientemente intimidante como para que Juliana ni dudase de hacerle caso. Pronto, la presidenta se sentó en la silla frente a ella, quedando cara a cara.

Ságita: Buenas tardes, Juliana.

Juliana: B-Buenas tardes.

Ságita: Supongo que ha sido Cayena la que te ha traído aquí, ¿cierto?

Juliana: - claramente estaba muy nerviosa, pero Sprigatito se tumbó sobre sus piernas y ella empezó a acariciarle, lo que la relajó - N-No creo que haya sido esa tal Cayena. A mí me ha traído un hombre de pelo verde.

Ságita: - dejó escapar un pequeña risa que incomodó aún más a Juliana - Ese "hombre" que te ha traído era Cayena.

Juliana: - pensando - ¡¿Era una mujer?! Has dado una primera impresión cojonuda, Juliana. Es la primera vez que nos vemos y acabo de llamar hombre a una de sus empleadas más cercanas. Espero que esto no vaya a peor...

Juliana: L-Lo siento mucho.

Ságita: Tranquila, es un error común. ¿Qué te parece si vamos directamente a lo que nos concierne? - Juliana solamente asintió - Mencía me ha contado como conociste a Koraidon y el encuentro que tuviste con Damián, así que nos saltaremos esa parte. ¿Qué opinión te ha generado Koraidon en el poco tiempo que habéis estado juntos.

Juliana: - pensando - Que pregunta más extraña. ¿Adónde quiere llegar?

Juliana: P-Pues... Es un pokémon muy agradable. Pese a su tamaño y aspecto, no es nada agresivo. Incluso deja que mis amigos y yo nos montemos sobre su lomo. Y-Y supongo que ya se lo habrá contado Mencía, pero él prácticamente me ha salvado la vida.

Juliana: - pensando - No me hubiese acercado al borde que me hizo caer de no ser por él, pero eso ella no tiene porque saberlo.

Ságita: Entiendo. Es evidente que ambos tenéis una muy buena relación, pero debes entender que ese pokémon le pertenece a otra persona. Además, es un pokémon muy fuerte y peligroso para alguien de tu edad. Sé que gente con esa misma edad a logrado grandes cosas, como Rojo en Kanto, pero tú no eres entrenadora y tampoco tienes la fuerza necesaria para poder mantener a raya a Koraidon si se llegase a salir de control - Juliana agachó la cabeza apenada y asintió -. Veo que eres alguien razonable. Aún así, yo no decidiré nada, sino que lo hará la dueña de Koraidon.

Una pantalla situada justo detrás de Ságita se iluminó y poco después apareció el rostro de la dueña de Koraidon.

Albora: ¡Hola, Juliana! Soy la profesora Albora, encargada de la investigación del Área Cero y de la teracristalización. Siento no haber podido ir allí, pero es que todo ha sido muy repentino. Veo que Koraidon está contigo - la profesora le saludó con la mano y Koraidon parecía alegre de verla -. Me imagino que Ságita ya te habrá contado que yo soy su dueña. Si tienes alguna pregunta es el momento de formularla - aunque Juliana sí tenía muchas preguntas, prefirió evitar hablar -. Bien, si no hay preguntas, dásela, Ságita.

La campeona sacó una pokeball de su bolsillo y la colocó sobre la mesa. Juliana la agarró y Koraidon se metió dentro de ella para después volver a salir.

Albora: Como habrás podido observar, esa es la pokeball de Koraidon. Me ha parecido que hacéis un gran equipo y no me gustaba la idea de separaros. Además, se podría decir que él y yo hemos tenido... Algún que otro problema - el pokémon agachó la cabeza claramente triste y arrepentido -. No te preocupes, pequeño, no te guardo rencor por aquello.

Un Tesoro al que Llamar Mío (Pokémon Escarlata Y Púrpura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora