Había pasado un año desde que mi hermano, Samuel, había partido a la PDLE junto a la primera división. Su ausencia durante los primeros meses fue como un vacío que se extendía por todo el castillo, una ausencia que se sentía en cada rincón, en cada espacio que antes compartíamos. Estábamos tan acostumbrados a compartir momentos juntos, como cuando él se sentaba a mi lado en el jardín, bajo la sombra de los árboles centenarios, mientras pintaba un cuadro con colores vibrantes y yo le leía en voz alta para que aprendiera conmigo. La compañía de mi hermano era un bálsamo para mi alma, una fuente de alegría y complicidad que ahora se sentía vacía, como un jardín sin flores, un cielo sin estrellas.
El protector de la PDLE mandaba informes semanales sobre el avance de Samuel en los entrenamientos. Cada semana, llegaba un rollo de pergamino con letras elegantes que describían el progreso de mi hermano en las diferentes disciplinas. Apenas mi hermano llegó a la PDLE, papá había mandado un potro de sangre pura con antelación. Era un caballo negro, elegante y de aspecto majestuoso, con una crin sedosa que ondeaba al viento. Tuve la oportunidad de verlo antes de que fuera enviado a la PDLE. Era un animal hermoso, digno de ser el corcel de mi hermano, un compañero fiel en su camino hacia la grandeza.
Mi papá me acarició la cabeza con un gesto cariñoso, sus dedos recorriendo mi cabello como una suave brisa. Me explicó que en la PDLE una de las cosas que te enseñan es montar a caballo. La equitación era algo sumamente importante para todo noble, un símbolo de poder, de dominio y de destreza. Como el ducado principal del imperio, teníamos que saber montar, dominar el arte de la equitación con la misma maestría que un guerrero domina su espada. Le pregunté con curiosidad si podía aprender ahora, y él negó con la cabeza, su rostro reflejando una mezcla de cariño y preocupación.
—Aprovecha tu tiempo libre mientras puedas, cariño —me besó en la frente de camino al carruaje. Tenía que hacer un viaje rápido, uno de esos viajes que lo mantenían ocupado durante días, semanas, incluso meses. —No te quitaré la experiencia de aprender junto con la segunda división.
Iba a protestar, a decirle que ni siquiera los conocía, que prefería aprender con él, que me llevaría bien con alguno de ellos. Nunca había socializado de ninguna manera. Mi vida pasada había sido dedicada plenamente a la milicia y después a la agencia secreta de Londres. No tenía experiencia en la vida social, ni en las relaciones interpersonales que se dan en este mundo, en este mundo donde las palabras, las miradas y los gestos tenían un significado que yo aún no comprendía del todo.
Solté un suspiro y seguí tranquila mi rutina: leer, cocinar, explorar cada rincón del castillo, a veces colarme para ver los entrenamientos de los caballeros. Una cabellera fucsia llamó mi atención de manera especial. Era un color vibrante, casi eléctrico, que contrastaba con el cielo gris del amanecer.
Rápidamente fui hacia el señor Victor, el mayordomo del castillo, preguntando quién era el caballero de la cabellera tan llamativa. Él me explicó de manera tranquila que el comandante de sangre plateada se llamaba Dante y no tenía apellido al ser un plebeyo acogido por mi padre.
Dante, un plebeyo rescatado por mi padre, fue encontrado cuando era un niño de 12 años luchando contra un oso en el bosque Tluw, un bosque peligroso para cualquier persona que no fuera un caballero. Padre lo encontró justo cuando él le cortó la cabeza al oso con un golpe certero de su espada, pero él había sido herido por las garras del oso. Afortunadamente, padre pudo tratar su herida a tiempo y logró salvar su vida. Desde ese día, Dante fue entrenado formalmente para aprender el arte de la espada y juró lealtad a la familia Romanova Skiler.
Actualmente, Dante tiene 23 años y es uno de los mejores caballeros, un guerrero temible y un hombre de honor. En el libro, decía que su padre confiaba plenamente en Dante, que incluso después de que la familia Romanova Skiler fue expulsada del imperio, Dante los siguió como su leal caballero, un faro de fidelidad en medio de la oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
La pequeña dama infernal.
FantasyEn las sombras de la agencia secreta en Londres, Dafne, una valiente joven de 28 años, se embarca en una peligrosa misión para enfrentar a la mafia italiana y capturar a su líder. Sin embargo, la traición de su envidiosa compañera la lleva a ser sec...