La pequeña dama infernal.

Capítulo 24

Tres semanas faltaban para el día de la ceremonia de la primera división y partir finalmente hacia "La Preparación de la Élite". Había hecho de las mías en el condado Silvery Moon, todo para el bien común, por supuesto. La seguridad había aumentado convirtiéndose en este "El condado más seguro del continente", título que había sido otorgado por el emperador. Incluso aquel había intentado llegar a una negociación para que esas "máquinas", como él le decía, se hayan instaladas en el palacio imperial, negociación que me negué rotundamente, ya que sería sumamente agotable para mí.

El emperador, no dispuesto a ceder, me ofreció a que le dijera mi forma de crear esas "máquinas", para que sus súbditos las crearan manualmente. Como aquel tenía un título alto, decidí hacer uso de toda mi paciencia y contestarle amablemente.

—Esas "máquinas" fueron creadas por mí, por lo tanto, es mi derecho decidir qué hago o no con ellas. Yo les llamo cámaras de seguridad y no solo con eso se manejan —Caminé hacia la puerta donde un letrero negro con letras bordeadas de oro decía 'SDS'—. Son también dirigidas por computadoras y con esta sus respectivos equipos, su majestad.

Entré invitando a pasar a la sala al emperador. Con el brazo derecho señalé para que su vista sea dirigida al personal que monitorea las computadoras.

—También sus subordinados tendrían que ser entrenados para manejar las computadoras y después las cámaras de seguridad. Tendría que enviar a mi personal hacia la capital para que les enseñen a manejarlo, si en un caso hipotético accedo a darles mi sistema de seguridad, su majestad. —dije para después sentarme en la sala de descanso y con el emperador sentándose en otro sillón.

Su expresión de sorpresa por la comodidad del sillón fue cómica. Tuve que morderme el labio inferior para aguantar la risa que amenazaba en escapar de mi garganta.

—No veo el problema en ello —dijo el emperador de Zakary tranquilo.

<Juro que si este hombre no entiende en unos minutos me va a terminar dando un tic en el ojo por el estrés>

—Sí que tengo un problema con eso. Cuando digo que yo los creo —dije respirando profundamente para no elevar la voz— es que yo personalmente las creo, su majestad.

—Podríamos irnos a la capital para que empieces a crearlo junto con mis subordinados apenas lleguemos. —insistió.
Fingiendo una sonrisa deslumbrante, dije con voz fría, respirando profundamente nuevamente para evitar caer en la tentación de tirarle la bonita maceta que está a mi costado en la cabeza.

—No…

—Soy el emperador, puedo…

—Dije que no —Finalmente golpeé la mesa ocasionando que sus escoltas se pongan tensos por mi acción—. Al menos que esté dispuesto a perder a un integrante de la siguiente Élite, no siga insistiendo, su majestad.

—¿Me amenaza? Soy el emperador de Zakary, ni yo por ser emperador, ni mi heredero tiene la opción de no formar parte de la Élite, es un deber inevitable. —Dijo dando una sonrisa arrogante.

Dejé escapar una parte de mi aura que había aumentado de sobremanera en los dos últimos años, ocasionando que sus escoltas caigan desmayados en la alfombra con un golpe seco. La mansión se puso en alerta cuando la servidumbre vio el ligero color violeta por toda la mansión, atacando a todos los soldados imperiales que caigan uno por uno.