Después de la ceremonia de la primera división, pasó un año y llegó el día en que el conde Ching atacó el ducado Fleur, matando a sirvientes, guardias y a la preciosa familia Fleur, a excepción del joven heredero del Ducado que se encontraba entrenando. Esto dejó al emperador y la emperatriz de Mackenna devastados por aquella terrible noticia, al haber perdido a sus queridos amigos de la infancia y a su adorada ahijada.
Escribí rápidamente en las hojas, son los hechos que espero no sucedan, mi pecho empezó a pesar y doler un poco, pude disimular ante Rose, que se encontraba cepillando mi cabello rubio platinado.
Una sensación rara de inquietud, un amargo sabor en mi paladar, se apoderó de mí.
—Tengo un mal presentimiento —dije en voz alta sin darme cuenta, causando que Rose pusiera su atención en mí.
—¿Qué le abruma, Keren? —dijo Rose.
Medité sus palabras en un breve momento y tuve un debate conmigo misma sobre si decirle o no, porque podría ser considerada loca.
—Siento que algo grave va a pasar, Rose —dije mirando mi taza de té fijamente.
—Señorita, usted es todavía muy joven para tener esos tipos de pensamientos —dijo Rose y solté un suspiro.
"Claro, ¿cómo mierda va a tomar en serio a una niña de cuatro años?", dije en mi mente.
—No son pensamientos, Rose —dije levantando la taza de té, dándole un sorbo y dejándola en su lugar de nuevo, con modales y elegancia digna de un noble— es un presentimiento.
Rose solo se me quedó viendo un rato y siguió haciendo sus deberes.
Me levanté, miré el gran reloj y caí en cuenta de que faltaban unos minutos para que fuera la hora en que tenía que pasar tiempo en familia.
Me dirigí hacia la sala donde debían estar mis padres esperándome hasta que llegara y pasé inclinando la cabeza por respeto.
—Saludos padre y madre —dije dirigiéndome a la pequeña mesa donde mis padres estaban sentados y hice una mueca.
—¿Por qué esa mueca, Keren? —dijo mi mamá.
Mi papá ponía caras extrañas por estar aguantando sus ganas de reír y solo cerré los ojos como advertencia.
—Por dos razones —dije con total indignación— la primera porque solo hay dos sillas y se ve claramente que ustedes las están usando — hice un puchero que a los ojos de mis padres era adorable— la segunda es que descubrí que tengo un poder curioso.
"Por no decir único, quiero seguir teniendo humildad", dije en mi mente.
—¿Poder? —dijo mi papá, dándose una mirada significativa con mi mamá, algo que tan solo ellos sabían por qué. No tenía ni idea de lo que significaba.
—Keren, está claramente sabido que los que tienen sangre de la élite manifiestan su poder o magia al mismo tiempo que su guardián eclosiona del huevo —dijo mi mamá tratando de mantenerse al margen.
—Tú, ya tienes magia desde que naciste, tienes mucho maná como todo integrante de la élite, pero tu magia despierta cuando el huevo de tu guardia nace —dijo mi papá.
ESTÁS LEYENDO
La pequeña dama infernal.
FantastikEn las sombras de la agencia secreta en Londres, Dafne, una valiente joven de 28 años, se embarca en una peligrosa misión para enfrentar a la mafia italiana y capturar a su líder. Sin embargo, la traición de su envidiosa compañera la lleva a ser sec...