Capítulo 6

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"No soy la villana"

Es el libro que la pequeña cabrita demente, que tenía como hermana menor me recomendó. Finalmente fue verdaderamente decepcionante de leer, que estuve tentada de quemarlo en la chimenea de mi antigua oficina.

Por respeto a las lectoras, decidí tomar el libro y "perderlo" en una biblioteca. Pobre de la persona que lo encuentre y quiera leerlo, la portada era bonita y llamativa, la verdad, no me sorprende la fama que tuvo el libro por esa razón.

La historia, para mi sorpresa, se vio empañada por la protagonista. Era una mujer tan inmadura y boba que cada palabra que leía sobre ella me hacía cuestionar la trama. Su estupidez era tan profunda que me tentaba a abandonar la lectura por completo. Cada frase, cada acción, cada pensamiento de ella era tan absurdo que me impedía conectar con la historia.

El 17 de julio, bajo un cielo que prometía un día radiante, nació Keren Romanova Skiler. La naturaleza, sin embargo, tenía otros planes. Una tormenta eléctrica, tan repentina como inesperada, barrió el cielo del Imperio Zakary. El sol, que momentos antes inundaba el mundo con su luz dorada, fue eclipsado por nubes grises salpicadas de un morado inquietante. La transformación fue tan brusca que tanto plebeyos como nobles, incluso la familia imperial, se refugiaron en sus hogares, atemorizados por el espectáculo que se desarrollaba sobre sus cabezas. El primer rayo, un trazo de luz violeta eléctrico, surcó el cielo, anunciando un nacimiento que, desde ese instante, se teñía de misterio.

Plebeyos o esclavos sin hogar corrían por las calles del Imperio Zakary buscando callejones para resguardarse de aquella tormenta eléctrica tan poderosa y letal.

En medio de la furia de la tormenta, una mujer de cabello dorado y ojos azules luchaba contra el dolor del parto. Cada grito que escapaba de sus labios, cada pujo que la sacudía, era respondido por un rayo majestuoso de color violeta que caía sobre el Imperio Zakary. Era como si la naturaleza misma se uniera a su agonía, como si la fuerza de su lucha resonara en el cielo.

Las horas se volvieron eternas mientras la tormenta se cebaba sobre el imperio. Finalmente, con un último grito desgarrador, la mujer dio a luz.

La bebé, recién nacida, abrió sus ojos, un par de ojos que eran de un violeta eléctricos que reflejaban la furia de la tormenta que se desataba en los cielos del imperio Zakary.

Su cabello, rubio platinado, contrastaba con la piel de porcelana, las mejillas rosadas y los labios carnosos de un rojo intenso.  Era una criatura frágil, pero con una fuerza innata que se reflejaba en su mirada. La tormenta, como si se hubiera agotado, comenzó a calmarse. Las nubes grises, que habían dominado el cielo, fueron lentamente vencidas por el tono violeta eléctrico, dejando paso a un cielo que, aunque aún nublado, prometía un nuevo amanecer.

El médico de la familia, el padre, la madre y el hermano de la recién nacida, contemplaban a la pequeña con una mezcla de asombro y confusión. La bebé, de una belleza angelical, no había estallado en llanto al nacer. En su lugar, emanaba una aura de tranquilidad y paz que llenaba la habitación.

La sorpresa se transformó en un escalofrío que recorrió la habitación cuando la bebé abrió los ojos. Un par de violetas eléctricos, tan caóticos como los rayos que habían iluminado el cielo, se posaron sobre los presentes.

El silencio se apoderó de la habitación, cada uno de los presentes quedó inmovilizado por la intensidad de esa mirada. Era como si un poder ancestral se hubiera despertado en esa pequeña criatura, como si la tormenta no hubiera sido más que un preludio de algo mucho más grande.

Un trueno estruendoso, como un rugido ancestral, sacudió la mansión del Ducado Romanova. Sirvientes, guardias, el mayordomo, todos quedaron petrificados, con la mirada fija en el rayo que había impactado a poca distancia de la casa.

La pequeña dama infernal.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora