Abrí los ojos lentamente tratando de acostumbrarme a la luz del día. Era demasiada para mí gusto. El día anterior me había olvidado por completo de cerrar las cortinas, me había quedado hipnotizada contemplando la luna.
Me estire como pude, había dormido lo suficientemente, aún que mi cuerpo se sentía entumecido por todo lo ocurrido ,decidí ignorarlo para después seguir mi rutina de aseo.
Siempre había sido lo suficientemente independiente o al menos eso pensaba, cuando la realidad me golpeó al salir del baño totalmente lista a excepción de mi cabello.
—Tita Yul —Susurre mientras me cepillaba el cabello.
Mirándome al espejo todavía no me acostumbro a la apariencia física que tenía en este mundo, pero al menos no me parecia tan extraño como las primeras veces. Una vez termine roce ligeramente con mis dedos el obsequio que me había dado mi abuela antes de partir.
Camine por el pasillo hacia al ascensor, mientras acomodo la cadena de oro que sostenía el anillo obsequiado de reojo mire a alguien ingresando al ascensor y yo me apresuré a ir con rapidez antes de las puerta se cerrarán, una cabellera rosada pastel fue lo primero que pude mirar.
—Buenos días, Pinky —La saludé mientras seguía con las manos en el anillo.
—Buenos días...—Saludo ella devuelta o al menos lo intento.
—¿Qué pasá? —Pregunte.
—¿Por qué tienes una reliquia Brown? —Se apresuró hacia mi lugar para mirar de cerca el anillo.
—Mi abuela es una Brown, me lo obsequio antes de partir hacia la capital —Explique tranquilamente.
—¿Tú abuela? —Dijo confundida.
—Lo sé, yo no tenía ni idea que es una Brown —Las puertas del ascensor se abrieron y yo hice un gesto para salir - Supongo que en las clases nos explicarán.
—Es cierto —Hablo Esther un poco confundida todavía.
Deje que pensara mejor la información y caminamos hacia el comedor en silencio, las grandes puertas se abrieron por si solas, Esther me miró buscando respuesta y yo me encogí de hombros.
—Buenos días novicios —Saludo repentinamente una voz detrás de nosotros.
—Ahh —Grito asustada Esther y se apresuró a pegarle en la pantorrilla.
—Eso debió doler —Puse una mueca al escuchar el golpe y ambas nos quedamos quietas al ver quién era.
—No era la bienvenida que esperaba recibir — Aiden movió ligeramente esa pierna y siguió hasta su asiento.
Esther y yo nos miramos con la mirada rápidamente le dije que tenemos que sentarnos, nos apresuramos a nuestros sitios, éramos las primeras en llegar, bueno al menos eso pensábamos antes de que Aiden hablará.
—Lo siento —Se disculpó Esther apenada.
—Esta bien, al menos tienes buenos reflejos —Hablo Aiden tranquilo y se encogió de hombros. —Es extraño, Louis es siempre el primero en llegar.
—Debe de estar esperando a su hermana.
—Es posible — Antes de poder responder la puerta fue abierta nuevamente.
ESTÁS LEYENDO
La pequeña dama infernal.
FantasiaEn las sombras de la agencia secreta en Londres, Dafne, una valiente joven de 28 años, se embarca en una peligrosa misión para enfrentar a la mafia italiana y capturar a su líder. Sin embargo, la traición de su envidiosa compañera la lleva a ser sec...