Capítulo 21: Vecinos

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¿QUÉ HA OCURRIDO HASTA AHORA?

―Pero tú también tienes que prometerme una cosa ―Me dijo ella entonces un poco más seria de lo normal.

―¿Qué cosa? ―Le pregunté.

―Que el que no quieras tú me lo dejes para mí.


CAPÍTULO 21: VECINOS

Entonces yo me quedé un poco frustrada. No supe que responderle. Aunque al final estuviera del todo convencida de sólo quería a uno de los dos (por cualquier motivo), igualmente me sentaría mal que ella se quedara con el otro.

―¡Es broma! ―Dijo ella entonces riendo―. Solo quería ver la cara que ponías... ¿Te ha sentado mal? ¿Me perdonas? ―Dijo enseguida al ver la cara que ponía. En ese momento, yo no era consciente de la cara que estaba poniendo, pero seguro que era una de bien rara.

―Eh... Sí, sí. Claro. Es que no se... Me has pillado por sorpresa ―Dije yo algo confusa.

―Si... Lo siento ―Dijo ella, que parecía un poco confusa.

―No, no tranquila ―Dije entonces para que no le sentara mal. De hecho, ella era así, siempre estaba haciendo bromas de este tipo (y de todos los tipos que puedan existir en la tierra, en el universo), ella era feliz así.

―¿Te puedo contar una cosa? —Me preguntó después de unos segundos de silencio que no se hicieron incómodos. Yo la miré sorprendida—. Ahora que estamos de confesiones.... —Añadió con una media sonrisa.

―Claro —Le dije enseguida.

—Bueno —Empezó a contar —. No es que te tenga que contar nada, Más bien necesito hablar contigo —Hizo una pausa y yo asentí para que siguiera hablando—. ¿Crees que le podría gustar a Alberto? ¿Soy lo suficiente guapa para él? —Me preguntó mientras se sonrojaba un poco.

―¡Claro que le vas a gustar! —Contesté sin pensármelo demasiado.

―Sí, claro. Para ti es fácil decirlo. Tú eres guapa, simpática y divertida. Tienes a un montón de chicos enamorados de ti y tan solo acabas de llegar este año al Insti. ¡Y además a dos maestros!

―¡Pero qué dices! ―Dije yo entonces. La verdad, si os soy sincera (no penséis que soy una cretina), yo no me veía fea, más bien guapa... Pero Eulàlia también lo era, y estaba convencida que más de un chica iba detrás de ella―. Vale, yo puedo ser rubia y de ojos claros, pero el pelo oscuro con ojos "a conjunto" también son guays. ¡Además! ―Dije yo levantándome―. ¡El físico no importa! Y tú eres muy divertida ―Entonces me dirigí a la ventana―. ¿Ves esa casa de allí? Allí vive un chico un poco mayor que nosotras, y me he fijado que siempre te mira. Y precisamente es cuando estás haciendo el "imbécil"... Y sonríe y se ríe ―Añadí.

―¿Eso que tiene que ver? ―Preguntó confusa.

―Pues que seguramente a ese chico le gustas. Y si le gustas a ese chico que no te conoce de nada, también le puedes gustar a Alberto que te conoce desde hace tiempo y sabe lo divertida que eres.

―Nadia... Sabes que eso no es cierto —Dijo ella, que parecía poco convencida.

―¡¿Qué no es cierto?! ―Dije yo. Todo lo que le estaba contando era verdad—. Pues vamos a su casa y se lo preguntamos.

―¡Ni hablar! —Dijo ella enseguida, rechazando las manos que le acababa de tender para ayudarla a levantar. Yo le lance una mirada desafiante y entonces aceptó —¡Bueno vale, está bien!

Y dicho eso salimos de la habitación y nos fuimos hasta la casa de en frente, la del otro lado de la calle. Cuando llegamos ahí, Eulàlia no se lo pensó dos veces y tocó el timbre mientras miraba por un cuadradito de vidrio que había en la puerta. Yo aproveché que estaba distraída y me escondí detrás de un árbol cerca de ella para escucharla. Justo cuando llegué al árbol Eulàlia dijo:

―Ay Nadia que ya viene... ¿Nadia? ―Dijo cuando se dio cuenta de que no estaba allí a su lado. Entonces estaba a punto de irse cuando se abrió la puerta.

―¿Si? ―Dijo el chico de la casa.

―Ho-hola ―Dijo mi amiga Eulàlia nerviosa.

―Hola ―Le contestó el chico divertido―, ¿querías algo? ―El chico era alto, de pelo marrón oscuro y ojos azules.

―Eh... Bueno... ―Dijo. Entonces tomó una postura más segura y continuó―. Nada que estaba en casa aburrida y he pensado que estaría bien conocer mis vecinos... Tanto tiempo viviendo aquí y solo hablo con dos casas más.

―¡Mira qué bien! El otro día pensaba lo mismo. ¿Cómo te llamas? ¿Tú vives en aquella casa de enfrente, no? —Dijo el chico, señalando su casa, a lo que Eulàlia asintió —Por cierto yo soy Estefan, pero puedes llamarme Step.

Cuando oí que el chico decía eso, no pude evitar pensar en el libro de Tengo ganas de ti, dónde el protagonista dice exactamente lo mismo.

―Yo Eulàlia. Y.... —Dijo Eulàlia, que supongo que no se le ocurría qué decir—. ¿Vives con alguien, Step?

―Con mi hermano mayor: Jack. —Contestó él tranquilamente. Cuando dijo su nombre, los ojos se me abrieron de par en par. Creo que Eulàlia hizo lo mismo, pero el chico siguió hablando—. Es profesor en un Instituto. El Pau Casals.

―¿Ja-Jack? —Oí que tartamudeaba Eulàlia—. Voy al Pau Casals —Añadió después más tranquilo.

―¿No sabías que Jack vivía aquí, verdad? —Dijo él haciendo una media sonrisa, Eulàlia negó con la cabeza—. Es que siempre llega tarde a casa... Por la noche. Y por la mañana sale temprano de casa. Los fines de semana los pasa encerrado en su habitación; corrigiendo exámenes o tocando el violín ―Dijo Step. Entonces oí una voz a mis espaldas:

―¿Qué haces aquí escondida? ―Me giré asustada, ¡Era Jack!―. Te dije que vivía cerca de tu casa... ―Me dijo. Sí que era verdad, y de hecho el otro día lo vi—. No me has respondido. ¿Qué haces aquí escondida? ―Insistió él.

―Oh, nada ―Le dije yo. No quería decirle que realmente lo que estaba haciendo era espiar lo que se decían Step y Eulàlia, aunque era lógico. Estaba escondida detrás de un árbol sacando la cabeza dirección a ellos dos...

―Ah, bueno —Dijo poniéndose detrás de mí y apoyándose encima de mis hombros, mientras sacaba la cabeza por el lado del árbol y miraba hacia su casa—. En ese caso me quedaré escuchando lo que se dicen mi hermano y Eulàlia —Yo me giré y lo miré elevando las cejas, pero no dije nada, su cara estaba a pocos milímetros de la mía― ¿Ya lo sabes, no? Él es mi hermano.

—Lo acabo de averiguar —Le contesté, y volví a girar la cabeza hacia la casa para seguir espiando a mi amiga. Fue entonces cuando me di cuenta de que la puerta de entrada estaba cerrada y que no había nadie delante de ella.

Pensé que habría entrado dentro de la casa, pero entonces noté que Jack se iba corriendo mientras gritaba:

―¡EULÀLIA!

Me giré asustada hacia la carretera. Y en ese momento pude ver como un coche envestía a mi amiga.


NOTA DEL AUTOR:

Bueno, eso es todo por ahora! Espero que os haya gustado ese capítulo.

Os agradecería mucho que votaséis si os gustaa :s es que en el último capítulo he recibido pocos votos... jejeejej bueno, igual muchas gracias porque ya son 18.890 leídos!! Estoy flipando!! Pero ya os digo... com más votos aún me animaría más!! Ja, ja, ja!

Bueno cuando pueda cuelgo nuevo capítulo, que estos días estoy on fire con la inspiracion! 

Besos! (No quiero ser pesada peroo.... Recordad de votar!! jejejeje)

Sí, profesor [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora