Sí, profesor [TERMINADA]

Capítulo 14: Ya no es todo tan secreto

***El del Gif es Jack***

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¿QUÉ HA OCURRIDO HASTA AHORA?

-Vale ―Le dije decidida a encontrarle una pareja, y nos quedamos un rato pensando―. ¡Ya lo tengo! ¡Alberto! -Antes de que pudiera contestarme nada, empezó a sonar la canción de Summercat proveniente de mi bolsillo del pantalón-. Espérate un momento, que me están llamando -Dije mientras me ponía la mano en el bolsillo y, con el móvil ya entre mis manos, me giraba un poco para que no viera de quién era la llamada.

―¡No! ―Dijo rápidamente Eulàlia, riendo―. ¡Lo cojo yo! ―Entonces se me echó encima, cogió mi móvil y miró quién era la persona que me estaba llamando―. ¿Lucas? ¿Quién es Lucas?

CAPÍTULO 14: YA NO ES TODO TAN SECRETO

―Nadie -Dije rápidamente, quitándome a Eulàlia de encima mío―, un amigo.

―No lo conozco -Contestó también muy rápida, con cara de pocos amigos. Eulàlia era especialista en ir de un extremo a otro-. Solo conozco al Lucas maestro.

―Es del pueblo -Dije, fue lo primero que se me pasó por la cabeza. Mientras, la canción de "Summercat" seguía sonando, y no podía evitar que me vinieran recuerdos de aquel verano con Lucas. Aquel verano en que empezamos a estar juntos.

―Ah... ―Dijo poco convencida, y me devolvió el móvil de mala gana.

―Hola ―Dije una vez ya tenía el móvil y había contestado a la llamada. Tenía los ojos de Eulàlia fijos sobre mí.

―Hola cariño -Oí la voz característica de Lucas al otro lado de la línea-. ¿Oye, ya sabes dónde está mi casa? Que se me acaba de ocurrir

―No -Le contesté a la pregunta-, yo también os echo de menos a todos... -Dije para fingir un poco, ya que Eulàlia seguía a mi lado sin perderse ni una sola palabra de lo que decía.

―¡¿Que dices?! -Exclamó él sorprendido-. Te he preguntado... -Empezó a decir, pero yo no le dejé terminar, quería que se diera cuenta de que no era un buen momento para hablar.

―A mí también me gustaría volver a veros... -Solté.

―¿Puedes hablar? -Preguntó, por fin se había dado cuenta.

―No.

―Bueno -Dijo al cabo de unos segundos-, llámame cuando puedas.

―Vale -Dije-, ya te avisaré. ¡Adiós! -Añadí después, y sin esperar a que él me contestara, colgué.

―¿Que quería? -Preguntó enseguida Eulàlia.

―Nada -Dije mientras dejaba mi teléfono encima de la mesa en modo silencio-, que a ver cuándo podría ir al pueblo.

―Ah... -Contestó mi amiga poco convencida-. Bueno, volvamos a lo mío ―Y dicho esto, me volvió a pegar con la almohada mientras se reía, para después echarse encima mío.

Justo cuando comprendí que Eulàlia quería guerra y cogía mi cojín para darle un golpe, vi de reojo que la puerta de la habitación se abría y aparecía mi madre vestida con el camisón blanco de estar por casa.

―¡Chicas! -Gritó en cuanto nos vio-. Yo pensaba que ibais a estudiar.

―Si mamá. Lo siento. Ahora vamos ―Dije rápidamente para evitar una posible discusión. Le di un codazo a mi amiga y las dos nos levantamos, cogimos nuestras mochilas y nos sentamos a la cama, en esos momentos deshecha.