[19: Real]

453 85 32
                                    

Ella no conoce el miedo y eso lo aterroriza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ella no conoce el miedo y eso lo aterroriza.

.

.

La pregunta que me acabas de hacer... no me gusta ni un pelo.

No poner los ojos en blanco ante Neji requiere un grado de control sobre mis músculos oculares que no sabía que tenía. De normal no me contendría, pero necesito que mi hermano me conteste a unas cuantas cosas.

Lo bueno es que Sai no está prestando atención. Antes, cuando me lo he encontrado en el solárium podando un rosal y le he preguntado si podía llamar a mi hermano, me ha mirado como si le estuviera pidiendo permiso para tatuarme el culo.

—A mí me da igual, Naruto ha dicho que te dejemos a tu aire. Llama a quien te dé la gana. —Una pausa—. Evita, si eso, las líneas eróticas, pero en serio, haz lo que quieras.

—¿Lo de las líneas eróticas sigue estando de moda?

—Creo que cualquier tipo de actividad sexual va a seguir estando de moda hasta que el sol se lleve por delante a la tierra. —Volvió a centrar su atención en el rosal y luego añadió—: Si vas a pedir pizza, que sea una familiar.

No sé qué impulsaría a un vampiro a pedir una pizza, pero ahora mismo me encantaría estar al teléfono con un chico muerto de aburrimiento que intenta endosarme una ración de pan de ajo en vez de a merced de los reproches del antipático de mi hermano.

—Tu desaprobación me parte el alma —le digo en la lengua vampírica y con cara de póquer—. Pero haz el favor de contestarme, anda.

—¿De quién te has alimentado?

Pongo todavía más cara de póquer.

—No he dicho que me haya alimentado de alguien.

—No, me has preguntado si alimentarse de una fuente todavía viva tiene alguna repercusión negativa y yo lo he deducido al instante. Porque jamás has mostrado la más mínima curiosidad al respecto y... porque no soy imbécil. ¿De quién?

Dejo escapar un profundo suspiro.

—¿Tú qué crees?

Se pasa la mano por la cara.

—De tu marido. De tu marido licántropo. Un alfa, para más inri.

—Por favor.

—¿Lo obligaste?

—¿Qué? No.

Maldice con ganas.

—No se lo cuentes a nuestro padre.

—¿Por qué?

—Porque intentará sacar tajada.

—¿Cómo...? ¿Qué tajada va a poder sacar de esto?

PrometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora