[14: Mía]

648 88 34
                                    

Piensa que su sabor es idéntico a su aroma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Piensa que su sabor es idéntico a su aroma.

.

.

Esperaba un trayecto de veinte horas en el híbrido que tiene Naruto aparcado en el garaje o, quizá, un viaje más corto en avión en clase turista con dos bolas de algodón metidas en la nariz para evitar que el olor a sangre humana me inundase las fosas nasales.

Lo que no esperaba era una avioneta Cessna.

—Cariño —pregunto bajándome las gafas de sol hasta la punta de la nariz—, ¿somos ricos?

Su mirada solo es ligeramente fulminante.

—No, simplemente se nos prohíbe volar en la mayoría de las aerolíneas humanas, cielo.

—Ah, sí. Por eso no he volado nunca en avión. Ahora me acuerdo.

Resulta complicado expresar la poca gracia que les hace a Chōza, a Shikamaru y al Ken-barra-Sai que Naruto vaya a llevarse a su esposa vampira a casa de Mei. Bajo la menguante luz del crepúsculo, los veo invadidos por la tensión y la preocupación, oponiéndose silenciosamente a la decisión de su alfa.

O puede que no tan silenciosamente. He dormido durante la mayor parte del día y es del todo posible que, mientras yo estaba en coma en el armario, ellos hayan tenido unas cuantas discusiones a grito pelado. Me alegro de habérmelas perdido, así como también me alegro de haber pasado mis horas de vigilia organizando toda la parte informática con Denki.

—Si alguien intenta cargarse a Naruto —me dijo enseñándome un USB con forma de patito de goma— tienes el deber de dar la vida por tu alfa.

—Si le disparan una bala de plata, no pienso ponerme en medio. —Contemplo a contraluz el dispositivo de rastreo. Cool —. Bueno, una bala de plata o lo que sea que haga falta para deshacerse de ustedes.

—Solo una bala normal. Si te casas con un licántropo, el alfa de su manada se convierte en tu alfa. Y si te casas con un alfa, este se convierte, de todas todas, en tu alfa.

—Ajá, claro. ¿Me pasas el microcontrolador ese de ahí?

No me molesta que Denki no haya venido a despedirse al pequeño aeropuerto privado porque los demás ya rezuman suficiente angustia existencial. Chōza, que tiene cara de vinagre y está plantado en plan gorila, menea la cabeza mientras sujeta en brazos a Chispitas como si fuera un niño de pecho. 

Porque sí: Chispitas es, según cierta persona a la que han reñido ya varias veces en las últimas dos horas por meter plastilina en los enchufes, «un importante miembro de la familia» al que «le encanta ver cómo los aviones hacen "fiuuu"». Ino es la que menos se opone a todo el asunto, lo cual le agradezco. 

No obstante, la que más entusiasmo muestra es Shina, y solo porque se las arregló para que Naruto le prometiera un montón de cosas: regalos, boberías y, en lo que conllevaría un esfuerzo logístico que está mucho más allá de sus capacidades, robar un delfín de las aguas que rodean la región del agua.

PrometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora