Una vampira y un licántropo alfa, una alianza entre acérrimos enemigos, ¿Qué podría ser peor?
- Adaptación a los personajes de Naruto
- Protagonistas Naruto y Hinata
- La historia imágenes y personajes no me pertenecen, créditos a sus respectivos au...
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Al margen del último año, siempre se ha sentido cómodo con el sexo y todo lo relacionado con este. Sabía lo que le gustaba y cómo conseguirlo. No tenía ninguna queja.
Ahora ni siquiera recuerda lo que es la satisfacción.
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Me sorprende lo fácil que resulta todo, sobre todo teniendo en cuenta lo novatos que somos ambos con el tema.
Está Naruto, que no tiene ni idea de a qué atenerse. Estoy yo, una vampira pésima, tal y como sabe todo el mundo. Y luego están las circunstancias de mierda. Es decir, el hecho de que están a punto de hacernos pedazos.
Y, aun así, incluso sin saber lo que tengo que hacer, sé exactamente lo que tengo que hacer. Sé que tengo que recorrerle la base de la garganta con la nariz para encontrar el punto justo. Sé que tengo que detenerme allí donde el aroma de su sangre es más dulce y su piel, más fina.
Sé que tengo que posar los labios sobre su carne y abandonarme a un breve instante de muda gratitud. Y, sobre todo, sé sin ningún atisbo de duda, ni miedo ni vacilación, cómo tengo que morderle.
Puede que no haya usado nunca los colmillos, pero los tengo bien afilados y los guía el instinto, no la experiencia. Tras un breve y a la vez eterno instante de absoluta confusión, la sangre de Naruto invade mi boca.
Es totalmente distinta a todo lo que he probado hasta ahora. Y no porque únicamente me alimente de bolsas refrigeradas y su sangre, en comparación, me resulte tan abrasadora como el fuego. Creo que tiene que ver con el hecho de que...
El hecho de que es Naruto. Y su sangre sabe a sangre, sí, pero también tiene un toque especiado, un toque a cobre, y me produce una sacudida en la parte posterior de la lengua. Su sangre tiene el mismo sabor que su aroma, sus sonrisas y el contacto de sus manos sobre mi piel.
Tiene el sabor de la seriedad con la que se queda mirando al vacío y se frota la mandíbula cuando está preocupado por Shina. Su sangre es él, y me la estoy bebiendo. Es el momento más delicioso, impactante y trascendental de mi vida.
Y entonces las primeras gotas llegan a mi estómago y todo cambia.
A pocos metros de nosotros, suceden cosas. Las oigo como si me encontrara muy lejos, sumida en una bruma onírica: unos gritos ahogados; unos murmullos que incluyen las palabras «mujer», «Naruto» y «alimentando»; una disculpa apresurada y temerosa; y una puerta que se cierra de golpe. Pero en lo único que puedo pensar es...
—Hinata —gruñe Naruto.
Me invade una sensación de calidez maravillosa y febril. Estoy vacía. Y a punto de estallar. Y mareada. Licuándome. Y siento que necesito, necesito, necesito.