[24: Nuevos Planes]

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Él se siente como si tuviera el mundo en la palma de la mano

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Él se siente como si tuviera el mundo en la palma de la mano. Ella también parece contenta. Aunque desconcertada por su propia felicidad, como si el sentimiento le fuera del todo ajeno. Eso lo lleva a preguntarse si sería capaz de conseguir que aquello saliese bien. No es licántropa y su desconocimiento respecto a ciertas cosas podría ser algo bueno. No tendría por qué saber toda la verdad, lo que a su vez garantizaría su libertad.

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Naruto se apoya en el maletero del coche y adopta la que parece ser la postura oficial que uno exhibe cuando quiere dar a entender que va de buenas: tobillos cruzados, hombros relajados y un aire de podría-partirte-las-piernas-pero-no-pienso-tocarte-ni-un-pelo.

Me coloco a su lado mientras Neji y Shion se acercan a nosotros e intento ignorar los golpetazos que me da el corazón en el pecho. Casi pego un brinco cuando Naruto me coge de la mano.

—Estás temblando —dice—. ¿Te encuentras bien?

—No sé por qué. —En realidad sí lo sé—. Creo que tengo frío.

Me acerca a él: lo único que puede hacer, dado que ya llevo puesto su jersey. Me veo envuelta al instante por esa agradable calidez con la que su cuerpo me recibe siempre y el delicioso aroma de sus latidos me inunda las fosas nasales. Me mira como si supiera que me pasa algo.

Me preparo para... no tengo ni idea. Asistir al encuentro de Naruto con su compañera es algo que requiere preparación por mi parte. Estoy demasiado involucrada en lo nuestro.

—Les dije que echaran un polvo y se olvidaran del asunto. —La voz de Neji suena monótona e irritada. Aunque no más que de costumbre—. Y, sin embargo, aquí están, obligándome a presenciar este despropósito.

—Neji —lo saluda Naruto. Me contempla preocupado unos instantes más antes de desviar la mirada hacia mi hermano—. Encantado.

—A ver si aprenden de Shion y de mí —prosigue Neji—. Vivimos juntos en el Nido, pero no hemos desarrollado sentimientos innecesarios por el otro ni ningún tipo de atracción sexual. Mantenemos una relación de colaboración desganada en el mejor de los casos y de severa indiferencia en general.

—Shion. —Naruto le dirige un asentimiento de cabeza cálido, cordial y sorprendentemente neutral. Es una mujer preciosa, con el pelo rubio y brillante y la expresión paciente que tienden a adoptar todas aquellas personas que se ven obligadas a tratar con Neji durante un tiempo. Agacha la cabeza ligeramente, igual que hacen todos los segundos de Naruto cuando lo ven.

—Me alegro de verte, alfa. ¿Todo bien en casa? —Sus palabras desprenden cariño y respeto. No capto nada más.

—En general, sí.

—Me alegro. —Me mira con curiosidad. Desvía los ojos hacia abajo un instante, pero no me hace falta seguir la dirección de su mirada para saber que la ha posado en nuestras manos entrelazadas.

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