Capítulo 10

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Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon. 

*

– Vamos –Me puse de pie intentando ignorar cada pensamiento sobre Caín. No es su culpa, no es su culpa.

– ¿Revisaste las preguntas? –Me preguntó antes de que nos subiéramos a su auto.

– Si, están bien –Respondí sin mirarlo. Hacer contacto visual con él me hacía sentir mal conmigo misma.

En cuanto estuvimos sentados en el auto, Caín arrancó el auto hacia no sé qué dirección. No hablábamos, ni siquiera nos mirábamos, supongo que él debe saber lo mal que me siento cuando estamos juntos, pero es tan hijo de puta que no lo demuestra, sólo se encarga de ser frío.

Entramos a unas calles que eran bastantes amplias, había chicos drogándose en las esquinas de los pasajes, niños jugando con barro en las calles, gente riendo fuerte, música en casi todas las casas por donde pasábamos. Era un lugar bastante desintegrado, con mala gente, pero todos parecían felices y con buena relación. A la señora de la casa esquina no le interesaba si un grupo de chicos estaban consumiendo drogas fuera de su casa.

Caín dobló a un pasaje que estaba cerrado con un portón de fierro, era enorme. Era el pasaje más silencioso en el lugar, no había gente en la calle ni tampoco por las esquinas.

– ¿Dónde estamos? –Le pregunté a Caín cuando sacó un celular de su bolsillo y comenzó a llamar. Él me ignoró. ¿Cómo conseguía tan fácil celulares?

– Estamos afuera –Habló Caín por teléfono. –Sí, no hay nadie. Bien, gracias –Colgó.

– ¿De dónde sacaste a ésta chica? –Fruncí el ceño.

– La conozco –Se encogió de hombros.

– ¿De dónde?

– Eso no importa Blanca nieves –Rodó los ojos.

A los minutos más tarde salió una mujer a abrir el portón. Caín se estacionó frente a la reja de una casa y luego se bajó. Me baje enseguida y vi a Caín caminando hacia la mujer.

– ¡Caín! –Escuché a la mujer abrazando cariñosamente a Caín, él la abrazó un poco complicado, pero ella no lo notó.

Me acerque cautelosamente hacia ellos, hasta que notaron mi presencia.

– Hola, soy Katherine –Me saludó.

– Cailín –Le sonreí.

– Vengan, pasen –Nos dijo abriendo la puerta de la casa en que Caín se había estacionado. Entré en silencio detrás de él. Al parecer el lugar se encontraba vacío, la chica a la que entrevistaríamos no sé dónde estaba. –Espero que Lyla quiera hablar esta vez.

– ¿No ha querido hacerlo? –Caín frunció el ceño acercándose al sofá, se sentó como si fuera su casa. Me senté en el sillón de en frente sintiéndome muy incómoda ¿Quiénes eran ellas?

– No, de lo que le pasó no –Comentó la mujer. –Pero cuando supo que tú estabas haciendo todo esto, dijo que podría ayudarte. De verdad me puse muy feliz –Sonrió con emoción.

Caín sonrió, yo sólo los miraba intercaladamente.

– ¿Estás bien? –Caín fijo su mirada en la mía.

– Si –Respondí de inmediato.

Katherine caminó por un pasillo y escuché decirle a alguien que Caín había llegado, de seguro le hablaba a Lyla.

CAÍN © #1 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora