Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía amazon.
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– Estas borracho Caín, duérmete –Respondí intentando ser cortante.
– Es verdad –Se acomodó mientras que yo seguía dándole la espalda –Me gusta cuando sonríes Cailín.
– Ya basta –Intenté no creer en nada de lo que decía, pues estaba borracho.
– Eres así como Blanca nieves –Escuché su sonrisa. –Buena, linda, quizá algo brusca, pero una princesa –rio.
Volteé a mirarlo, él estaba con los ojos cerrados.
– Ya duérmete –Toqué su hombro y él se removió.
– No quiero encariñarme contigo –Abrió sus ojos mirando el techo. –No ahora –Sus ojos se fijaron en los míos por unos segundos eternos. –No soy capaz de ser lo que mereces. –Volvió a cerrar sus ojos. –Soy un idiota –Su voz cada vez se iba apagando mientras se quedaba dormido.
– Shh, descansa Caín –Susurré cerrando mis ojos.
– Quiero besarte –Susurró. Sentí su mano apoyarse en mi espalda. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y cerré mis ojos con fuerza intentando no creerle, no podía creerle... Estaba borracho y era la persona que más había odiado en el mundo. –Blanca nieves –Me llamó. –Lamento haber hecho de tu vida una mierda.
Mi garganta se apretó Esta borracho, esta borracho. Trague saliva algo nerviosa, abrí mis ojos y él seguía con sus ojos cerrados, miré sus facciones por unos segundos hasta que sentí que yo también quería besarlo, quería volver a sentir lo que sentí en la fiesta que hizo Dante. Sé que está mal, pero quisiera tan sólo saber sentir lentamente qué es lo que siento cuando éste chico toca mis labios. No, no... NO.
– De verdad quiero hacerlo –Su voz se escuchó segura. Se acomodó mirándome y se acercó a mí. Su mano derecha estaba en mi rostro acariciándolo lentamente.
– No, Caín ya basta –Susurré mirándolo. –Estas ebrio.
– Lo estoy –Sonrió. –Déjame hacer esto, por favor.
Lo miré unos segundos y sin pensarlo me acerqué a él a besarlo. Suavemente comenzó a besarme, mi estómago dolía, realmente estaba muy nerviosa. Se sentía bien, tan bien que no quería separarme de sus labios. El beso comenzó a intensificarse y en unos segundos Caín estaba acariciándome por completa. Su mano pasó por mi espalda, mi abdomen y mi muslo, no llegó más allá y eso me hacía pensar que realmente no estaba tan borracho. Mis manos se quedaron en su cuello unos segundos, luego me atreví a acercarlo más a mí tocando su espalda. Caín subió la delgada tela de mi polera haciendo contacto con mi cintura. Mientras nos besábamos, él daba pequeños apretones en mi cintura o muslos. De un segundo a otro, él me tomó de la cintura haciendo que yo me posicionara sobre él con ambas piernas separadas. Sentí una presión en mi estómago, la necesidad de quitar todo lo que estorbaba a nuestro alrededor, pero algo me decía que no debía hacerlo. Sus manos llegaron a mi trasero y me empujó hacia él con fuerza haciéndome sentir muy débil. Besó mi cuello, luego mi pecho hasta que se detuvo antes de llegar a mis pechos. Nuestras respiraciones estaban agitadas, podía sentir nuestros corazones latir con fuerza y las ganas de quitarnos todo se sentía a flor de piel. Lo miré unos segundos a los ojos y él me sacó de encima y se acomodó a mi lado. Quería seguir besándolo.
– No haremos más –Susurró regulando su respiración. –Ven aquí –Dijo estirando su brazo izquierdo para que lo abrazara y así fue. Pasé mi mano por su abdomen y respiré profundo. –Buenas noches Blanca nieves.
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CAÍN © #1 EN LIBRERÍAS
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