Capítulo47

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Esta historia está publicada en papel por el equipo Penguin Random House grupo editorial. Puedes encontrarlo en diferentes países (explicados en un capítulo especial) y también vía Amazon. 


- Darell –Respondió sin más. Como si mentir fuera lo más fácil para él, pero no estaba mirándome a los ojos.

- ¿Tan temprano? –Fruncí el ceño.

- Si, no me deja en paz desde que lo llame –Se encogió de hombros. –Qué más da –Se tendió a mi lado y me besó. –Sigamos durmiendo, me duele mucho la cabeza Cailín.

- Está bien –Besé su mejilla.

Es sábado, mañana temprano nos vamos a casa. Caín ha estado recibiendo múltiples llamadas, hasta que apagó el celular sin que yo me diera cuenta. No me gusta que me oculte cosas, pero tampoco quiero insistir en que me diga que le sucede.

- Hoy creo que nos quedaremos acá –Dijo Ian mientras estábamos en el living. Los demás estaban afuera.

- Mejor, estoy muy cansada –Reí.

- Yo también.

Converse con Ian unos minutos hasta que entró Dante y comenzó a hablar diferentes estupideces que poco entendí sobre unas peleas a las que asistiría y quería que lo fueran a ver. Me fui a la habitación por un momento, el teléfono de Caín estaba sobre el escritorio, me dieron unas ganas impulsivas de tomarlo, pero finalmente decidí que no. Me tendí boca abajo, hasta que escuché la puerta abrirse.

- ¿Qué haces aquí blanca nieves? –Escuché su voz, luego cerró a sus espaldas y se lanzó encima de mí.

- Sólo quería recostarme unos minutos. –Le respondí sonriente.

- Ven aquí –Se tendió a mi lado y luego tomó mi cintura. Comenzamos a besarnos por un largo rato, la temperatura subía rápidamente así que me detuve.

- No podemos seguir –Reí. –Para eso tenemos la noche, ahora están todos despiertos.

- Pero yo quiero ahora –Reclamó. –No puedes dejarme así.

- No me pongas esa cara –Fruncí el ceño y él sonrió.

- Está bien –Tomo mi rostro con ambas manos y beso mis labios, me tendí sobre él, con mi cabeza en su pecho, mientras sus manos acariciaban mi espalda.

- Me iré a dar una ducha –Dijo de pronto. –Me has dejado muy mal –Bromeó.

- Te espero, así me puedo duchar yo después. –salí de encima de él. Caín tomó una toalla, un bóxer y se fue al baño.

Pasaron alrededor de cinco minutos y su teléfono comenzó a vibrar, lo deje un rato hasta que fue demasiada la insistencia. Me acerqué y lo tome, era un número registrado con el nombre de "MC". Apreté la tecla verde y lo puse en mi oreja sin contestar.

- ¿Caín? –Esa voz yo la conocía. –Caín sé que puedes estar ocupado, así que soy rápido. El lunes tienes una entrega a las nueve de la noche, en un bar, será simple. Eso, adiós. –Colgó.

Respiré profundo mirando la pantalla. Mi corazón estaba latiendo con una fuerza indescriptible, no quería que me afectara tanto, pero lo hizo. El enojo subió por mis venas, intente recordar esa voz, "MC" maldita voz. Me removí inquieta por toda la habitación hasta que me detuve en seco, Mark Crick.

La puerta de la habitación se abrió y entró Caín sonriente con la toalla en su cadera, mi rostro estaba inmóvil, quería enfrentarlo y decirle que era un imbécil. El móvil seguía en mi mano.

CAÍN © #1 EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora