13 de Enero 2016
Narra Bianca.—Bueno, Bianca y Lucía van a ir al ultra vip y ese va a ser el puesto en esta temporada de ambas dos. Ya saben, venimos trabajando juntos hace un par de años, me conocen, conocen a la gente que viene y este año el local tiene invitados bastante importantes y confío en ustedes dos.
Sebastián nos daba una charla como si fuéramos los jugadores de la selección antes de ingresar a la cancha. Con Lucia nos miramos intentando no reírnos. Éramos bartender tampoco era la gran cosa. Teníamos mucha presencia, si, ambas éramos bastante profesionales y hemos asistido a todos los cursos que Seba nos brindaba con tal de mejorar nuestra atención. Éramos dos pibas de veintiséis años, ya teníamos bastante claras las cuentas y los patitos bien en fila como para saber manejar todo el asunto. Paula era la cajera desde siempre ya que era la mujer de Sebastián, así que había confianza.
Nos preparábamos para la noche que se nos venía. Era un evento llamado "Amanecer" en un boliche bastante conocido de capital llamado "Madame", ya nos habíamos cruzado con varias estrellas, hasta Moria había venido a nuestro local, era muy exclusivo todo, había mucha cautela en el tema sacar fotos y filmar, diría que está más que prohibido para poder brindarle a los asistentes una mejor seguridad y libertad. La cantidad de jugadores de fútbol de trampa que hemos visto, y ni hablar de estrellitas de Rock, Patricio Sardelli, Pato de Airbag, era uno que sin falta siempre iba. Nunca habíamos cruzado palabra, escuchaba su música, si, pero no a un nivel de fanatismo increíble. Siempre la jodía a Lucia, es que era de su estilo. Mi amiga era alta blanca como un vampiro y de pelo bien negro, voluptuosa, pero llamaba más la atención por su aura misteriosa, que por lo visto a Pato lo comía la intriga en cuanto se acercaba, yo ya sabía que lo atendía ella. Podía esperar diez personas hasta tener, por fin, su vaso servido por su amor nocturno de las barras bolicheras.
Llegue acá gracias a Paula, justamente, habíamos sido amigas desde chicas y yo ya era bartender en otros lugares, cuando estuve libre no dudo un segundo en llamarme para atender ahí de jueves a domingo que era cuando abría la confitería. Como le decía mi viejo.
Me acomode la musculosa negra de lurex y el short negro pegado al cuerpo de lycra que nos solían pedir como conjunto. Me mire en el espejo del baño, acomode mi escote, me retoque el delineado negro furioso que solía hacerme para trabajar ya que mis ojos eran bastante grandes así que eso hacía que luzcan un poco más chicos y rasgados; y también aproveché a repasar mis largas pestañas con un poco más de rímel. Mis ojos eran de color café muy claros. Con el delineado negro podía llegar a parecer una mina de ojos claros, pero más que claro eran café y miel podría decirse, pero hasta ahí nomas. Mis borcegos negros estaban bien ajustados y listos para afrontar otra tormentosa noche.
La gente empezó a llegar y nosotras estábamos matando el tiempo cortando limones para los tragos, estaba muy entretenida, me gustaba mucho hacer eso, cortaba limones, naranjas, preparaba arándanos y frutos rojos en los recipientes que teníamos con sus respectivas cucharas.
—Buenas, ¿me pasas dos corona, por favor? —me dijo una voz que me distrajo haciendo que me corte un poco y largue un gritito. ¿Saben lo doloroso que es ponerse jugo de limon en una herida? Yo no lo sabía hasta recién.— uy, perdóname. Que boludo.
—No, no, tranquilo. Gajes del oficio, nene. —le dije para darme vuelta y caminar a una de las heladeras donde yacían las cervezas bien frías.— ¿son con consumición? —pregunté mientras abría las cervezas rápido. Alce la mirada y me tilde.
—Si, le di los papelitos a ella. —señaló a Lucía que hablaba con Paula vaya a saber uno de qué cosa.
Seguía medio en trance. Era divino. Tipo, era Guido de Airbag, quien no lo reconocería con ese pelo blanco alocado y sus miles de collares. A todas las minas se les caía el calzón con este flaco y yo... yo era de carne y hueso, era humana, como no me iba a quedar así. Hasta que me chasqueo los dedos.
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Memorias | Guido Sardelli
FanfictionBianca tenía un secreto, un secreto de seis años. Y por más que buscaba consuelo su memoria llegaba a atormentarla cada año nuevo en donde ese secreto cumplía años.