29 de Diciembre 2024.
Narra Guido.—No, ¿enserio? ¡Que emoción, amor! ¿Como te sentis con eso?
—Y no te voy a mentir, estoy bastante ansioso y nervioso. No se como va a reaccionar ni cómo va a reaccionar él al vernos por primera vez. Mira... —puse su mano sobre mi pecho para que sienta mi corazón.— siempre que hablo de él me pongo así. Espero no desmayarme. —sentí sus labios sobre los míos besando con ternura.
—Amor, vas a ver que todo va a salir bien y él te va a amar. ¿Ella te lo propuso? ¿Se va a perder el cumpleaños de su hijo? —preguntó con algo de indignación y yo me fruncí de hombros.
—Será su problema, cinco cumpleaños tuvo con el, no pareció molestarle dejármelo. —me hizo pensar bastante esa actitud de Bianca. Era verdad lo que planteaba Luz.— Capaz y se queda a pasarla con nosotros. —dije con evidente emoción.
—¿No te parece un poco desubicado si se queda? Bah, porque voy a estar yo y no se... capaz le molesta. —contestó apenada y yo la abracé.
—Sos mi pareja, tendrá que aceptarlo, al igual que Gio. —dije acariciando su pelo.— Si se llega a querer quedar se lo aviso. —creo.
Le había contado a Luz que para años nuevo Gio iba a venir a pasar el día, y a celebrar la festividad y su cumpleaños. Estaba igual de emocionada que yo, ella sabía por todo lo que había pasado, habíamos pasado tantos días juntos que sentía que nos conocíamos de toda la vida. La quería muchísimo, muy pocas veces me pasaba esto con alguien, pero era tan buena mina que no dude un segundo. Más que nada porque ella también me abrió su corazón y me contó muchísimas cosas de su vida mientras cenábamos en mi casa o cocinábamos algo juntos. Me ayudaba a componer algunas cosas. Nos saco un par de fotos cuando hicimos los Monumental (manifestando hermanas) y mis hermanos se llevaban muy bien con ella, era una mina muy directa, divertida, interesante e inteligente.
Estábamos besándonos en este momento. Habíamos ido a almorzar a lo de mis viejos y volvimos para mi casa a ver una película hasta que me acorde de que faltaba poco para ver a Gio. Ya después la película pasó a quinto plano. Estábamos a nada de garchar cuando sentí que mi teléfono empezó a sonar. Quise agarrarlo pero Luz agarro mi mano añejándola de él hasta que leí que era Bianca. Enseguida Gio apareció en mi cabeza. Creyendo que algo había pasado me saque a Luz de encima y atendí.—Bianca, ¿está todo bien? —pregunté agitado y preocupado, era muy raro que me llame ya que desde la vez que nos vimos no charlamos más, me Pao fotos del gordito y hablamos algunas cosas al azar.
—Hola, Guido. Si, si, está todo bien. —empecé a respirar y puse mi mano en mi pecho un poco más relajado bajo la mirada atenta de Luz, más que nada desde que escuchó el nombre que dije, la mire pidiendo disculpas por cómo me la saque de encima y me volví a distraer cuando escuché voces de nenes de fondo y una en particular diciendo "mami".— Gordito, vayan a jugar a otro lado que mami tiene que hablar.
—¿Quien es mamá?
Era Gio. Una sonrisa se desplegó en mi cara y los ojos me empezaron a picar. Me paré de la cama, no sé bien para que creo que me había subido muchísimo la adrenalina. Mi corazón estaba por salirse de su órbita. Camine de un lado a otro esperando que Bianca le responda. Mordí la piel de mis dedos, estaba nervioso. ¿Que le iba a decir?
—Es... es tu papá. —abrió la boca con sorpresa y me tiró del poncho para que me agache. Dios, sentía que el corazón se me iba a salir y las extremidades dejaron de funcionarme tanto así que caí sobre mis rodillas. Gio me saco el teléfono de la mano, no tenía fuerzas ni para evitar aquella acción de mi hijo.
—¿Papá? —lo escuché clarito, estaba preguntando por mi y una mano, por instinto fue de repente a mi pecho, me estaba dando un ataque pero realmente la emoción era tanta que sentía que se me congestionaba la nariz de la emoción que estaba experimentando. Con lo poco que podía escuchar sentía como si estuvieran pasándoselo de mano en mano.— Papá, ¿sos vos?
ESTÁS LEYENDO
Memorias | Guido Sardelli
FanfictionBianca tenía un secreto, un secreto de seis años. Y por más que buscaba consuelo su memoria llegaba a atormentarla cada año nuevo en donde ese secreto cumplía años.