Capítulo 21.

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11 de Enero 2025.
Narra Guido.

—Gracias, hermano, te debo miles. —le dije a Pato mientras salíamos del aeropuerto. Era de madrugada, ya estaba en suelo argentino y era todo gracias a Pato y sus contactos que me hicieron llegar lo antes posible acá.

—Entonces fue esta pendeja forra. Vos sabes que no me cerro nunca como se metió tanto de la nada en tu vida. —me dijo con una indignación palpable y era entendible.

—Yo me siento un re pajero, hermano. Treinta y seis años al pedo tengo, no puedo ser más imbecil. —me rete con mucha bronca y recibí un abrazo por los hombros de mi hermano sin parar de caminar.

—Qué carajos ibas a saber vos sobre eso, quien se iba a creer que estaba re loca.

Mi celular sonó y vi que era el número de Virginia, con quien hablé con poco más sobre el asunto. Me estaba enviando un archivo de audio.

Virginia. (Amiga de Bianca)

Guido, acá está la grabación de la llamada, guárdala vos también como puedas. Te paso las capturas que le mandaron a Bianca por mail para que no se pierdan. Guarda todo muy bien, yo ya tengo en un pent drive, pero nunca está demás tener más por si acaso. 03:32

(Audio) 03:33

Dale, Virginia. Te agradezco un montón todo esto y si tenes noticias de cómo está Bis va y Gio por favor manteneme al tanto. Nos vemos. 03:35

—Mira, acá me paso la amiga de Bianca el audio de la llamada. Grabamos todo por las dudas y la loquita enloqueció mal. —apreté el audio y se lo pase rápido a Patricio que lo apoyo en su oído y, sin para de caminar, sus expresiones fueron variando a medida que el audio corría.

—Amigo... que miedo, boludo. Esta enferma mal. ¿Pero por qué o que?

—Según me contó Virginia, muy por encima...

—¿Quien es Virginia? —preguntó con algo de interés.

—Es compañera del laburo de Bianca y su amiga, pajero, concentrate. —dibujó un O con su boca y asintió corriendo la mirada a la camioneta sacándole la alarma para subir mis cosas rápido.— Bueno, ésta Virginia la conocía a Luz. Me dijo que hubo un tiempo que salió con un fotógrafo de una revista de esas de mierda que les gusta hablar al pedo de la vida de los famosos y bueno ,lamentablemente, nosotros entramos en esa categoría del orto. Esta piba estaba obsesionada con conseguir una primicia porque sus notas no se pegaban, y bueno al parecer fui un chisme muy jugoso... porque vamos a decir la verdad... lo es. Guido Sardelli tiene un hijo de seis años. —dije mientras imponía mis manos en el aire con cada palabra que decía.— Me da pánico de solo pensar en los títulos. En que muestren a Gio, porque algunos seguro van a "blurear" el rostro porque es un menor, pero otros son muy descarados y van a poner todo en crudo, boludo. —me agarre la cabeza con una notable desesperación mientras mi hermano arrancaba.— Así que se ve que en algún momento me robó fotos del teléfono, no se como hizo para recuperar archivos viejos porque había fotos mías y de Bianca, los dos juntos... aunque esas las tengo en la computadora, así que...

Me sentía muy boludo. Muy. Todavía no puedo creer que todo esto haya pasado en, a penas, un mes, estoy... devastado. Solo saber que ellos estaban bien y brindarles seguridad enserio iba a hacer que me sienta mucho mejor. No quería que por mi culpa, por la vida que llevo, ellos paguen con el precio de su privacidad. No quería ni que Bianca sea expuesta, porque si la parte loca del fandom se entera que tengo un hijo y que recién ahora me dejaron conocerlo no la van a dejar en paz un segundo. Pensando en eso agarre con rapidez de nuevo mi celular para poder entrar a twitter o equis, como mierda se llame ese antro oscuro y putrefacto. Por suerte no había nada nuevo, no estaba en tendencia ni algo por el estilo. No sabía qué carajos a hacer. Hasta que recordé que Virginia me pidió que trate de no hacer nada, que los abogados se iban a hacer cargo y que mañana a primera hora se iba a contactar con ellos, o hoy, así les pasaba todo lo que habíamos recolectado.

—Che... y quien será la otra persona o personas que te dijo que estaban con ella en esto.

—No tengo la más mínima idea. Voy a preguntarle a Virginia donde están así voy para allá. No quiero irme a mi casa, no me quiero separar ni un segundo más de ellos.

Virginia me pasó la dirección de la clínica privada en donde estaban. Y fuimos directo para allá. Pato bajo conmigo para acompañarme mientras le avisaba a Gastón que estábamos ahí ya que también estaba preocupado mandando mensajes a lo loco en el grupo que teníamos los tres. Entre corriendo a la planta en donde me había indicado que estaban y reconocí a Pablo, otro tipo y a una mujer, que supuse, era Virginia ya que se acercó a mi encuentro.

—¿Cómo esta? —les pregunté a todos, porque todos me estaban mirando.

—La tuvieron que calmar, tiene la presión muy alta y no la pueden estabilizar todavía. Estamos así desde ayer a la tarde y es un peligro todo. —me respondió Pablo con una preocupación que me transmitió en cuanto termino de hablar.

—La puta que me parió. —dije en voz baja mientras me sentaba en una de las sillas.— ¿Se puede pasar a verla? —cuando pregunté eso un médico salió de su habitación y me acerqué sin dudarlo un segundo.— Hola, doctor, yo soy... soy el papá de su hijo, somos pareja, necesito saber cómo está o si puedo entrar a verla.

—Hola, si... tranquilo. La presión se está estabilizando de a poco, pero es mientras está dormida. Podes pasar a verla diez minutos nada más, por favor no la alteren, es lo único que les pido. —me dijo rápidamente para irse ya que por la hora debían estar de guardia.

Observe a los demás dudoso porque, si les soy sincero, no sabía que iba a hacer si se llegaba a despertar. No sabía si me iba a volver a odiar o si me iba a recibir bien.

—Entra, boludo... va a estar todo bien. Dale. —me alentó mi hermano que fue el único que se animó a hablarme y los demás asintieron en común acuerdo.

Tome aire y me di vuelta para poder entrar a aquel cuarto. Por suerte no hacía tanto calor como afuera y Bianca estaba plácidamente dormida. Me senté en una silla al lado suyo y la observé.

—Perdón... —fue lo único que salió de mi interior, desde mi corazón, las lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin ningún tipo de permiso, como si hubiera encendido una especia de canilla que no sabía cómo frenar.— Perdón, de nuevo la cague, no paro un segundo de joderles la vida... perdóname, ya no sé si es correcto que esté tanto tiempo con ustedes, ya no sé qué hacer... haga lo que haga, todo los termina lastimando. Me siento una basura minúscula, me siento una mierda... Bianca, por favor... necesito que estés bien. Prometo que a pesar de tener este pensamiento no me voy a alejar un segundo, quiero... quiero cuidarlos, quiero protegerlos de todo y de todos, no me puedo imaginar que sería capaz de hacer si los llegan a lastimar o a exponer de esa manera, me siento muy humillado, me siento avergonzado... soy un boludo que no sirve para nada. —agache mi cabeza y puse mi mano sobre la de ella para poder llorar tranquilo una vez que vomite mi verdad.

—Guido... —su voz me alertó y corte mis sollozos para mirarla y asegurarme de que no lo había imaginado; y ahí estaba, mirándome, con sus ojos llenos de lágrimas también.— No digas eso de vos... yo... yo se que no lo hiciste a propósito, nunca dudaría de que quieras proteger nuestra privacidad, nunca dudaría de que nos queres cuidar... no vuelvas a pensar y tan siquiera decir que no servís para nada... ¿cómo íbamos a saber nosotros que estaba así de loca? No sabes... —su voz se quebró y las lágrimas caían de sus ojos sin siquiera pestañear.— No sabes lo mal que me sentí, lo descompuesta que me puse cuando vi todo eso. —Su corazón se estaba acelerando de más y me incorpore mejor para acariciar su pelo.

—Bian... tranquila, respira, tranquila... no quiero que te vuelva a subir la presión.

—Es que no puedo, no me puedo quedar acá. Estoy perdiendo mucho tiempo, no se que está pasando.

—No está pasando nada. No se divulgó nada, entre recién a revisar mis redes y nada. Virginia ya se encargó de juntar toda la evidencia y tenemos una llamada grabada. La enfrente y justo me había llamado Virginia, así que le pedí que grabe todo por las dudas y la muy estúpida escupió todo sin reparo. Me amenazo más así que... con eso calculo que tenemos suficiente. Mañana a primera hora les va a mandar todo a los abogados, bah hoy porque ya es madrugada. Así que por ahora por lo único que tenes que preocuparte es por estar bien y ponerte bien vos. Yo... yo no me pienso separar de vos. Mi mamá y tu papá están en contacto cuidando a Gio de todo. Solo... ponete mejor, por favor. Te necesito.

Memorias | Guido Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora