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no hay más que hablar , morat

Mientras tú te ibas de fiesta en Barcelona
Jugando a ser otra persona
Yo no cambié, solo aprendí a vivir sin ti





— Pablo, ya cállate. — dije yo riéndome.

— Pero si te gusta y te encanta y te lo quieres comer a besos. — dice él a través de la pantalla y hace una cara graciosa. — Ya por fin vas a dejar al idiota de Manu.

— Brian no tiene nada que ver con que quiera terminar con Manu, con Manu venía teniendo problemas desde antes de conocerlo.

— Bueno, pero el chico ese te motivó aún más.

— Da igual, ni siquiera sé si le gusto.

— ¿Eres idiota tú? A lo que me has contado no solo le gustas, le encantas y se muere por ti. — dice mirándome seriamente.

— Mmmm... no sé Pablito, no quiero hacerme ilusiones y después quedar como estúpida. Además... yo sigo con Manu.

— Pues a qué esperas para terminarlo.

Me quedé pensativa mientras miraba a Pablo a través de la pantalla de mi celular. Llevábamos hablando como dos horas, hoy era mi día libre por lo que estaba en mi casa, acostada en mi cama. Hace mucho no hablaba con mi mejor amigo y necesitaba sus consejos urgentemente.

— ¿En que tanto piensas? — habló rompiendo el silencio que se había creado.

— No lo sé, algo no está bien.

— ¿De qué?

— Con Manu, tengo un mal presentimiento.

— Ojo de loca, no se equivoca. — hizo una pausa y después volvió a hablar. — ¿Hay algo más, verdad?

— Nunca me había sentido así, ni siquiera con Manu. Brian es... diferente.

El sevillano sonríe ampliamente y me mira emocionado.

— Estás enamorada, estás enamorada. — canturreó alegremente.

— Calla. — dije poniéndome roja.

Sé que no estaba equivocado, solo que todavía me costaba aceptarlo. Porque tenía miedo, miedo a que él no sintiera lo mismo. Aunque Kev e Igor me lo habían confirmado mil y un veces, desconfiaba.

Mi celular comenzó a sonar con otra llamada entrante, era Sira. Lo cual era raro porque me dijo que saldría con Ferran.

— Aguanta, Pablo. Deja le contesto a Sira y te vuelvo a marcar.

— Okay, cambiame. Igual ni te quería tanto. — yo me rió ante su dramático comentario.

— No exageres, ahorita te llamo.

Contesto la llamada y sonrío inconscientemente por hablar con mi mejor amiga.

— Skittle... que sorpresa. ¿Pasa algo? — dije yo saludando alegremente.

— Hola... — dijo un poco extraña.

— ¿Sira? ¿Qué pasó?

— Mmm... no sé cómo lo vayas a tomar.

— Sira, ya dime. Me pones de nervios.

— Es de Manu. — En ese momento mi ánimo cambió por completo, por su tono de voz y por lo que dijo anteriormente, supuse que sería algo malo. — Ferran y yo vinimos al centro comercial y... lo vimos entrar a una tienda con otra chica. Quisimos pensar que era su hermana o algo así, pero... después vimos como... se besaron.

RUBIA | brian rodriguez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora