19

407 32 4
                                    

firework , katy perry

Baby, you're a firework
Come on, let your colors burst






Me miró en el espejo poniendo frente a mí los dos vestidos que tenía como opción. No sabía cuál elegir, los dos eran preciosos pero uno era corto y el otro largo.

— ¡Siraaaaaa! Ven. — le grité a mi mejor amiga que estaba en el baño para que viniera a ayudarme.

— ¿Qué pasa, Sof?

— No sé cuál ponerme. — dije haciendo puchero.

Hoy es 31 de diciembre y todos estamos en el yate en Uruguay. Sira y yo nos estamos arreglando juntas, y pronto tendríamos que salir porque ya casi era la hora.

Ya estaba casi lista solo me faltaba elegir el vestido.

Sira miró detenidamente los vestidos y agarró el más largo de los dos y lo lanzó a la maleta.

— El corto, luce un poco más informal y estoy segura que Brian se va a morir cuando te vea.

— Siraaaa. — dije pegándole suavemente en el brazo.

— Que es verdad, ese vestido te hace un culazo que te mueres.

Solté una carcajada y me cambié para ponerme el vestido. Era verdad lo que decía Sira, el vestido al ser corto y pegado hacía que mis curvas se notaran el doble. Me puse mis tacones plateados y retoqué mi pintalabios rojo.

Tocaron la puerta y me acerqué a abrir para ver a un Brian arreglado con una camisa blanca y unos pantalones negros.

Me miró detenidamente de arriba a abajo, repasandome detenidamente. Por más que pase el tiempo no podía acostumbrarme a su mirada intensa sobre mi, los nervios inundaban mi cuerpo. Mis mejillas seguramente estaban del mismo color de mis labios, y eso lo había logrado con solo una mirada.

— Rubia… te ves preciosa. — dijo tomando mi mano y rodeando mi cintura con su mano libre.

Sonreí ante su cumplido y cerré los ojos al sentir su colonia, olía delicioso.

— Tú tampoco vas mal, rayito. — dije soltando una pequeña risa. Se acercó para besarme y giré mi cabeza haciendo que él dejara un beso en mi mejilla. — Vas a arruinar mi labial.

— ¿Crees que me importa? — susurró tomando mi mentón para que lo viera de frente. Me mordí el labio suavemente ante su comentario. Él dirigió su mirada a estos y se acercó nuevamente, ahora sí besándome.

Era lento pero tan profundo que transmitía todo lo que sentíamos. Rodeé su cuello con mis manos y él posicionó las suyas en mis caderas. Nos besamos sin prisa, disfrutando del otro y tratando de recordar cada detalle de los labios del otro.

— Sofi… ya bajaste… — dijo Sira saliendo del cuarto. — Ah… uyyy, perdonen chicos.

Nos separamos y volteé a ver a mi mejor amiga divertida y soltando una risa. Brian seguía sosteniendo mi cintura y él también se rió suavemente.

— Dale, chicas. Vamos abajo, ya están todos. — dijo Brian caminando junto a mí a las escaleras del yate.

El yate era precioso, era muy moderno. La decoración era minimalista pero a la vez un tanto lujosa. Tenía 5 habitaciones, una sala, el comedor, la cocina y un pequeño jacuzzi.

Había llegado hace unos días a Uruguay y Brian se había encargado de enseñarme todo del pueblito de dónde él era. Conocí a su amigos, Gera y Sebas, él conoció a los míos y todos nos llevamos de maravilla. Kevin y Brian se habían llevado de 10 con Pablo, Pedri y Ferran. Fue una gran idea venir a Uruguay.

RUBIA | brian rodriguez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora