08

439 31 8
                                    

amorfoda , bad bunny

Quisiera que te sientas como yo me siento
Quisiera ser como tú, sin sentimiento
Quisiera sacarte de mi pensamiento







— Hola, peque ¿Cómo andas? — dijo Miguel sentándose junto a mi en el camión.

— Hola, genial ¿y tú?

— Super... ¿Te puedo preguntar algo?

— Adelante... — dije entrecerrando los ojos.

— Yo también quiero saber... — dijo Kevin asomándose por entre los asientos de adelante de nosotros.

— Chismoso. — dije yo. — Ya dime pues, Migue.

— ¿Qué onda con el rayito?

Yo sonreí ante su pregunta y me encogí de hombros.

— No sé, él me dijo que le gusto... creo que él me gusta... pero pues... Acabo de terminar una relación. No sé si estoy lista para empezar una nueva.

— Está bien, peque. Sé que él lo entenderá, solo debes hablarlo. — habló Layún mientras me daba un abrazo

— Ayy... que emocionante. — dijo Kev y nos reímos de su comentario.

Llegamos al estadio y sonreí al ver el hermoso estadio BBVA. Jamás había estado aquí antes, de hecho es la primera vez que vengo a Monterrey. La ciudad es bonita, pero sigo prefiriendo la Ciudad de México.

Bajamos rápidamente y nos dirigimos a los vestuarios, yo les deseo suerte a los chicos y subí rápidamente para poder ver el estadio.

Lo observé detenidamente y me tomo el tiempo para sacarle fotos al estadio, a las gradas y a la afición. Aunque estemos en otro estado, se hace notar la afición azulcrema.

Debo admitir que entre la afición del Barça y del América no sabría a quién elegir. Creo que tienen distintas cualidades que las distinguen. En Barcelona la gente es más fiel que nada, siempre están, en las buenas y en las malas. No porque en el América no sea así, pero a esta afición lo que más la distingue es la exigencia y la pasión.

El partido pronto comenzó y apenas en el minuto dos Cabecita metió gol. Para el minuto 33 ya íbamos ganando 3-0.

El resto del partido pasó con normalidad, pero en el minuto 64 Gallardo hizo una entrada durísima tirando a Brian al piso.

Me paralice por un momento al no ver a Brian pararse y seguir con el partido. Se tocaba la rodilla y tenía una mano cubriéndose la cara.

La puta madre.

No puede lesionarse.

Después de que entrarán las asistencias a atenderlo, salió de cambio y entró Chava en su lugar. Esperemos no sea nada grave y que no tenga que perderse ningún partido.

El árbitro pitó el final del partido e inmediatamente me dirijo a Kevin que estaba en la banca.

— Estaba muy mal, ¿verdad? — preguntó en cuánto me acerqué.

— Creo que sí... Ni siquiera salió caminando. — dije con una mueca.

— Pues, ven. Vamos a verlo.

Caminamos a la sala de fisioterapia y lo vimos acostado mientras lo revisaban.

— No creo que deba entrar... Mejor espero al camión. — dije dudando un poco.

— Estás loca, seguro a ti es a la única que quiere ver.

— Kev... no sé... ¿y si me corre...?

— Claro que no, cuando salga el fisio, entras.

RUBIA | brian rodriguez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora