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aprender a quererte , morat

Para aprender a quererte
Voy a estudiar como se cumplen tus sueños





Después de un rato se fueron varios de los chicos, solo quedando Kevin, Igor, Layún y Brian.

— Abuelito, te vamos a extrañar. — dijo Igor palmeando la espalda de Layun. Yo me reí suavemente ganándome una mala cara de Migue.

— Dale, Igor ni que estuvieras tan joven tú. — dijo Brian, su mano acariciaba mi cintura suavemente y su barbilla estaba apoyada en mi hombro. Sabía que iba medio perjudicado, pero no estaba borracho.

— Tengo hambre. — dijo Kevin haciendo que todos soltemos una risa. — No sé rían, es en serio. Podría desmayarme.

— Que exagerado eres. — dije yo. — Igual ni hay comida aquí.

— Vamos al comedor.

— Kevin, son las 6:30 de la mañana. No va a haber nada, porque todos los cocineros sabían que prácticamente no dormiríamos nada hoy. — murmuró Layún acostándose en la cama cansado.

— Debe de haber algo en la alacena.

— No te vas a meter a robar comida. — advertí yo.

— ¿Por qué no, rubia? Vamos, será divertido. — dijo el uruguayo mirándome. Yo entrecerré los ojos intercalando mi mirada entre los cuatro, que me miraban esperando que aceptara.

— ¿Qué es lo peor que puede pasar? — habló Igor.

— Los odio. Vamos. — dije parándome y dirigiéndome a la puerta. Todos festejaron y me siguieron.

Caminamos por los pasillos vacíos de Coapa, no era mucho el trayecto hacia el comedor pero parecía eterno al tener que estar checando que nadie nos viera.

— ¿Qué creen que haya?

— Cállate, Kevin. — murmuré yo, pegándole en el pecho.

— Auch...

Al llegar al comedor por fin, nos metimos a la gigantesca alacena. Observé a mi alrededor y estaba repleta de comida, desde verduras y frutas, hasta frituras y galletas.

— Yo quiero algo dulce. — dijo Kevin mientras comenzaba a buscar entre todo lo que había. Abrió el refrigerador y vio un pastel de chocolate que estaba completo. Nos miró a todos y sonreímos haciendo que él lo tomara y saliéramos todos del comedor.

Llegamos nuevamente al cuarto y Layún nos dio un tenedor a cada quien para comer directamente del pastel.

Estuvimos otro rato platicando y comiendo y cuando comenzó a amanecer Layún, Kevin e Igor se fueron a sus cuartos.

— ¿Puedo quedarme? — Brian estaba sentado en mi cama y jalo mi brazo para atraerme a él y abrazarme.

— Si. — dije tomando su cara y dejando un beso en sus labios, sabía a una mezcla de tequila y menta.

— Dale ven, vamos a dormir. — me tomó por los muslos y me tiró encima de él en la cama, yo solté una risa y escondí mi cara en su cuello.

— Te quiero, Brian. — dije casi sin pensarlo, solo sentí que debía decirlo. Él acomodó un mechón de mi pelo detrás de mi oreja.

— Yo te quiero más, rubia. — dijo susurrando en mi oído.

Nos acomodamos mejor y Brian se paró de la cama para quitarse la playera. Sonreí al recordar la primera vez que dormirnos juntos.

RUBIA | brian rodriguez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora