Tres

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El siguiente día, Jisung no podía dejar de pensar en Felix. Durante las clases de música, su mente vagaba hacia la conversación que habían tenido en la cafetería. Aunque sus amigos notaron su distracción, decidieron no mencionarlo, respetando el espacio que Jisung necesitaba.

Al final de sus clases, Jisung se dirigió nuevamente a la cafetería con la esperanza de ver a Felix. Al llegar, se dio cuenta de que la cafetería estaba más llena que de costumbre, pero su mirada rápidamente localizó a Felix, quien estaba ocupado sirviendo a los clientes.

—Hola, Felix —dijo Jisung, sonriendo cuando finalmente consiguió su atención.

—Hola, Jisung. No esperaba verte tan pronto —respondió Felix, devolviéndole la sonrisa mientras entregaba un pedido.

—Bueno, pensé que podríamos almorzar juntos hoy, si tienes tiempo —sugirió Jisung.

Felix miró el reloj y luego asintió.

—Mi descanso es en veinte minutos. Nos vemos afuera.

Jisung esperó pacientemente, observando cómo Felix se movía con destreza entre las mesas, siempre con una sonrisa amable para los clientes. Finalmente, Felix se unió a él afuera y caminaron hacia un pequeño parque cercano, donde encontraron un banco tranquilo para sentarse.

—Gracias por invitarme a almorzar —dijo Felix mientras sacaba su sándwich de la bolsa.

—Gracias a ti por aceptar —respondió Jisung, sacando su propio almuerzo.

Comieron en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad del parque. Luego, Jisung decidió romper el silencio.

—Felix, ¿alguna vez pensaste en volver a estudiar? —preguntó con curiosidad.

Felix suspiró, mirando a la distancia.

—Sí, lo he pensado. Pero las cosas no son tan fáciles. Necesito trabajar para mantenerme y ahorrar algo de dinero. Además, no estoy seguro de qué quiero hacer realmente —admitió con honestidad.

—Entiendo. Pero si alguna vez decides que quieres volver a estudiar, me gustaría ayudarte en lo que pueda —dijo Jisung sinceramente.

Felix lo miró sorprendido, pero agradecido.

—Gracias, Jisung. Eso significa mucho para mí.

Continuaron conversando sobre sus vidas, sueños y aspiraciones. Jisung le contó a Felix sobre su pasión por la música y cómo había sido su refugio desde que era pequeño. Felix, a su vez, compartió sus experiencias trabajando en la cafetería y sus pensamientos sobre la vida y el futuro.

Mientras hablaban, Jisung no pudo evitar notar lo bien que se sentía estar con Felix. Había algo en su compañía que lo hacía sentir en paz, como si todo encajara perfectamente.

—Felix, ¿qué harás después del trabajo? —preguntó Jisung cuando estaban a punto de regresar.

—Nada en particular. ¿Por qué? —respondió Felix, curioso.

—Pensé que podríamos pasar más tiempo juntos. Quizás ver una película o dar un paseo —sugirió Jisung, esperando no parecer demasiado ansioso.

Felix sonrió.

—Eso suena bien. Me gustaría.

Y así, mientras el sol comenzaba a ponerse, Jisung y Felix se encontraron compartiendo más que solo una comida. Sus corazones, aunque cautelosos, empezaban a abrirse, dando paso a una conexión que ambos sabían que podría cambiar sus vidas para siempre.

Todavía te amo.                                                            JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora