Ocho

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La vida parecía brillar para Jisung y Felix ahora que eran novios. Compartían sus días entre estudios, trabajo y momentos juntos, disfrutando de la compañía mutua. Sin embargo, como toda relación, la suya también enfrentaría pruebas que pondrían a prueba su amor y compromiso.

Una mañana, mientras Felix estaba trabajando en la cafetería, recibió una llamada inesperada. Era su madre, a quien no había visto en meses debido a las tensiones familiares y su difícil situación económica.

—Felix, necesitamos hablar. Es urgente —dijo la voz temblorosa de su madre al otro lado de la línea.

—Mamá, ¿qué pasa? ¿Estás bien? —preguntó Felix, su preocupación creciente.

—Es tu padre... ha tenido un ataque al corazón. Está en el hospital. Necesito que vengas a casa lo antes posible —respondió su madre, tratando de contener las lágrimas.

El corazón de Felix se hundió. Sabía que tenía que ir, pero también sabía que significaba dejar a Jisung y su trabajo temporalmente.

—Voy para allá, mamá. Salgo en cuanto pueda —dijo Felix, colgando el teléfono.

Corrió hacia el apartamento de Jisung, sus pensamientos en caos. Jisung estaba en casa, revisando algunas partituras, cuando Felix entró rápidamente, con el rostro pálido y ojos llenos de preocupación.

—Jisung, tengo que irme. Mi padre ha tenido un ataque al corazón. Está en el hospital —dijo Felix, su voz temblando.

Jisung se levantó de inmediato y abrazó a Felix.

—Lo siento mucho, Felix. ¿Cómo puedo ayudarte? —preguntó Jisung, preocupado.

—Tengo que ir a casa. No sé cuánto tiempo estaré fuera, pero necesito estar con mi familia —respondió Felix, abrazando a Jisung con fuerza.

—Entiendo. Ve y haz lo que necesitas hacer. Estaré aquí esperándote cuando regreses —dijo Jisung, tratando de darle fuerzas a Felix.

Felix asintió, sintiéndose un poco más tranquilo con el apoyo de Jisung. Recogió sus cosas rápidamente y se dirigió a la estación de tren.

El viaje fue largo y lleno de ansiedad. Al llegar al hospital, encontró a su madre en la sala de espera, con los ojos rojos de tanto llorar.

—Mamá —dijo Felix, abrazándola.

—Felix, gracias por venir. Tu padre está en la UCI. Los médicos dicen que está estable, pero necesitará una cirugía y una larga recuperación —explicó su madre.

Felix se sintió abrumado, pero sabía que debía ser fuerte por su familia. Pasaron los días entre el hospital y la casa de su madre, ayudándola con todo lo que podía. Aunque quería estar con Jisung, sabía que su lugar en ese momento era al lado de su familia.

Mientras tanto, en Seúl, Jisung se sumergió en sus estudios y en sus ensayos con Changbin y BangChan, quienes ya estaba mejorando y recuperándose del accidente. Sin embargo, la ausencia de Felix lo afectaba profundamente. Se preocupaba por él y extrañaba su presencia.

Una noche, después de un largo ensayo, Jisung recibió un mensaje de Felix.

—Jisung, las cosas están mejorando aquí. Mi padre ha salido de la UCI y la cirugía fue un éxito. Todavía necesitará tiempo para recuperarse, pero estoy más tranquilo ahora —decía el mensaje.

Jisung sintió un alivio inmediato y respondió rápidamente.

—Me alegra tanto escuchar eso, Felix. Te extraño mucho. ¿Cuándo crees que podrás volver? —escribió Jisung.

—Yo también te extraño. No estoy seguro aún, pero espero que pronto. Gracias por tu apoyo y paciencia —respondió Felix.

Los días continuaron pasando, y finalmente, después de varias semanas, Felix pudo regresar a Seúl. Al llegar, fue directamente a casa de Jisung.

Jisung estaba en la puerta esperándolo, y cuando Felix apareció, corrió hacia él y lo abrazó con fuerza.

—Felix, te he extrañado tanto —dijo Jisung, sintiendo que un gran peso se levantaba de su pecho.

—Yo también te he extrañado, Jisung. Gracias por ser tan comprensivo —respondió Felix, abrazándolo aún más fuerte.

Entraron al apartamento, donde Jisung había preparado una cena especial para celebrar su regreso. Hablaron durante horas, poniéndose al día sobre todo lo que había pasado y reafirmando su amor y compromiso.

—Sabes, todo esto me ha hecho darme cuenta de lo importante que eres para mí, Jisung. No quiero perderte nunca —dijo Felix, mirándolo con seriedad.

—Yo tampoco quiero perderte, Felix. Pasaremos por lo que sea juntos, siempre —respondió Jisung, tomándole la mano.

Se acercaron y se besaron, sellando su promesa con amor y esperanza. Sabían que habría más desafíos en el futuro, pero también sabían que su amor era fuerte y podían superar cualquier cosa juntos.

Esa noche, se quedaron abrazados en el sofá, sintiéndose más unidos que nunca. Era el comienzo de una nueva etapa en su relación, una donde enfrentaban el mundo juntos, con el apoyo y el amor inquebrantable que se tenían.

Todavía te amo.                                                            JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora