Las últimas semanas de embarazo de Felix fueron una montaña rusa de emociones y desafíos. El clima en Australia estaba cambiando hacia el calor del verano, y el calor solo intensificaba el cansancio y las molestias que ya sentía.
El trabajo en la librería se volvió cada vez más agotador (Recien que llego a Australiahabia conseguido un trabajo en una pequeña libreríaen el centro de Sydney). A pesar de sus esfuerzos por mantenerse activo, Felix empezó a sentir los efectos del embarazo en cada rincón de su cuerpo. Las visitas al médico se hicieron más frecuentes, y el control de su salud y la del bebé se volvieron esenciales. La preocupación por la llegada inminente del bebé creció, y los médicos le aconsejaron reducir aún más sus horas de trabajo.
Sus padres, al ver su agotamiento, comenzaron a ayudar más en las tareas diarias. La casa se transformó en un espacio preparado para recibir al bebé, y aunque la preparación era emocionante, también aumentaba la ansiedad de Felix. Cada día parecía una mezcla de alegría y anticipación, pero el peso de la espera también lo mantenía en un estado constante de nerviosismo.
Un día, mientras descansaba en la sala de estar, sintió un dolor fuerte en su abdomen. Llamó a sus padres y los tres se dirigieron rápidamente al hospital. El doctor les aseguró que el dolor era normal y que podría ser una falsa alarma, pero le recomendó a Felix que se quedara en observación.
Felix pasó la noche en el hospital, incapaz de dormir debido a los nervios y las contracciones esporádicas. Sus padres se turnaron para quedarse con él, ofreciéndole palabras de aliento y apoyo. Rose , su amiga cercana, también hizo una visita, trayendo consigo un pequeño ramo de flores y una tarjeta de buenos deseos.
—Te admiro tanto, Felix. Estás haciendo un trabajo increíble —le dijo Rose mientras le daba un abrazo.
Felix sonrió, agradecido por la compañía. La noche pasó lentamente, y al día siguiente, el doctor le informó que todavía no era el momento del parto, pero que el bebé estaba en una posición óptima.
Las semanas siguientes estuvieron marcadas por la preparación final. Felix ajustó el cuarto del bebé, organizando pañales, ropa y todos los elementos necesarios para su hijo. Pasaba horas hablando con el pequeño, contándole historias y cantándole suaves canciones. Cada patada y movimiento en su vientre le recordaba lo cerca que estaba de conocer a su bebé.
Un día, mientras organizaba el armario de ropa del bebé, se sintió abrumado por una oleada de emociones. La realidad de lo que estaba a punto de suceder se hizo palpable, y las lágrimas comenzaron a fluir.
—Estoy listo para esto, ¿verdad? —se preguntó a sí mismo, acariciando su vientre—. Solo quiero que estés bien.
Sus padres le ofrecieron palabras de consuelo y le recordaron que estaba rodeado de amor y apoyo. Ellos estaban tan emocionados como él por la llegada del nuevo miembro de la familia, y su presencia constante le daba a Felix la fuerza para seguir adelante.
Finalmente, en una cálida mañana de diciembre, Felix comenzó a sentir contracciones más regulares y fuertes. Sabía que el momento estaba cerca. Se dirigió al hospital con su padre y su madre a su lado. La sala de parto estaba equipada con todo lo necesario, y el personal médico estaba preparado para recibir al bebé.
El proceso de parto fue largo y agotador, pero Felix se mantuvo enfocado en el final. Cada contracción lo acercaba más a conocer a su hijo. Sus padres se mantuvieron cerca, ofreciendo apoyo y palabras de aliento mientras el dolor se intensificaba.
Finalmente, después de horas de trabajo, el llanto del bebé llenó la sala. Felix, exhausto pero emocionado, miró a su hijo mientras lo colocaban en su pecho. Las lágrimas de felicidad rodaron por sus mejillas mientras sostenía a su bebé por primera vez.
—Hola, pequeño. Finalmente te tengo en mis brazos —susurró Felix, sintiendo una conexión profunda y poderosa.
El pequeño bebé estaba sano y enérgico, y Felix sintió una oleada de amor y gratitud. La llegada de su hijo no solo marcó el final de su embarazo, sino también el comienzo de una nueva etapa llena de promesas y esperanzas.
Felix se quedó en el hospital por unos días para recuperarse y adaptarse a su nuevo rol como padre. Sus padres y Rose estaban allí en cada momento, ayudándolo a ajustarse a la vida con el bebé. Aunque la transición no fue fácil, Felix se sintió más fuerte y más decidido que nunca a darle a su hijo una vida llena de amor y cuidado.
Las últimas semanas de embarazo habían sido desafiantes, pero también transformadoras. Felix había aprendido a enfrentar sus miedos y a abrazar el futuro con esperanza. Con su hijo en brazos, estaba listo para enfrentar cualquier cosa que viniera, sabiendo que el amor y la familia eran su mayor fortaleza.
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Todavía te amo. Jilix
Fanfiction-Felix, esta oferta es todo lo que hemos soñado. Estoy a punto de cumplir mis sueños, y no puedo dejar pasar esta oportunidad. No puedo cuidar de ustedes ahora... -dijo Jisung, su voz rompiéndose al final. ▪︎Historia mía ▪︎Jisung Top/ Felix Bottom...