Cuatro

36 3 0
                                    

Jisung y Felix se encontraron al final del turno de Felix, justo cuando la luz del atardecer comenzaba a teñir de dorado las calles de Seúl. Decidieron caminar juntos hacia el centro de la ciudad, donde había un cine que proyectaba películas independientes.

—¿Qué tipo de películas te gustan? —preguntó Jisung mientras caminaban.

—Me gustan las que me hacen pensar, las que tienen una historia profunda —respondió Felix—. Aunque también disfruto de las comedias de vez en cuando. ¿Y tú?

—Me gustan las películas que cuentan una buena historia, sin importar el género. Creo que podemos encontrar algo que ambos disfrutemos —dijo Jisung, sonriendo.

Llegaron al cine y, después de revisar la cartelera, eligieron una película de drama que ambos estaban de acuerdo en ver. Compraron palomitas y refrescos antes de entrar a la sala.

Durante la película, Jisung no pudo evitar robarle miradas a Felix. Lo veía concentrado en la pantalla, con una expresión de interés genuino. Al final de la película, ambos salieron discutiendo los detalles y las emociones que les había provocado.

—Fue una gran elección, Jisung. Realmente me gustó —dijo Felix, sonriendo ampliamente.

—Me alegra que te haya gustado. ¿Te gustaría caminar un poco más? Hay un parque cerca que es muy bonito de noche —sugirió Jisung.

—Sí, me encantaría —respondió Felix.

Caminando hacia el parque, continuaron su conversación, hablando no solo de la película, sino también de sus vidas. Jisung compartió más sobre su infancia, su familia y cómo la música había sido un escape y una pasión desde siempre. Felix habló de sus sueños de estudiar psicología, de entender a las personas y ayudarlas a superar sus problemas.

—A veces, siento que estoy tan lejos de mis sueños que es difícil creer que algún día los alcanzaré —confesó Felix mientras se sentaban en un banco del parque.

—Todos sentimos eso en algún momento, pero no estás solo en esto, Felix. Me gustaría ayudarte a alcanzar tus sueños, si me lo permites —dijo Jisung, mirándolo a los ojos.

Felix se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Jisung. Había algo en su sinceridad que le hacía creer que realmente quería ayudarlo.

—Gracias, Jisung. Realmente aprecio tu apoyo —dijo Felix, sonriendo tímidamente.

El parque estaba tranquilo y la noche era fresca. Las luces de la ciudad brillaban a lo lejos, creando un ambiente casi mágico. Jisung sintió un impulso y decidió aprovechar el momento.

—Felix, desde que te conocí, no he podido dejar de pensar en ti. Hay algo en ti que me atrae de una manera que no puedo explicar. ¿Te gustaría seguir conociéndonos mejor? —preguntó Jisung, sintiendo su corazón latir con fuerza.

Felix lo miró sorprendido, pero una cálida sonrisa apareció en su rostro.

—Yo también he sentido lo mismo, Jisung. Me gustaría seguir conociéndote mejor —respondió, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro. El momento era perfecto, y ambos sabían que estaban empezando algo especial. Mientras el tiempo pasaba, hablaron de sus planes para el futuro, de sus miedos y esperanzas. Jisung sentía que con cada palabra, cada risa compartida, su conexión con Felix se hacía más fuerte.

Esa noche, mientras se despedían, Jisung sintió que había dado un gran paso hacia algo maravilloso. Felix le había robado el corazón, y él estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para que su conexión floreciera.

—Hasta mañana, Felix —dijo Jisung, sonriendo.

—Hasta mañana, Jisung —respondió Felix, devolviéndole la sonrisa.

Y así, con corazones llenos de esperanza, ambos se dirigieron a casa, sabiendo que su historia apenas comenzaba.

Todavía te amo.                                                            JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora