Cinco

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Los días pasaron, y la conexión entre Jisung y Felix solo se fortaleció. Cada vez que se veían, descubrían algo nuevo el uno del otro, compartiendo risas, historias y sueños. Jisung se daba cuenta de que su atracción por Felix no solo era física, sino también emocional. Felix, por su parte, sentía que Jisung traía una luz a su vida que nunca había experimentado antes.

Una tarde, Jisung invitó a Felix a un picnic en un parque tranquilo fuera de la ciudad. Había preparado todo con cuidado: una manta, una canasta llena de comida y una lista de canciones que sabía que Felix disfrutaría. Cuando Felix llegó, se sorprendió gratamente por el esfuerzo que Jisung había puesto en el evento.

—Esto es increíble, Jisung. No tenías que hacer tanto —dijo Felix, sonriendo mientras se sentaban en la manta.

—Quería hacer algo especial para ti. Te lo mereces —respondió Jisung, sirviendo dos copas de limonada casera.

Pasaron la tarde comiendo, charlando y riendo. Jisung le contó anécdotas divertidas de sus amigos Changbin y BangChan, mientras que Felix compartió historias sobre su familia y sus sueños de juventud. La química entre ellos era innegable, y ambos se sentían cada vez más cómodos en la compañía del otro.

Cuando el sol comenzó a ponerse, Jisung sacó su guitarra y comenzó a tocar una melodía suave. Felix cerró los ojos, dejándose llevar por la música. La voz de Jisung era suave y melódica, y Felix sintió que su corazón se llenaba de una calidez indescriptible.

—Tocas y cantas maravillosamente, Jisung —dijo Felix cuando la canción terminó.

—Gracias, Felix. Canto para alguien que me inspira —respondió Jisung, mirándolo con intensidad.

El momento era perfecto. El sol poniente pintaba el cielo de colores cálidos, y el aire estaba lleno del suave susurro de la naturaleza. Jisung sintió un impulso, una necesidad de expresar lo que sentía en ese instante.

—Felix, hay algo que quiero hacer desde hace tiempo —dijo Jisung, acercándose lentamente.

Felix sintió su corazón latir más rápido, sus ojos se encontraron con los de Jisung, llenos de sinceridad y deseo. Sin decir una palabra, Jisung se inclinó hacia él, cerrando lentamente la distancia entre ellos.

El primer contacto de sus labios fue suave, casi tímido, pero lleno de emoción. Felix respondió al beso con la misma ternura, sintiendo una chispa recorrer todo su cuerpo. El mundo pareció detenerse, dejando solo el momento, la conexión pura entre ambos.

El beso se profundizó, volviéndose más apasionado. Jisung sintió la suavidad de los labios de Felix y el latido de su corazón sincronizándose con el suyo. Cuando finalmente se separaron, ambos estaban sin aliento, pero con una sonrisa de felicidad en sus rostros.

—Eso fue... increíble —murmuró Felix, todavía sintiendo el calor del beso en sus labios.

—Sí, lo fue —respondió Jisung, acariciando suavemente la mejilla de Felix—. Estoy muy feliz de haberte encontrado, Felix.

—Yo también, Jisung. Nunca pensé que algo así pudiera pasarme —dijo Felix, sintiendo una mezcla de alegría y asombro.

Mientras conversaban, el sol se había ocultado por completo y las estrellas comenzaban a brillar en el cielo nocturno. La temperatura bajaba lentamente, pero ninguno de los dos quería moverse de ese lugar tan especial.

—¿Quieres caminar un poco más? —preguntó Jisung, rompiendo el silencio cómodo que se había formado.

—Sí, me encantaría —respondió Felix, tomando la mano de Jisung con una sonrisa.

Comenzaron a caminar por un sendero iluminado solo por la luz de la luna y las estrellas. El parque, normalmente lleno de vida durante el día, ahora estaba en silencio, excepto por el susurro de las hojas y el canto lejano de los grillos. Había algo casi mágico en la atmósfera.

—Jisung, ¿alguna vez has sentido que algo malo está por suceder? —preguntó Felix de repente, con una nota de preocupación en su voz.

—¿A qué te refieres? —Jisung frunció el ceño, notando el cambio en el tono de Felix.

—No lo sé. Solo... tengo esta sensación de que algo está mal —dijo Felix, mirando a su alrededor.

Antes de que Jisung pudiera responder, escucharon un ruido detrás de ellos. Ambos se giraron rápidamente, sus corazones latiendo con fuerza. La oscuridad del parque hacía difícil ver qué había provocado el sonido.

—Debe haber sido un animal —dijo Jisung, tratando de sonar calmado.

—Sí, tal vez —respondió Felix, aunque no parecía convencido.

Continuaron caminando, pero la sensación de inquietud no los abandonó. Jisung se dio cuenta de que el parque estaba mucho más vacío de lo habitual, incluso para una noche. Decidió que era mejor regresar al área más iluminada cerca de la entrada.

—Vamos, volvamos a donde estábamos. No quiero que te sientas incómodo —dijo Jisung, apretando la mano de Felix.

Mientras se dirigían de regreso, otro ruido, esta vez más cerca, los hizo detenerse. Jisung sintió una oleada de adrenalina mientras escaneaba la oscuridad en busca de cualquier señal de peligro. Felix se aferró a él, sus ojos mostrando un destello de miedo.

—Jisung, vámonos de aquí —dijo Felix, su voz temblando.

Justo cuando estaban a punto de correr, una figura emergió de las sombras. Era un hombre mayor, con una linterna en la mano.

—Disculpen, no quise asustarlos. Soy el guardia del parque. Solo estaba haciendo mi ronda —dijo el hombre, con una sonrisa amistosa.

Jisung y Felix se miraron, aliviados.

—Oh, lo siento, no sabíamos que había un guardia de noche —dijo Jisung, soltando una risa nerviosa.

—Está bien, es mi trabajo asegurarme de que todo esté en orden. Pero les recomendaría no quedarse demasiado tarde. Puede ser peligroso por aquí cuando está tan oscuro —advirtió el guardia.

—Gracias, tomaremos tu consejo. Ya nos íbamos —dijo Felix, sonriendo agradecido.

Mientras salían del parque, la tensión entre ellos se desvaneció y comenzaron a reírse de su susto.

—Bueno, eso fue un poco emocionante —dijo Jisung, todavía riendo.

—Sí, definitivamente no lo olvidaré pronto —respondió Felix, sonriendo ampliamente.

Llegaron a la entrada del parque, donde las luces de la ciudad les devolvieron la sensación de seguridad. Se detuvieron un momento, mirándose a los ojos, ambos sintiendo que habían compartido algo especial.

—Gracias por esta noche, Jisung. A pesar del susto, fue increíble —dijo Felix, acercándose más a él.

—Gracias a ti por venir, Felix. Estoy muy feliz de haberte conocido —respondió Jisung, inclinándose para darle un beso en la frente.

—Hasta mañana, Jisung —dijo Felix, sosteniendo su mano un poco más antes de soltarla.

—Hasta mañana, Felix —respondió Jisung, observándolo mientras se alejaba.

Y así, con corazones llenos de amor y esperanza, ambos se dirigieron a casa, sabiendo que su historia de amor acababa de comenzar.

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Esta claro que en este cuento va salir algo mal.

Jaja OK no.... bueno si

Todavía te amo.                                                            JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora